Los nódulos tiroideos son bastante comunes. Mediante exploración física se detectan en un 6.4% de las mujeres y un 1.5% de los hombres. Usando ecografía se pueden detectar en el 19 a 68% de las personas, con más frecuencia en mujeres.
(Foto: QuironSalud).
Los especialistas del complejo hospitalario Ruber Juan Bravo nos explican qué hacer
Redaccion | Miércoles 30 de septiembre de 2020
El primer paso en estos casos es saber si realmente es un nódulo tiroideo, un nódulo en la zona cervical no siempre tiene origen en el tiroides.
Tal y como señala la
Dra. María Cortés Berdonces, especialista en
Endocrinología y Nutrición del complejo hospitalario Ruber Juan Bravo, mediante la
palpación cervical por un médico entrenado se podrá orientar si estamos ante
un nódulo tiroideo, una adenopatía (un ganglio inflamado) u otra patología.Los nódulos tiroideos son bastante comunes. Mediante exploración física
se detectan en un 6.4% de las mujeres y un 1.5% de los hombres. Usando ecografía se pueden detectar en el 19 a 68% de las personas, con más frecuencia en mujeres.
Ante un nódulo tiroideo, el endocrino debe hacer un diagnóstico diferencial entre un cáncer de tiroides (que ocurre en un 5% de los nódulos tiroideos),
un nódulo tiroideo hiperfuncionante (de los que nos alteran la función del tiroides y producen un hipertiroidismo)
o un nódulo benigno no funcionante. Para esto
se realizan varias pruebas, las dos primeras son una ecografía tiroidea y análisis de hormonas tiroideas.
- Ecografía tiroidea: con esta vamos a confirmar el diagnóstico y ver las características ecográficas del nódulo. La ecografía tiroidea es una prueba importantísima que debe ser realizada por un equipo con experiencia en patología tiroidea y ser valorada también por un especialista, ya que aporta datos que orientarán hacia la malignidad o benignidad de la lesión que estamos estudiando. Es por esto que es importante no solo que esté bien realizada e informada, si no que vaya acompañada de imágenes de calidad.
- Análisis de sangre para determinar las hormonas tiroideas y ver si existe alguna alteración de la función tiroidea.
Dependiendo de los resultados,
su endocrino continuará el estudio con otras pruebas si son necesarias:
- Punción aspiración con aguja fina: se hace una punción del nódulo con una aguja fina y se aspira un poco de contenido. Esta prueba es realizada por radiólogos intervencionistas que deben tener experiencia en ella para evitar, en la medida de lo posible, resultados no concluyentes así como complicaciones. El material extraído de la lesión es analizado por un patólogo, la finalidad última es ver el tipo de celularidad para establecer un riesgo de malignidad si lo hay.
- Gammagrafía tiroidea: en ocasiones hay que realizarla cuando se sospecha que el nódulo produce un exceso de hormona tiroidea. En esta prueba se utiliza una pequeña cantidad de contraste radioactivo y se hace una imagen del tiroides.
Con estas pruebas el especialista sabrá, en la mayoría de los casos,
si se trata de un nódulo tiroideo benigno (lo más probable),
un nódulo tiroideo maligno o sospechoso de malignidad,
o un nódulo tóxico (asociado a hipertiroidismo)
- Otras técnicas de imagen que ayudan en algunos casos: radiografía, TAC o resonancia magnética cervico-torácica, según los hallazgos de las anteriores pruebas.
El tratamiento dependerá del diagnóstico
- La mayoría de los casos no requieren tratamiento activo y se hace solo un seguimiento con analítica y ecografía para vigilar la evolución.
- Tratamiento con Iodo radioactivo: es una pastilla o líquido de yodo con una cantidad muy pequeña de radiación. Este tratamiento se realiza por los especialistas de Medicina Nuclear cuando estamos ante un nódulo tiroideo hiperfuncionante.
- Cirugía: se indica cuando hay un cáncer de tiroides (como ya hemos dicho, ocurre en general en un 5% de los nódulos tiroideos diagnosticados) o cuando hay una sospecha de cáncer de tiroides y no se puede confirmar. Hay casos de pacientes con nódulos benignos que por diferentes circunstancias es preciso intervenir, por ejemplo nódulos muy grandes que producen estrechamiento en la tráquea). Es básico contar con un cirujano endocrino experto en esta patología, ya que la cirugía será la base de la curación del cáncer de tiroides y la probabilidad de complicaciones de la cirugía será mucho menor en manos de un cirujano experto. De tratarse de un cáncer de tiroides finalmente, tras la cirugía hay que valorar otros posibles tratamientos, pero esto os lo contaremos de forma más detallada en una entrada futura.
En cualquier caso,
ante la sospecha de un nódulo tiroideo debes saber que es importante estudiarlo, pero,
¡tranquilidad!, con una alta probabilidad se tratará de una patología benigna que no te dará ningún problema.
No dejes de acudir a tu endocrino para que te valore: a él le podrás consultar todas tus dudas.
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