Una vez se alcance ese umbral, tendremos que variar el foco y, sin descuidar los aspectos sanitarios, poner todo nuestro esfuerzo, nuestra experiencia y por supuesto toda nuestra atención en encontrar otro tipo de “vacunas” que nos permitan reactivar la economía, la actividad laboral de todos los sectores y, en definitiva, recuperar las demoledoras cifras de caída del PIB, de la destrucción de empresas, y volver a una senda de creación de empleo y de seguridad para pymes, autónomos, familias, etc.
Lo especial de la situación hace que tengamos que agudizar el ingenio. Nunca habíamos vivido una pandemia de estas dimensiones y nunca vimos caer los indicadores económicos tan dramáticamente. Por todo ello, las 'vacunas' a aplicar deben ser singulares y muy especiales.
Pero, si hacemos uso del sentido común -muy recomendable en estos momentos-, debemos tirar del catálogo de soluciones que ya tenemos contrastado que funcionan, que ya se han aplicado en otras ocasiones, con similares o parecidas cifras. En esta ocasión, no hemos escuchado nada sobre la 'prima de riesgo', ni hay que rescatar sistemas bancarios que hubiesen fracasado.
En estos momentos, encontramos las fracturas en muchas familias, que han perdido sus pilares económicos, que han tenido y tienen muchos problemas para cobrar sus ERTEs. Además, vemos como se agotan las ampliaciones y muchos pasarán directamente a EREs, engordando las cifras del paro.
Y las recetas que escuchamos desde el Gobierno de Pedro Sánchez no auguran nada bueno para esas familias, por varias razones:
1. Suben muchos productos básicos de consumo (luz, gasolina, bebidas refrescantes, etc.)
2. No hay una directriz concreta y fiable del uso que se hará de los fondos europeos.
3. Las prioridades de este Gobierno no parecen coincidir con las que demanda la mayoría de la ciudadanía.
Nos encontramos ante una disyuntiva: o gastamos energías en populismos y 'guerras superfluas', que sólo consiguen enfrentar a unos españoles con otros, sin avanzar, o elegimos el camino de la sensatez, del trabajo eficaz, de lo que siempre funciona: gestión, acompañada con la experiencia y la madurez de criterios empresariales.
Leía hace unos días que Mario Draghi, en Italia, se había rodeado de empresarios para la búsqueda de soluciones, que en estos momentos se tienen que empapar de criterios de eficacia y despojarse de disfraces dogmáticos o filosofías políticas.
Necesitamos que esas 'vacunas' tengan el barniz empresarial en su médula y en su génesis, que aporten eficiencia y, por consiguiente, sostengan empresas y tejido productivo y se vuelvan a recuperar esos puestos de trabajo y volvamos a una senda de crecimiento y de bienestar.
Por todo ello, estas 'vacunas' sólo serán eficaces si apoyan a esas pymes y a esas familias, y vemos rebrotar la actividad económica. No se puede quedar atrás la clase media, no saldremos adelante sin el músculo de los autónomos y sin las pymes remando con fuerza.
Estas vacunas también son muy urgentes y el Gobierno de Sánchez no puede mirar a otro lado .