En lugar de dar pasos más amplios, en los que el peso del cuerpo queda entre los dos pies y se apoya el talón, se debe hacer con pasos más cortos y llevando el cuerpo un poco adelantado, de manera que el peso caiga sobre el pie que avanza, y que este se apoye de plano, con toda la planta del pie a la vez.
El objetivo es que el peso del cuerpo apoye en un ángulo perpendicular a la superficie del suelo, para reducir el riesgo de que se produzca un deslizamiento del talón y que literalmente nos caigamos de espaldas.
"Pasos lentos y muy cortos para incrementar la estabilidad, con el tronco lo más recto posible sobre el pie que se va a apoyar en el suelo, para proporcionar un apoyo natural más firme y seguro", han dicho desde la organización.
Además, han destacado la importancia de que el calzado tenga una buena sujeción al pie, con una buena suela de goma antideslizante y pueda aumentarse el agarre con cadenas de pies o bridas. Otro consejo básico es utilizar guantes, para poder tener las manos libres, fuera de los bolsillos, y poder emplearlas para equilibrarnos o como apoyo para frenar el golpe, si por desgracia se produce una caída.
"Parece lógico también evitar tener las manos ocupadas y llevar peso extra que pueda favorecer un desequilibrio, como ocurriría si vamos cargando con bolsas de compra. Es verdad que esta marcha no es muy rápida y elegante, pero lo importante es llegar sanos y salvos", han zanjado.