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La COVID-19 amenaza con ampliar la brecha de género

Son muchas las jóvenes que se han quedado sin poder acabar los estudios como consecuencia de la Covid-19, lo que tendrá repercusiones en su bienestar y en el de sus comunidades y sociedades durante toda la vida. En el caso de la India, los principales sitios web de matrimonios han registrado aumentos del 30%, debido a que las familias quieren concertar matrimonios que aseguren el futuro de sus hijas. (Foto: Archivo).

Según este organismo internacional, hay que abordar la desigualdad de ingresos, el crecimiento económico y la resiliencia

Paz Romanillos | Viernes 21 de agosto de 2020
La COVID-19 amenaza con ralentizar el cierre de la brecha de género y con poner en peligro el avance de las mujeres en los últimos 30 años. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la pandemia “ha demostrado tener un efecto desproporcionado en las mujeres”, ya que son ellas las que, mayoritariamente, están en los sectores sociales e informales, los más afectados por la crisis.

“Un diseño adecuado de las políticas para impulsar la recuperación puede mitigar los efectos negativos de la crisis sobre las mujeres y evitar nuevos retrocesos en la igualdad de género. Lo que es bueno para las mujeres es, a la larga, bueno para abordar la desigualdad de ingresos, el crecimiento económico y la resiliencia”, señala el FMI en una reciente publicación.

Pero, ¿cuáles son los factores que hacen que la crisis mundial afecte más a las mujeres?


Trabajan más en sectores sociales

Según datos del FMI, las mujeres trabajan más en los sectores sociales que los hombres. Las industrias de servicios, el comercio minorista, turismo y cuidados, que requieren interacciones personales. “Estos sectores son los más afectados por las medidas higiénico-sanitarias y de distanciamiento social”, recalca el organismo internacional.

Entre abril y junio de 2020, el desempleo entre las mujeres en Estados Unidos fue dos puntos porcentuales superior al de los hombres. Debido a la naturaleza de sus empleos, explica el Fondo Monetario, el teletrabajo no es una opción para muchas de ellas. El 54% de las mujeres que trabajan en sectores sociales no pueden hacerlo a distancia. En el caso de Brasil, se trata del 67%.

Los países de bajo ingreso registran que sólo 12% de la población puede trabajar a distancia. En estos mismos países, las mujeres tienden a trabajar más en el sector informal que los hombres. “El empleo informal, que suele remunerarse en efectivo, sin ninguna supervisión oficial, deja a las mujeres con un salario menor, sin protección de la legislación laboral y sin prestaciones como pensiones o un seguro médico”, señala el FMI.

En Colombia, por ejemplo, la pobreza entre las mujeres ha aumentado un 3,3% debido a la paralización de las actividades económicas.


Más horas en labores no remuneradas

El trabajo doméstico no remunerado de las mujeres se incrementó durante el confinamiento. Muchas han tenido que combinar el teletrabajo con el cuidado de los hijos o de las personas mayores que también tuvieron que quedarse en casa. “Ellas soportan la carga de las responsabilidades del cuidado familiar derivadas de las medidas de paralización”, precisa el FMI.

Tras el levantamiento de las medidas de confinamiento, la vuelta al trabajo de las mujeres también está siendo más lenta. El informe sobre el empleo en Canadá muestra que, en mayo, el trabajo de las mujeres aumentó en 1,1%, en comparación con el 2,4% de los hombres, debido a que persisten cuestiones relacionadas con el cuidado de los hijos.

Además, en las familias con al menos un hijo menor de 6 años, es aproximadamente tres veces más probable que el padre vuelva al trabajo a que lo haga la madre.


Dejar la escuela para trabajar

La complicación laboral de las mujeres, y en especial de las madres solteras, también ha traído repercusiones para las niñas y adolescentes. En muchos países en desarrollo, las chicas jóvenes se ven forzadas a abandonar la escuela y trabajar para complementar el ingreso del hogar. Esto ya se vio reflejado en la llegada de anteriores pandemias a distintas partes del mundo. De acuerdo con el informe del Fondo Malala, el porcentaje de niñas que no asisten a la escuela prácticamente se triplicó en Liberia tras la crisis de ébola y, en Guinea, las niñas tienen una probabilidad un 25% menor que los niños de volver a matricularse.

Según recoge el organismo internacional, en India, desde que entró en vigor el confinamiento de la COVID-19, los principales sitios web de matrimonios han registrado aumentos del 30%, debido a que las familias quieren concertar matrimonios que aseguren el futuro de sus hijas.

“Sin educación, estas niñas sufren una pérdida permanente de capital humano, lo que interrumpe el crecimiento de la productividad y perpetúa el ciclo de pobreza entre las mujeres”, afirma el Fondo Monetario.

Para solucionar este y otros problemas ligados a la crisis, el FMI cree que “es fundamental que las autoridades económicas adopten medidas que limiten los efectos prolongados de la pandemia”. Entre las medidas que proponen están: ampliar el apoyo a los ingresos de la población vulnerable, ofrecer incentivos para compaginar el trabajo con las responsabilidades del cuidado familiar, mejorar el acceso a la atención sanitaria, ampliar el apoyo a las pequeñas empresas, etc. “También es una prioritario eliminar los obstáculos legales que impiden el empoderamiento económico de las mujeres”, precisa el Fondo Monetario.

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