No se ya si el virus es el coronavirus o la clase política en general, pues estos últimos son un virus endémico y muy peligroso. Mienten, ponen paños para amortiguar golpes, no tienen capacitación real para cambiar las cosas, todos les viene grande, utilizan palabras tan rebuscadas que hay que utilizar un traductor cada vez que hablan -y eso que hablan, se supone, el idioma del pueblo-... Todo vale por dinero, la cosa se sigue calentando, se sigue con la censura, borrando cuentas en instagram, twiter y más: un reflejo de la sociedad que tenemos.
Aumentar el sueldo a los sanitarios es lo que tenían que haber hecho. Muchos todavía están esperando cobrar la ayuda desde marzo, pero, a los de arriba, "que no les falte de ná".
El Banco Europeo (la cueva de Ali Baba y los 40 ladrones) se frotan las manos con la llegada de sus acólitos, los políticos. Algunos ciudadanos ya se les esta pasando por la cabeza imágenes de las películas sobre las cartillas de racionamiento. Un día dicen una cosa, otro día otra. ¿A qué estamos jugando? ¿Los que nos llevan saben lo que hacen? Da la sensación de que va a hacer falta que la sociedad toque fondo para que podamos esperar algún cambio.
Hablan mucho de reinventarse, pero ¿cómo se reinventa un pintor, un albañil , un peluquero, un carpintero...? A ver si nos lo pueden explicar en el idioma del pueblo. Pero, y ellos, ¿se reinventan? Porque su manera de proceder ante los conflictos es siempre la misma.
Cuando quiere uno llevar un mensaje que puede ser bueno para la gente, se encuentra sólo con obstáculos, tantos que le llevan a uno a sospechar que vive en una dictadura psicológica y económica, por no añadirle mas elementos. ¿Qué van a hacer si esta situación de desempleados en los países se prolonga en el tiempo? Esperaran, confiando que se mantenga la gente entretenida con la televisión o con algún partido a puerta cerrada. ¿Quieren matar a la gente lentamente? Necesitamos a gente con valores y coraje, sobre todo coraje y ganas de cambiar las cosas, arriesgándose. Eso es lo que necesitamos.
Todavía hay gente que se entretiene en menudencias, como si no pasara nada. Hay gente estupenda, pero cobarde. Gente que habla mucho en la familia, en los bares, pero a la hora de la verdad ... Es necesario tomar conciencia. Necesitamos un país donde las grandes personas sean los que lleven las riendas, que se escuche a la gente buena y los malos, que se pudran en la cárcel.
Y, sobre todo, esto no se arregla peleándonos entre nosotros y dividiéndonos.