Ahora, los seis episodios iniciales de la primera temporada han terminado su emisión en HBO España, dando a los espectadores bastantes explicaciones de las cuestiones principales que la serie había planteado desde el principio.
La verdadera identidad de Amalia True, la naturaleza de ese brillante y misterioso objeto oculto en el subsuelo de Londres y la historia de origen de Maladie son algunos de los aspectos que toca el último capítulo. Escrito por Jane Espenson, incluye tanta información en sus 60 minutos de duración, que no viene mal repasar todas las respuestas que se han dado.
A partir de ahora, a esperar. La segunda mitad de la temporada tiene previsto empezar a rodarse en verano, con una nueva 'showrunner' al frente, tras la marcha de Joss Whedon y, tal vez, veamos esos siguientes seis capítulos ya el año que viene. De momento, esto es lo que ha contado True, el episodio final de esta primera mitad.
Por supuesto, a partir de este momento habrá 'spoilers', con lo que recomendamos no seguir leyendo si aún no se han visto todos los capítulos.
Lo más sorprendente del capítulo sexto es su arranque que, en el mejor estilo del final de primera temporada de Dollhouse, nos lleva al futuro. Allí descubrimos que una raza extraterrestre, los galanthi, llegan a la Tierra para ayudar a los humanos a salvar un planeta que se ha vuelto completamente inhabitable. Sin embargo, los terrícolas se dividen en dos bandos que entran en guerra: uno defiende el planeta y busca colaborar con los galanthi; el otro quiere expulsarlos al precio que sea.
En el primer bando encontramos a Zephyr, una soldado a la que interpreta Claudia Black, toda una clásica de la ciencia ficción televisiva gracias a sus papeles en Farscape y Stargate SG-1. Zephyr sufre un grave estrés postraumático de todos estos años de guerra y ha perdido toda esperanza. El descubrimiento de un galanthi encerrado y torturado en una instalación científica es lo que lo cambiará todo para ella; justo cuando decide suicidarse, el galanthi se marcha llevándose su alma con él, pero en lugar de regresar a su planeta, acaba viajando en el tiempo al Londres victoriano.
Así es como Zephyr acaba en el cuerpo de Molly, que no puede soportar más su vida de desgracias y pobreza y se tira al Támesis. Las pistas que apuntaban que Amalia True no era exactamente quién decía (como su frase al Rey Mendigo de que esa no es su cara) se acaban confirmando.
También descubrimos finalmente cómo se conocieron Molly y Sarah/Maladie y, de paso, Amalia y el doctor Cousens, Lavinia Bidlow y Penance Adair. Al despertarse en un cuerpo que no es el suyo y en una época extraña, Zephyr cree que está en una simulación y acaba en un manicomio. Allí está Sarah, ingresada por algún trastorno sin especificar, que cree identificar en Amalia a un alma gemela, alguien que la cree cuando dice que vio a 'Dios' atravesando el cielo el día que los Tocados adquirieron sus poderes.
Amalia, sin embargo, la traiciona. Demasiado concentrada en salir de allí y en averiguar por qué el galanthi le ha dado otra oportunidad, la entrega al doctor Hague, que llega al manicomio buscando sujetos para sus experimentos. Sabemos que el principal producto de dichos experimentos es el 'nacimiento' de Maladie, de quién todavía no sabemos qué planes tiene después de haber simulado con éxito su muerte.
En la institución, Amalia conoce al doctor Cousens, que es el médico del lugar, y a la señora Bidlow, que la saca de allí para que gestione ese orfanato en el que los 'Tocados' puedan refugiarse. La primera persona a la que Amalia conoce allí es a Penance, que también es, junto con Cousens, la persona a la que primero cuenta Zephyr toda su historia. Menos su nombre; en el futuro, los nombres son sagrados y no se desvelan a no ser que se tenga una gran confianza con la otra persona. Por eso, Amalia termina el episodio confesándoselo a Penance.
