- Daniel, ¿tu abuelo tenía un hotel?
- No, ninguno de los dos. Mi abuelo Antonio tenía una carpintería, y mi abuelo Daniel tenía una peca. Aquí.
- ¿Te has inspirado en las historias de tu familia?
- No. Lo cierto es que pocas veces me inspiro en situaciones familiares.
- ¿Cómo surgió la idea de hacer una novela infantil sobre un hotel?
- Un hotel como escenario da mucho juego para inventar personajes, peripecias… En la llamada 'literatura adulta' hay cientos de ejemplos. La infantil no tiene por qué ser una excepción.
- ¿Puedes hacernos una sinopsis en tres líneas?
- Creo que me sobra una. El libro es una suma de vidas ajenas, en un hotel con vida propia. Lo que decía: me sobra una línea.
- Por el hotel pasan varios huéspedes, ¿te has sentido identificado con alguno de ellos?
- Puede ser que en algunos detalles, pero no. Y es que mis experiencias en hoteles no van más allá de ocupar una habitación. Bueno, una noche escuché unas voces raras, pero supongo que serían de la 222.
- ¿Qué personaje te ha resultado más divertido de crear y cuál de ellos te gustaría ser?
- Me gusta mucho el señor que se disfraza de salchicha. Y me gustaría ser el cliente del capítulo 13. El que alquila el hotel al completo. Todo para él.
- ¿Cómo crees que Bea Enríquez completa la novela con sus ilustraciones?
- Completa rasgos que no aparecen en la escritura y modela unos personajes que hasta ese momento no han sido más que palabras.
- ¿Has intentado hacer la receta de la tarta de manzana Gaumont?
- No, pero prometo hacerla en algún momento. Cuando el libro llegue a los cien mil ejemplares vendidos. Aquí queda la promesa.
- La idea de los versos que escribía el abuelo y que tanta importancia se le dan al final del libro, ¿cómo surge?
- Porque, aunque no se diga, el abuelo es un buen lector. La lectura le lleva a la escritura de esos versos (si me lo permiten) tan chulos.
- ¿A un niño por qué le dirías que lo leyese? Y a un profesor o padre, ¿por qué debe leerlo su hijo?
- Yo no soy muy de decir. Se pierden una buena historia si no la leen. Y lo mismo ocurre con padres, maestros, bibliotecarios, enfermeras, cirujanos…
- El jurado dijo que la obra destaca por "ser una novela evocadora de frases poéticas y diálogos surrealistas" y que señalaron que "literariamente es una novela de calidad en la que destacan el nonsense y la ironía que envuelven en un universo que recuerda a las ambientaciones de Wes Anderson".
- Podían haber dicho algo más breve, pero se ve que no tenían prisa.
- ¿Qué importancia tiene para ti ganar un premio literario?
- Pues es un reconocimiento del trabajo hecho. Además de una alegría y un algo de publicidad, que siempre viene bien.
- En una entrevista dijiste que tu biografía cabía en la tapa de un yogurt. ¿Ahora ya cabe mejor en una lata de sardinas?
- Pasan los años, pero no los envases. No hay nada mejor para merendar que una lata de sardinas en aceite de oliva, media docena de aceitunas negras bolvinas del Bajo Aragón, un tomate del huerto de mi tío Pepe, un mendrugo de pan y un buen libro. Este.