Un acto que dará el pistoletazo de salida a una intensa agenda de mítines y encuentros con colectivos de toda la región en busca de superar el 5% de los votos, que le daría representación en la Asamblea, volver a ser "decisivo" en el Gobierno autonómico y reivindicar la importancia del "centro" frente a los "extremismos".
Como ya sucediese en la presentación de su candidatura, Bal volverá a contar con la presidenta nacional del partido, Inés Arrimadas, y la vicealcaldesa de la capital, Begoña Villacís, figuras que le han acompañado en varias ocasiones en la precampaña.
Ciudadanos se enfrenta a unos comicios decisivos e inesperados, que comenzaban con una convocatoria adelantada por la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, que les situaba a ellos en el centro de la polémica.
La moción de censura en Murcia entre Cs y PSOE para desbancar al PP generaba una ola de inestabilidad en España, que finalmente se saldó con la ruptura del Gobierno de coalición de Madrid y el cese de todos los cargos 'naranjas' en el mismo. Ayuso argumentó que se estaba gestando una operación similar para echarla a ella de Sol, un extremo que Ciudadanos ha desmentido reiteradas veces explicando que de haber querido hacerlo lo habrían presentado a la vez, sin dejar margen a la convocatoria de elecciones.
Un relato por el que han llamado "caprichosa" a la presidenta y la han acusado de llamar a las urnas únicamente en busca de "una mayoría absoluta" a pesar de la "estabilidad" de la que gozan otras coaliciones entre Cs y PP, como en el Ayuntamiento de Madrid, la Junta de Andalucía o la Junta de Castilla y León.
Bal aterrizaba en la campaña madrileña hace algo menos de un mes, llegado desde el Congreso de los Diputados. Tras el fin del Ejecutivo autonómico, los 'naranjas' se encontraban ante la disyuntiva de si seguir apostando por el exvicepresidente cesado, Ignacio Aguado, o buscar otras fórmulas.
Fue precisamente Aguado quien dio un paso a un lado y llamó personalmente a Bal para convencerle de que era "la mejor opción" para batirse en las urnas en unos comicios que ya se perfilaban como un choque con tintes nacionales por la animadversión de Ayuso y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Este carácter se intensificó con la posterior llegada del exvicepresidente segundo, Pablo Iglesias, a la cabeza de Unidas Podemos.
Así, apenas unos días después del anuncio de que se presentaría a las primarias, el ahora candidato conseguía una holgada mayoría y se lanzaba a una intensa precampaña rodeado del equipo que tenía su predecesor. Una hoja de ruta que ha descrito como política "a pie de calle" y centrada en "los problemas de los madrileños", huyendo de eslóganes y de "extremismos".
Este arranque de campaña viene precedido del acto de presentación de la candidatura en el que Bal se dio a conocer en la política madrileña y fijó varios ejes de su propuesta electoral: lograr situar al partido como "clave" en el Gobierno regional y evitar que esta capacidad para condicionar políticas públicas esté en manos de Más Madrid, Podemos y Vox.
Esta intención de evitar la presencia de extremismos pasa por reeditar el Gobierno de coalición con PP, que hasta las elecciones "había cumplido el 80%" del acuerdo de 155 puntos alrededor del que se constituyó. Sería una apuesta que, a su parecer, no conllevaría una "traición" a Aguado y a su equipo.
De hecho, las propuestas de su campaña recuperan ejes de la labor de los cinco consejeros 'naranjas' y el vicepresidente cesados por Ayuso. A lo largo de esta precampaña ha desgranado sus propuestas entre las que figuran la integración en el SERMAS de los contratos de apoyo COVID, igual que la incorporación de los profesores de refuerzo por la pandemia.
También ha planteado rebajas fiscales, como recuperar la deducción del IRPF por la compra de vivienda habitual o que se puedan desgravar los tratamientos de fertilidad de mujeres de más de 40 años. Asimismo, ha sugerido un plan de impulso de más de 7.000 millones para el transporte, el abono '30x30' y ayudas directas a empresarios desde el área económica.
Las relaciones entre PP y Cs, ya dañadas por la ruptura del acuerdo, se han enfriado aún más a lo largo de la precampaña, especialmente por los 'fichajes' de los 'populares' de cargos de Ciudadanos.
Se han cambiado de partido tanto diputados de base como nombres más mediáticos, como el exportavoz de Cs en las Cortes Valencianas Toni Cantó, que pretendía integrarse como 'número 5' de la lista de Díaz Ayuso. Esta intención finalmente ha sido truncada por la Justicia, que le considera "inelegible" tras una denuncia del PSOE.
Aún así, Bal ha defendido que él huye de "personalismos" y que lo que primarán serán las propuestas, uno de los aspectos principales de su campaña y una de las críticas que le hace a Ayuso, a quien acusa de "esconderse en un eslogan de 1936".
Esta reedición del pacto deberá ser obligatoriamente sin Vox, a quien Bal ve "incompatible" con la visión liberal de los 'naranjas' y contra el que ha cargado a lo largo de la precampaña.
Ha criticado en varias ocasiones el 'pin parental', que considera que plantea a los menores como una "propiedad privada" de los padres; ha censurado también que la consejera de Educación de Murcia, de este partido, no vaya a ponerse la vacuna o que un diputado de esta formación "negase el cambio climático" en el Congreso.
Asimismo, ve imposible de encajar con Cs la visión "teocéntrica" del partido liderado en Madrid por Rocío Monasterio en temas como la eutanasia o el modelo de familia, "limitado a una mujer y un hombre por la gracia de Dios". "Ayuso tendrá que elegir si quiere un gobierno con Vox o con Ciudadanos", ha zanjado en varias ocasiones.
Al otro lado, también ha negado la posibilidad de pactar con el PSOE de Ángel Gabilondo, por "ir en pack" con Podemos y Más Madrid. Considera que, a pesar de que el socialista ha dicho que no conformaría un ejecutivo con Iglesias, acabarán entendiéndose. Al 'morado' le acusa, entre otros, de fomentar la polarización en la región.
Una de las principales desavenencias con el PSOE, quien ha apelado directamente al votante de Cs, ha sido en torno a la política fiscal, ya que Gabilondo ha prometido no tocarla, mientras la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, planteaba una armonización tributaria. "Cs lo tiene claro, los impuestos se quedarán bajos", aseguraba Bal en uno de sus actos de precampaña.
Descartado así un pacto con el PSOE, Ciudadanos se enfrenta a la campaña mirando únicamente a Ayuso y buscando que el acuerdo que se perfiló en 2019 para durar cuatro años no se trunque a la mitad y los 'naranjas' sean sustituidos por Rocío Monasterio.