The Nevers finaliza su primera mitad de la temporada ofreciendo, finalmente, la historia pasada de su personaje principal y dando un panorama más amplio de lo que está en juego, pero sigue habiendo unas cuantas incógnitas que, seguramente, centrarán la segunda mitad. Por ejemplo, Amalia tiene varios vistazos del futuro cuando encuentra al galanthi y, entre ellos, aparece una voz de mujer que afirma que ella no es la única que viajó con el alienígena. ¿Quién es esa mujer y qué pretende?
No conseguimos averiguar cuál es la agenda de Lavinia Bidlow en su colaboración con el doctor Hague, ni que quieren los dos del galanthi, pero sí parece claro que la temporada se encamina a un enfrentamiento con Massen, al que sí vemos disparando una escopeta.
Lo que también se desvela es que Amalia va a contarles a los residentes del orfanato todo: quién es ella y de dónde proviene, qué es el galanthi y que, en realidad, no sabe cuál es su misión, solo que deben impedir que el futuro acabe siendo tan hostil y horrible.
Por un lado, la mezcla de géneros entre la historia de época y la ciencia ficción futurista, que logra una propuesta visual potente y envolvente. The Nevers entra por los ojos y desde su primera escena se siembra desde el guion la semilla de la curiosidad de por dónde irán los tiros.
El segundo gran acierto es su dúo protagonista, Amalia True y Penance Adair, y la química que desprenden las actrices que les dan vida, Laura Donnelly y Ann Skelly. Su relación en pantalla funciona y, a medida que avanza la serie, destaca como la mejor desarrollada.
Mención especial merece ese policía de vuelta de todo que se resiste a reconocer lo que realmente es y quiere ser: Frank Mundi. En general, el reparto se merece un notable alto. Amy Manson, en el papel de la antes cuerda y ahora desquiciada Maladie, es de las que más recorrido tiene para lucirse. Además, todo lo que tiene que ver con la producción y la posproducción, desde los decorados al vestuario pasando por los efectos especiales cuando toca, funciona.
Y, por último, el sexto episodio, el final antes del parón. Toda una sacudida. Un salto hacia el futuro para desvelar algunas de las incógnitas planteadas por The Nevers. En especial, las que tienen que ver con su protagonista: el verdadero origen de Amalia, qué hace en el Londres victoriano, por qué es cómo es y cuál es su conexión con esa bola brillante azul escondida bajo el suelo de Londres.
A todo eso (y a algunas cosas más) se da respuesta en un capítulo lleno de información y estructurado en partes para que asimilarlo todo resulte más llevadero. Cosa que no es fácil. Decían que este primer bloque cerraría de alguna manera y, efectivamente, lo hace bastante bien. Zanja cosas, pero abre la puerta a otras muchas.
Uno de los aspectos más comentados de la serie al comienzo fue la gran cantidad de personajes que había. Tener una gran cantidad de secundarios pululando alrededor de la trama central enriquecía la historia, sobre todo por la ‘gracia’ de descubrir cuáles eran sus habilidades. Sin embargo, llega un punto que da la impresión de que son subtramas de subtramas desaprovechadas.
Como desaprovechados, o más bien poco explorados, están algunos de los supuestos malos. Maladie es, con diferencia, la mejor en ese apartado. El plan que urde para ser capturada y ejecutada es digno de una versión femenina de El golpe. Pero, no sucede así con el Rey Mendigo o con Lavinia Bidlow (Olivia Williams), que no termina de saberse cuáles son sus intenciones reales, y Lord Massen acaba siendo demasiado obvio, aunque su cara a cara con Amalia vale oro.
El otro ‘pero’ es el ritmo, variable y que, en ocasiones, decae. Hay capítulos muy bien trazados en ese sentido, pero también otros con bajones notables. En definitiva, como el apunte anterior de los villanos, nada que no se pueda mejorar. Lo importante, que era dibujar un universo tan complejo y enrevesado como el de The Nevers con muchos personajes, está hecho. Sentadas las bases, la intención de Amalia True de contar su verdad a los ‘tocados’ apunta alto de cara a lo que está por venir...