El objetivo de estas visitas informativas es promover el uso del nuevo contenedor de tapa marrón en la ciudad de Madrid para los residuos de origen orgánico.
Esta campaña, ha señalado el delegado, “busca el diálogo con los sectores clave de la población madrileña: residentes, porteros, comerciantes, asociaciones, comunidad educativa y personal municipal. Porque la colaboración de todos es fundamental para mejorar la separación en origen y el tratamiento posterior del total de los residuos urbanos generados en Madrid. De esta manera, estaremos más cerca de llegar al objetivo fijado por la normativa europea, para que un mínimo del 50% en peso de los residuos procedentes de hogares y comercios se destine al reciclaje o a su reutilización como recurso”.
Durante esta primera etapa de la campaña, focalizada en el distrito de Centro, se han llevado a cabo acciones informativas presenciales en portales de edificios y en comercios y restaurantes generadores de residuos orgánicos. En total, se han visitado 6.379 portales -informando a 500 porteros- y 3.833 comercios. Además, se han realizado más de 350 encuestas a los residentes de ese distrito.
Una vez finalizada la fase informativa en Centro, las acciones se están extendiendo paulatinamente al resto de los distritos. Visitas a comercios y portales, sesiones informativas, estands en calle para informar y entregar material de la campaña, actividades educativas en centros docentes y charlas en asociaciones son algunas de las acciones que engloba la campaña.
Desde que Madrid comenzó la separación selectiva del residuo orgánico, se han recogido, hasta el momento, más de 300.000 toneladas que son reutilizadas como fertilizante natural y energía. Actualmente, los residuos reciclables suponen ya el 40% del total recogido y transportado y la tendencia es creciente, desde el 14% en 2016.
El biorresiduo se aprovecha como material fertilizante y como generador de energía (biogás) y con su recuperación por separado se evita la emisión a la atmósfera de gases de efecto invernadero.
El 1 de noviembre de 2017 comenzaba un proyecto piloto en la recogida selectiva de la fracción orgánica, en 17 ámbitos de diez distritos de la ciudad, dando servicio a una población de 255.000 habitantes. Después, vino la primera ampliación, en el último trimestre de 2018, cuando se extendió esta recogida selectiva del residuo orgánico a 12 distritos completos, los diez donde se había llevado a cabo la experiencia piloto, así como los distritos de Villa de Vallecas y Vicálvaro.
En una segunda fase de ampliación, en el último trimestre de 2019, se amplió esta recogida selectiva a otros ocho distritos: Retiro, Salamanca, Chamartín, Fuencarral-El Pardo, Carabanchel, Usera, Moratalaz y Barajas.
Durante estas primeras ampliaciones, se incrementó la recogida de la orgánica hasta un 570%, en noviembre de 2018 respecto al mismo mes de 2017. En la segunda ampliación se aumentó a un 200% y, en julio de 2020, se recogió un 60% más de biorresiduo que en el mismo mes de 2019.
Los restos de materia orgánica de domicilios y establecimientos de hostelería están formados por desperdicios de fruta, verdura, cocinados de carne, pescado y marisco, frutos secos, infusiones, posos de café, cáscaras de huevo y otros restos de comida, además de serrín, papel de cocina y servilletas usadas, papel y cartón manchados de aceite o alimentos, así como plantas, hojarasca o flores.
Los restos orgánicos han de separarse del resto no reciclable (tapa naranja) y depositarse en los contenedores grises con tapa marrón que el Ayuntamiento ha instalado en la vía pública y en los cubos del mismo color que ha distribuido a las comunidades de vecinos. En ambos casos, la recogida se realiza todos los días de la semana, incluso festivos, mediante camiones recolectores y compactadores con categoría ambiental ECO, sin mezclar con otra fracción de residuo.
Otro tipo de residuos no reciclables, como los pañales, toallitas húmedas, colillas, pelo, excrementos de animales, arena de gato, chicles o polvo de barrer deben depositarse en los contenedores y cubos de resto, los grises de tapa naranja.
El biorresiduo se aprovecha como material fertilizante y como generador de energía (biogás). Con su recuperación por separado se evita la emisión a la atmósfera de gases de efecto invernadero y de malos olores, se reduce la cantidad de residuos que llegan al vertedero, aumentando su vida útil y se mejora la recogida selectiva del resto de los residuos reciclables.