Emilio Benito, enfermero y supervisor de SAMUR-Protección Civil, explica que “es fundamental evitar salir a la calle en las horas de máximo calor, aproximadamente entre las 11.00 y las 18.00 horas, y beber abundantemente, para no sufrir episodios de deshidratación”. “Con estas sencillas pautas –añade- podemos evitar sufrir un golpe de calor o llegar a la deshidratación corporal”.
Además, es importante tomar extremar las precauciones con niños y ancianos, población más vulnerable al calor por varios factores.
En el caso de los niños, el porcentaje de agua en su composición corporal es mayor que en un adulto. En un recién nacido alrededor del 70% de su peso corporal es agua, y este porcentaje disminuye progresivamente con los años, hasta que en la edad adulta se sitúa entre un 50 y 60% dependiendo de la edad y el sexo. Por eso, al tener menor volumen, la relación entre su superficie corporal y su peso es mayor, lo que hace que las pérdidas de agua a través de la piel y las mucosas, por evaporación, sean proporcionalmente mayores que en un adulto.
Emilio Benito señala que “es muy importante vigilar la ingesta de líquidos en menores. Si son muy pequeños, no pueden pedir agua, y otras veces, en el caso de niños más mayores puede ocurrir que están distraídos jugando y no la piden, porque no tienen sensación de sed”.
En el caso de las personas mayores, el riesgo de sufrir un golpe de calor aumenta a partir de los 65 años ya que con la edad se reduce la sensación de calor y no notan tanto las altas temperaturas. Por ello, muchos ancianos toman pocas precauciones y se protegen menos.
Este enfermero de SAMUR-Protección Civil advierte que “no hay que llegar a tener la sensación de sed, porque esto ya es síntoma de un inicio de deshidratación”.
Los síntomas de un golpe de calor son varios: confusión, agitación, pérdida de energía, irritabilidad. Si detecta algunos de estos síntomas, pónganse de inmediato a la sombra, beban líquidos y busquen la ayuda de personal sanitario.