El tatuaje es una costumbre que se ha ido convirtiendo en tendencia gracias a celebridades, deportistas y demás personas, cuya popularidad ha influenciado a la sociedad. Hoy en día, ;es muy común ver tinta en la piel de las personas.
Dalia, una consultora de mercado multinacional, ha clasificado los países según su tendencia a tatuarse. 9.054 personas encuestadas de 18 países diferentes han contestado a sus preguntas. Este informe demuestra que España es el sexto país con más tatuados (un 42%). Le sigue Italia, Suecia y EEUU en sentido descendiente. No solo los jóvenes se hacen tatuajes, ya que la media de edad está entre los 30 y 49 años. Y esta costumbre se da más en las mujeres que los hombres. Otro dato curioso es que las personas con un nivel educativo más alto son las que tienen la sensibilidad de tatuarse. Se trata de un 32%. Y la mayoría de los tatuados no se arrepienten (un 72%).
Por otra parte, Market Research Future aporta el siguiente dato: el sector de los tatuajes es un negocio redondo, ya que en los últimos cinco años el dinero que ha invertido la sociedad en tatuarse es de 5.000 millones de dólares.
En la sociedad occidental, esta costumbre empezó a darse alrededor del siglo XIX, gracias a una máquina que introducía la tinta en la piel en diferentes profundidades según la opacidad o transparencia que se deseaba conseguir.
Pero, en el mundo oriental, Japón es uno de los países que se toma este procedimiento como uno artesanal. Con las cañas de bambú, se introduce la tinta de manera muy cuidadosa y manejando las agujas a la vez que las empapan de tinta. Es una técnica muy complicada que requiere experiencia.
La técnica tailandesa es tan antigua que apenas se realiza actualmente. Se hacía con un tubo alargado y puntiagudo mientras se estiraba la piel. Esta técnica se utilizaba con una finalidad religiosa. Los samoanos, sin embargo, tatuaban con un trozo de madera que acababa en varias puntas, como si fuera un rastrillo. Mientras el diseñador plasmaba el dibujo, otra persona se encargaba de sujetar y estirar la piel.
Pero, la técnica moderna que surgió en el siglo XIX, con un aparato diseñado por Thomas Edison. Es mucho más efectiva, ya que ha ido cambiando hasta convertirse en la máquina que todo el mundo conoce en la actualidad. Se trata de una herramienta con agujas que penetran la piel en distintas frecuencias a la vez inyectando la tinta.
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