La iniciativa consiste en convertir calles adyacentes a los colegios en zona segura de juegos para los niños, cortando el tráfico a la salida de las clases, repitiéndose los viernes cada dos semanas mientras no se den "cambios sustanciales y generalizados".
Los nueve colegios madrileños que se suman a la 'revuelta escolar' son Asunción Ricón, Rufino Blanco y Fernando el Católico, en el distrito de Chamberí; Palacio Valdés, en el distrito de Centro; Menéndez Pelayo y Miguel de Unamuno, en el distrito de Arganzuela; Juan Zaragüeta, en el distrito de Hortaleza, y Lope de Vega, en el distrito de Carabanchel.
En palabras de una representante de la AFA del Menéndez Pelayo, Corita Guisado, el objetivo de la revuelta es conseguir entornos escolares "donde la infancia pueda moverse con libertad, con seguridad y con autonomía", según ha explicado.
A su juicio, "es muy evidente" que el distrito de Arganzuela, donde se encuentra este colegio, en las inmediaciones de la Estación de Atocha, "no cuenta con un diseño urbanístico que esté priorizando el movimiento de los peatones frente al movimiento de los vehículos", y "dentro de este diseño urbanístico el derecho de juego de la infancia ni siquiera está contemplado".
"La infancia no puede jugar en las aceras, la mayoría de ellas son muy estrechas", ha señalado en alusión al distrito de Arganzuela, que además considera que "está muy dejado, en cuanto al mantenimiento y la limpieza", debido a que "las aceras que rodean el colegio siempre están llenas de orines, de excrementos de perro y con bolsas de basura que no se terminan de recoger".
Además, ha subrayado que no sólo no es seguro dejar que los niños jueguen libremente en las aceras, sino "ni siquiera que salgan relajadamente del cole", porque "a menos de dos metros están pasando los automóviles".
Guisado ha apuntado que, muchas veces, esta sensación de inseguridad y de incomodidad hace que las familias opten por ir al colegio en coche, "con lo cual se agrava el problema".
Por otro lado, está el "ruido continuo" al que están sometidos los escolares, más en situación de pandemia, porque hay que dejar las ventanas abiertas.
En el caso de este centro, justo enfrente se extiende una fila de taxis que dan servicio a la Estación de Atocha y que en vez de estar con el motor apagado lo dejan encendido aumentando el ruido y la contaminación, en un punto de la capital rodeado por calles como el Paseo de las Delicias, que es "una autopista urbana".
"Este movimiento está hecho para nosotros", ha resumido Guisado, quien ha explicado que la 'revuelta escolar' se materializará en un "evento festivo", cortando 120 metros de la calle de Murcia, entre las calles Méndez Álvaro y Rafael de Riego.
"Queremos poner de manifiesto que los espacios que hay alrededor del colegio se deberían utilizar para continuar con la labor de educación", ha agregado, y ha precisado que habrá "juegos tradicionales", respetando las medidas de protección frente a la COVID-19.
Tras aclarar que "esto no es una lucha contra los coches", ha apelado a la "convivencia" entre los adultos, la infancia y los vehículos, porque, aunque "es obvio que tiene que haber vehículos, tiene que haber espacio para todos, también para los peatones".
Otra problemática a la que se enfrenta este centro es que, después de que su "larga lucha por la pacificación de los espacios" se haya visto recompensada con la ampliación de la acera frente a una de sus puertas, el "gozo" le ha durado "menos de lo que ha tardado en secarse el cemento del nuevo acerado", porque "antes de poder aprovechar la acera ensanchada para poder jugar y poder salir tranquilamente los niños y las niñas del cole se ha ocupado por los dos bares que hay alrededor".
"Al igual que esto no es una lucha contra el coche, esto no es una lucha contra las terrazas ni contra la hostelería, pero no deja de resultar paradójico que la acera ensanchada de un centro escolar no se puede utilizar por la infancia para salir tranquilamente y para jugar y sí que en cambio se puede utilizar por los adultos, pudiendo consumir alcohol y fumar tranquilamente a menos de dos metros de la puerta del colegio", ha expuesto.
Por su parte, una portavoz de las familias del Miguel de Unamuno, Verónica Martínez, ha explicado que se trata de una reivindicación que se quiere hacer de manera festiva por los niños, y que se trata de reclamar el "derecho a tener salud", frente a la contaminación, el ruido y la falta de espacio.
Aparte de los efectos de la contaminación y el ruido en la salud y el desarrollo cognitivo de los niños, las familias aducen que, en la actual situación de pandemia de COVID-19, la necesidad de más espacio para mantener la distancia de seguridad en las entradas y salidas es más evidente que nunca.
A nivel nacional, 80 AFAs de siete ciudades (Badalona, Barcelona, Bilbao, Girona, Madrid, Sabadell y Sant Cugat) promueven, este viernes, 67 cortes de calles aledañas a los centros escolares, en la que es ya la sexta protesta de la 'revuelta escolar'.