Durante la mañana retomarán también los trabajos de desescombrado de todos elementos inestables dañados por la onda expansiva junto a otros organismo municipales, ya con maquinaria pesada de obra. Los profesionales trabajaron parte de la noche asegurando la zona, eliminando elementos de los edificios colindantes que corrían riesgo de caer a la vía pública.
Una vez revisen todas las estancias y el estado del edificio, cederán los trabajos a los técnicos de Edificación Deficiente del Consistorio, que serán los responsables de llevar a cabo el derribo controlado del edificio por los daños estructurales, como ha avanzado el concejal delegado de Desarrollo Urbano, Mariano Fuentes.
Han acudido al lugar, desde primeras horas de la mañana, las grúas para empezar el derribo de lo que queda en pie del 98 de la calle de Toledo. Hay que realizar esta operación "muy poco a poco", porque no se puede hacer desde dentro, ante la imposibilidad de pisar esas plantas.
Una máquina excavadora está ya esta mañana quitando también de la calzada los restos de la explosión. También se seguirá inspeccionando los edificios aledaños, para comprobar si la defragración ha afectado a sus cimientos y estructura, y dejar que los seguros comiencen la evaluación de los daños.
La Archidiócesis de Madrid ha informado a primera hora de este jueves de la muerte del sacerdote Rubén Pérez Ayala por las heridas sufridas a causa de la explosión en la residencia sacerdotal, elevando a cuatro las víctimas mortales.
Según ha informado la propia Archidiócesis en su cuenta de Twitter, el sacerdote, de 36 años, habría fallecido a las 1.42 horas de la madrugada de este jueves después de haber sido trasladado al hospital por las heridas.
Pérez Ayala fue ordenado sacerdote por el arzobispo de Madrid, el cardenal Carlos Osoro, el pasado mes de junio tras formarse en el seminario Redemptoris Mater de Madrid. La parroquia de Virgen de la Paloma, según ha apuntado la institución, era el primer destino como sacerdote de Pérez Ayala.
La explosión se produjo este miércoles en un edificio perteneciente a la Parroquia de la Virgen de la Paloma y San Pedro el Real, donde se encontraban los salones y la vivienda de los sacerdotes. Hasta ahora, entre las víctimas figuran un hombre de 85 años, que transitaba por la calle en el momento de la deflagración, y otro que también pasaba por la vía urbana. El tercer muerto fue el técnico de calderas.
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha destacado este jueves la labor de los vecinos de la calle de Toledo, que ayer, tras la explosión en el 98, "se lanzaron a la calle a retirar cascotes y a ayudar a heridos".
Así lo ha valorado en una entrevista en Telecinco, en la que ha lamentado el fallecimiento de cuatro personas por la deflagración. Si bien, ha apuntado que "la tragedia podría haber sido infinitamente mayor", pero que "gracias" a la nieve y el hielo en el colegio La Salle La Paloma los alumnos no estaban fuera.
El regidor ha reiterado que, de forma controlada, se van a derribar las plantas altas del edificio, completamente destrozadas tras la explosión, y aún así queda "revisar el edificio de la residencia de personas mayores", así como desescombrar el patio del colegio "y hacer también revisiones".
También ha asegurado que la Junta de distrito de Centro ha establecido un "canal de atención" para todas las personas que han sido atendidas.