A finales de la década de los años 50 del siglo XX, en una parcela de situada en el número 67 de la avenida del Cardenal Herrera Oria, vía conocida por los vecinos como la carretera de la Playa, se construyó una fábrica destinada al embotellado de productos lácteos de la empresa burgalesa Compañía Centrales Lecheras Españolas S.A. (CLESA).
Por aquellos primeros años, la producción en la fábrica se basaba principalmente en la elaboración de botellas de cristal de un litro de leche pasteurizada que costaban poco más de cinco pesetas la unidad. Más tarde, la oferta de productos se diversificó con la elaboración de diferentes postres lácteos.
La fábrica de Clesa cesó su actividad a mediados de 2011. Desde entonces, la instalación está cerrada y en estado de abandono, lo que ha provocado un notable deterioro en la construcción. Sin embargo, esta fábrica industrial en desuso ofrece una inmejorable oportunidad para regenerar el entorno urbano y mejorar la demanda de equipamientos públicos y usos dotacionales y terciarios de la zona.
Proyectado por el arquitecto Alejandro de la Sota, junto al ingeniero Manuel Ramos, el edificio se inauguró en 1962. Pronto se convirtió en punto de referencia de la zona norte de Madrid, sobre todo en el distrito de Fuencarral-El Pardo, por tamaño, diseño moderno y por su calidad entre la arquitectura industrial en la España de la época, al ser una de las primeras obras de edificación realizadas en hormigón pretensado. La utilización de este material supuso toda una novedad técnica, ya que permitía mayor flexibilidad en el uso y la optimización de los espacios, facilitando el desplazamiento de la maquinaria y la disposición de las cadenas de producción en la fábrica.
La planta contaba con una superficie de 15.000 metros cuadrados, repartidos en varias edificaciones. La zona destinada a la central lechera se dividía en tres grandes naves paralelas, rodeadas por cuatro plantas de oficinas. Además, el conjunto lo formaban también dos módulos unidos por sendos puentes que se destinaban, uno a los vestuarios y la cocina en la fachada principal; y, el otro, a los laboratorios y zona de recepción de la leche. Las oficinas de administración se situaban estructuralmente separadas de las naves pero adjuntas. Los garajes, calderas y otros servicios estaban en edificios independientes.
Con estas dimensiones y diseño estructural, la fábrica destacaba en el paisaje urbano del norte de la capital y era igual de sorprendente si se visitaba su interior: la instalación podía recorrerse a través de una pasarela elevada que atravesaba longitudinalmente las naves sin interferir en los trabajos que se realizaban en las amplias naves.
Los trabajos en la antigua fábrica de Clesa supondrán una profunda revitalización de este entorno, creando un área de calidad urbanística y arquitectónica muy singular. Además, permitirán seguir avanzando en el reequilibrio territorial de la ciudad.
La actuación se llevará a cabo en un parcela de 37.926.70 metros cuadrados para los que el Ayuntamiento contempla un proyecto que combina innovación y cultura, vinculado a eventos de interés para el distrito y para la ciudad de Madrid. El consistorio busca también que el cercano Hospital Ramón y Cajal se beneficie con espacios para cursos, conferencias y otras actividades del centro médico, que puedan dar lugar a una futura ‘ciudad de la medicina’.
Materializar la idea no ha sido un camino fácil ni corto. Para empezar, el proyecto llevaba parado unos años, por lo que el Ayuntamiento de Madrid, a través del Área de Desarrollo Urbano, ha tenido que retomarlo y realizar algunos cambios en el plan aprobado inicialmente en 2018.
Ahora, la nueva propuesta reduce el impacto negativo sobre el paisaje que tenía la anterior y define mejor toda la zona. Y lo que es más importante, la actuación supondrá una importante revitalización del barrio de Valverde, que contará con nuevas dotaciones culturales y empresariales y una mejora para los vecinos.
Por fin, el proyecto está más cerca de ser una realidad después de que en el último Pleno de Cibeles se haya aprobado por unanimidad la modificación del Plan General de Modificación Urbana (PGOU). Con ello, se logra que la antigua fábrica de Clesa se incluya en el Catálogo de Edificios Protegidos con un nivel 3 de protección, grado parcial. Además, el nuevo planteamiento gana en zonas verdes y espacios públicos, mejora la accesibilidad de la estación de cercanías e incluye la creación de una pasarela peatonal hacia el Hospital Ramón y Cajal.
Con la nueva ordenación aprobada, el Ayuntamiento obtiene mediante cesión el edificio de la fábrica para equipamiento dotacional y con el nuevo proyecto se ganan 10.379 metros cuadrados de zonas verdes. Además, se logra:
- Eliminar los impactos negativos derivados de usos, actividades, construcciones e instalaciones fabriles ya en desuso.
- Reconvertir el entorno inmediato del Hospital Universitario Ramón y Cajal: incorporando zonas para uso docente, cursos y conferencias; áreas de nuevas oficinas y archivos; espacios para el uso de acompañantes de pacientes; plazas e instalaciones hoteleras; aparcamiento, etc.
- Mejorar la accesibilidad a la estación férrea de Cercanías de Ramón y Cajal, posibilitando la ampliación del actual apeadero.
- Favorecer la conectividad peatonal entre ambos lados de la vía férrea, mediante la construcción de una pasarela elevada sobre las vías que enlace el centro hospitalario con la parcela pública de uso dotacional de equipamiento y el barrio de Fuencarral.
Encauzados los trámites administrativos, llega el momento de planificar el espacio en el que se levanta la antigua factoría del grupo lechero. Dejemos volar la imaginación y pensemos en un proyecto de urbanismo de vanguardia a la vez que sostenible, acorde con una ciudad del siglo XXI. Imaginemos un espacio con zonas verdes y equipamientos eficientes que aporten unas condiciones de uso y habitabilidad confortables y seguras.
Y las ideas están en proceso. El Ayuntamiento ha presentado este proyecto, junto a dos más en los distritos de Barajas y Villa de Vallecas, en la segunda edición del concurso internacional 'Reinventing Cities', organizado por la red de ciudades C40, para impulsar la regeneración de áreas urbanas degradas y reconvertirlas en centros de actividad. El propósito para este edificio es que tenga la máxima eficiencia energética y respete la esencia de su construcción.
Como ha sucedido en muchos otros ámbitos, el decreto del estado de alarma provocado por la COVID-19 ha trastocado el desarrollo normal del concurso. En estos momentos, ya se han seleccionado los equipos que durante el mes de agosto tienen que presentar propuestas que incluyan un anteproyecto arquitectónico y un estudio de negocio que garantice la viabilidad financiera y jurídica de las mismas.
De los equipos presentados, los elegidos para el proyecto de la fábrica de Clesa-Fuencarral-El Pardo son:
- Clesa +. Representante del equipo: Fegaunión-Unexum
- Fábrica Circular. Representante: Lucía Bentúe y Elisa Pozo arquitectas
- Val-Verde. Representante: Kadans Science Partner
- Margarita Salas. Representante: Gutiérrez de la Fuente Arquitectos
Habrá que esperar a abril de 2021 para despejar la duda y conocer cuáles son los proyectos ganadores.
De lo que no hay duda es de que la actuación en el edificio Clesa y su entorno dará lugar a una transformación urbanística tan sorprendente como en su día lo fue la construcción de una enorme y moderna fábrica en la que se embotellaba leche.