El acto, organizado por Moncloa, ha guardado muchas similitudes con el primer homenaje que tuvo lugar en el mismo lugar el año pasado, y ha pretendido combinar el recuerdo y el duelo por todas las personas que han perdido la vida desde el inicio de la pandemia con la esperanza que se abre con la vacunación.
Más de un centenar de profesionales sanitarios han fallecido como consecuencia de la COVID19 y cerca de 130.000 se han contagiado. Este homenaje ha querido ofrecer a sus más allegados, sus familiares más cercanos, que han estado presentes en el acto, el consuelo y el agradecimiento de todo el país.
El Consejo de Ministros concedió este martes la Gran Cruz del Mérito Civil a 120 miembros del personal sanitario fallecidos por el virus. El Rey ha entregado 102 de estas condecoraciones a los familiares de los fallecidos, cuatro de manera pública durante la primera parte de la ceremonia y el resto en un acto privado posterior dentro del Palacio.
En este ocasión no han participado en el homenaje la Princesa Leonor ni la infanta Sofía, pero junto con los Reyes sí ha asistido el grueso de las autoridades del Estado, así como representantes de la sociedad civil y del cuerpo diplomático. En total, unas 700 personas.
El Gobierno ha acudido en pleno con la excepción del titular de Interior, Fernando Grande Marlaska, que tenía una reunión del Consejo de Ministros de Interior de la UE. De los presidentes autonómicos han excusado su presencia el lehendakari, Iñigo Urkullu, el catalán, Pere Aragonès, y el extremeño, Guillermo Fernández Vara, según han informado fuentes de Moncloa.
Sí habrá una representación de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), también ha confirmado su presencia el alcalde de Madrid, José Luis Rodríguez Almeida, así como los líderes de PP, Pablo Casado; Ciudadanos, Inés Arrimadas; el portavoz parlamentario del PNV, Aitor Esteban; el secretario general del grupo de Unidas Podemos, Txema Guijarro; el diputado de UPN, Carlos García Adanero, y el portavoz de Junts en el Senado, Josep Lluis Cleries. Como el año pasado, Vox ha decidido desmarcarse de este acto.
La ceremonia civil, conducida por el periodista Fernando Ónega, ha arrancado a las nueve de la mañana, con la entrada de las autoridades a la Plaza de la Armería, donde se han distribuido en asientos colocados formando círculos concéntricos entorno a un pebetero, un diseño similar al utilizado para el primer homenaje de Estado.
Tras la llegada de los Reyes, la Orquesta de Radiotelevisión Española, bajo la batuta de Virginia Martínez, interpretará el himno nacional y el de la Unión Europea y, después, el maestro de ceremonias ha dado la palabra a la cirujana pediátrica del Hospital Universitario de Málaga, María Díaz Diñeiro, que estará acompañada por su madre y sus hermanas.
Son las familiares del doctor Joaquín Díaz Domínguez, que fue director médico y jefe del Servicio de Cirugía y aparato digestivo de hospital madrileño de La Paz, donde murió con 67 años en abril del año pasado, pocos meses después de jubilarse. Su esposa también ejerció como enfermera durante 40 años en ese centro y allí dio a luz a sus tres hijas.
Tras el discurso de la doctora Díaz Diñeiro, se ha encendido la llama votiva y el Rey le ha impuesto la Gran Cruz del Mérito Civil que se ha concedido a su padre, al igual que a los familiares de los otros tres sanitarios fallecidos en representación de todo el colectivo.
Por sugerencia de la Casa del Rey se ha seguido un criterio de edad para la elección de las cuatro familias de los fallecidos que han recibido esta condecoración en público, entre las que está el de mayor edad, el de menor y una doctora no nacida en España pero que hizo aquí casi toda su carrera.
Mientras sonaba el adagio del Concierto para oboe de Alessandro Marcelo en la Plaza de la Armería, recogían las cruces la hija de doctor Jesús Algaba, otorrinolaringólogo de reconocimiento internacional fallecido a los 79 años en San Sebastián, así como los familiares del auxiliar de enfermería del Hospital asturiano de Jove Pablo Riesgo, que enfermó de COVID19, se recuperó, pero después recayó y acabó perdiendo la vida el pasado mes de febrero, con 26 años.
El esposo y el yerno de la ginecóloga Nedialka Veleva, nacida en Bulgaria, pero nacionalizada española, que murió en enero de este año, con 68 años, tras prestar servicio en un centro privado de Palma, también ha recibido la gran cruz de manos del Jefe del Estado durante la ceremonia.
Los Reyes han dejado después una corona a los pies del pebetero y se ha guardado un minuto de silencio con el intermezzo de la ópera Cavalleira rusticana, de Pietro Mascagni, de fondo antes de dar paso a la segunda parte de la ceremonia, que ha tenido como protagonistas a las primeras personas vacunadas en España.
Ónega ha cedido entonces la palabra a Araceli Hidalgo, la afortunada anciana de 97 años a la que se inoculó la primera dosis el pasado mes de diciembre y que alcanzó la 'fama' por ese hito cuando explicó a los medios de comunicación qué había sentido al recibir la vacuna.
Hidalgo sigue viviendo en la Residencia Los Olmos de Guadalajara y, aunque tiene dificultades de movilidad, no ha querido perderse el homenaje ni renunciar a pronunciar unas palabras que ha utilizado para enviar un mensaje a los más jóvenes. Ha estado acompañada por su hija Carmen, su hijo, su nieto y su bisnieta.
También han estado presentes más mayores que estuvieron entre los primeros vacunados en distintas comunidades autónomas y cuyas edades oscilan entre los 78 y los 96 años. Su presencia pretende simbolizar la fuerza de la vacunación, la esperanza de la salida de la pandemia y el valor del colectivo más afectado por la mortalidad en esta crisis.
Tras escucharse el Hallelujah de Leonard Cohen, se ha proyectado un video bajo el título de 'Esperanza', con historiales reales de superación en la pandemia y, a continuación, ha llegado el discurso del Rey.
El acto ha finalizado con la interpretación de la canción Por eso cantamos juntos, compuesta por Josu Elberdin e interpretada por el Orfeón Pamplonés, bajo la dirección de Igor Ijurra Fernández.
El Orfeón Pamplonés es un coro intergeneracional, compuesto por 52 cantantes cuyas edades oscilan entre los siete y los 85 años. Se les ha ofrecido participar en este homenaje como reconocimiento a la iniciativa que tuvieron durante los peores momentos de la pandemia, cuando decidieron ir a cantar desde el exterior de varias residencias de ancianos para consolar a las personas mayores que estaban confinadas.