El índice de transmisión de la COVID comenzó a descender a finales de abril y así evolucionó de forma ininterrumpida hasta la semana del 20 de junio cuando, tras unos días de estancamiento, empezó a subir de nuevo, debido al aumento de positivos entre la población joven.
A día de hoy, la curva sigue en ascenso entre la juventud y sus positivos arrastran la incidencia acumulada a catorce días por cada 100.000 habitante de la media nacional situada ya en 204: por edades son los menores de 30 los que copan las infecciones: 584 entre los de 12 a 19 años; 640 de 20 a 29; y 248, de 30 a 39.
Los datos en grupos de más edad son bastante distintos gracias a la vacunación, pero también están subiendo de forma que la incidencia entre los de 40 a 49 años es de 138; 72, entre los de 50 a 59 años; 62,23 los de 60 a 69 años; 25,71 en los de 70 a 79; y 31, en los mayores de 80.
“Lamentablemente, estamos iniciando una quinta ola desde hace días y es muy previsible que siga aumentando”, señala desde la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), Joan Caylà, que, en declaraciones a agencias, destaca que ya hay más de 10 comunidades por encima de los 100 casos por 100.000 habitantes, además los territorios turísticos tienen incidencias “bastante altas”.
Caylá tiene claro que esta ola será distinta a las anteriores, por “la gran suerte” de que la gente más vulnerable, la de más edad, está vacunada. No obstante, advierte de que es posible que algunos de los jóvenes infectados, que en su mayoría son asintomáticos o con signos leves del virus, desarrolle la enfermedad de forma grave y requiera hospitalización incluso precise de cuidados intensivos.
Además, recuerda que hay grupos de población de más edad que no están plenamente vacunados, como los de 60 a 69 años, que al recibir sobre todo el fármaco de AstraZeneca, el tiempo entre dosis es mayor, con lo que están aún expuestos al contagio, sobre todo, con la aparición en escena la variante delta que es más contagiosa si bien puede controlarse con los dos pinchazos.
En el mismo sentido se expresa el profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, Joan Carles March, quien señala que esta es una quinta ola en la población juvenil, ligada al fin del periodo escolar y al ocio nocturno, “que ha generado una sensación de que el virus se ha terminado y los jóvenes han salido en tromba a celebrarlo”.
“Esa sensación de que a los jóvenes el virus no les afecta, que son asintomáticos, está generando la visión de que no pasa nada y la realidad es que pasa, y que no sólo afecta a los más jóvenes, sino a los que aun no están inmunizados y son de riesgo”, abunda March.
A juicio del experto, esta nueva ola “se quedará” en la Atención Primaria. "Lo lógico -expone- es que la mayoría de los jóvenes no precise ingreso hospitalario y vayan muy pocos a las unidades de cuidados intensivos", con lo que considera que la presión recaerá sobre todo los servicios Atención Primaria, que ya están “saturados” y que en estas fechas, además, cuentan con menos personal.
Para el portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitarias (SESPAS), Ildefonso Hernández, la presión en este nivel asistencial “es una piedra en el camino en estos momentos para mucha gente”, sobre todo los crónicos y aquellas personas que viven solas, que finalmente tendrán que ir a urgencias.
"Las vacunas son muy buenas, pero no protegen al 100%", advierte.
La subida de contagios ha coincidido con la flexibilización de medidas como la del uso de mascarilla, que ya no es obligatoria en exteriores siempre que se mantenga una distancia interpersonal con no convivientes de al menos un metro y medio.
Una medida que March considera precipitada. Es de esta opinión porque, cuando lo aprobó el Consejo de Ministros, aún había comunidades con altas cifras de contagios. “Cuando quitas una medida que ha marcado la vida durante tantos meses, da la sensación de que la pandemia se ha terminado y la realidad es que no”, añade el experto.
No obstante, no es partidario de “volver atrás”, pero sí en hacer énfasis para que la gente tenga cuidado, reforzar ese mensaje porque la pandemia sigue aquí.
Caylà también destaca la importancia de recalcar las medidas de prevención, aunque es partidario de “matizar” la medida de las mascarillas, porque, con la situación actual de la variante delta, deben usarse siempre, salvo que se esté en un espacio al aire libre con poca gente o nadie alrededor.
En cuanto al ocio nocturno, este portavoz de la SEE apunta que “lo mejor” es que no estuviera abierto o que fueran a estos locales aquellos con test negativos del virus. “Debemos pensar en la incidencia y si en un lugar cerrado hay gente hacinada bailando y bebiendo, el riesgo es mucho. No hay que minusvalorar esta pandemia”, reitera.
Por su parte, March opina que hay que controlar el ocio nocturno, porque, en interiores, “hay un relajo muy grande” y hacer controles también de botellones y en espacios donde hay mucha gente.
Comunidades como Cantabria ya ha decidido cerrar el ocio nocturno a partir de las 00.00h, desde el 2 de julio, en 16 de sus 102 municipios que están en nivel 2 (medio) de alerta sanitaria.
Los expertos discrepan a la hora de abrir ya, o no, la vacunación a los más jóvenes. Si bien, la secretaria de Estado de Sanidad, Silvia Calzón, destacó en rueda de prensa que “tiene mucho sentido abrir” todos los grupos de edad para la vacunación en verano, con el fin de “no malgastar ninguna dosis” y para “rellenar la agenda” con adolescentes y jóvenes a los que, de otra manera, se tardaría muchas semanas más en comenzar a vacunar.
De hecho, Sanidad y las comunidades abordan esta tarde, en el Consejo Interterritorial de Salud, la posible vacunación de forma generalizada de los menores de 29 años.
La Estrategia de vacunación ya incluye estos grupos de edad que faltaban por vacunar: el 11 ( de 39 a 30 años), el 12 ( de 29 a 20) y el 13 (de 20 hasta los 12 años) y que si bien recomienda seguir el criterio de la edad, también contempla que la inmunización entre ellos se pueda solapar.
Varios territorios han abierto ya la vacunación a los más jóvenes, como Cataluña o Ceuta, o están a punto de hacderlo, como la Comunidad de Madrid.
Para el portavoz de Sespas no hay que cambiar nada y se debe seguir con lo marcado en la Estrategia de vacunación, ya que los de más edad tienen más riesgo que los jóvenes; sin embargo, March apuesta por abrir ya un grupo grande a partir de 12 o 16 años, a los 30.
Con todo ello, los expertos insisten una y otra vez en la necesidad de no bajar la guardia y tratar de que los mensajes calen entre este segmento de la población, a través, por ejemplo, de expertos jóvenes a través de redes sociales o youtubers, según Caylà.
“Debemos alcanzar a la gente joven, que integre los mensajes de que la pandemia continúa entre nosotros y que todo el mundo sabe de sobra cómo se contagia. Debemos seguir, lamentablemente, con mascarilla, distancia y, sobre todo, jóvenes que están en cuarentena que la cumplan”, abunda este experto de la SEE.
Ildefonso Hernández pide a la juventud que sea solidaria, porque “hay riesgo”, sobre todo para los más vulnerables porque el virus sigue ahí y la enfermedad a veces no será leve.
“Podemos salir, disfrutar, ir a la playa, podemos hacer un montón de cosas, pero otras como concentraciones masivas, o estar sin distancia y sin mascarilla, no”.