Aunque los tatuajes son algo que vemos durante todo el año, lo cierto es que en verano parecen tener un resurgimiento más acentuado y, además, se amplía la oferta para aquellos indecisos que no se atreven con uno permanente, ya que cuentan con la opción de la henna.
Este tipo de tatuajes temporales se exponen de manera muy visual a los veraneantes, que los pueden encontrar incluso en los mercadillos y en la playa, y que atraen de forma muy especial a los niños. Sin embargo, esto que parece tan inofensivo se puede convertir en una pesadilla debido a las reacciones alérgicas que puede provocar en algunos casos. Por esta razón, te enseñamos a diferenciar los tipos de henna y te contamos los riesgos de estas modas.
La henna como tal es un tinte natural que procede de las hojas de un arbusto y que se utiliza desde antiguo en ciertos países para decorar la piel con diferentes dibujos. La doctora Cristina Ortega Casanueva, pediatra y alergóloga del Hospital Quirónsalud San José, nos apunta que "si bien es cierto que la natural no recibe ningún tipo de aditivo, la que llamamos ‘henna negra’ sí lleva unos colorantes que son potencialmente tóxicos".
En concreto, ‘la henna negra’ no existe de manera natural, sino que se consigue añadiendo otros compuestos a la henna natural, de modo que se oscurece y también se obtiene una mayor duración del dibujo. En este sentido, la doctora Ana Pérez Montero, jefa del servicio de Alergología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, nos indica que "uno de los componentes que tiene la henna negra es parafenilendiamina, PPD, que tiene un gran poder sensibilizarte y se conoce como inductor de dermatitis de contacto alérgica".
Es habitual encontrar este componente en los tintes capilares semipermanentes y permanentes en una cantidad controlada. Al respecto, la doctora Pérez concreta que "la PPD no debe estar a una concentración mayor del 6% y no puede aplicarse directamente sobre la piel, cejas o pestañas, pero en los tatuajes de henna negra no se especifica esta concentración".
Lo que las distingue es su color:
- Marrón verdoso para la natural, que proporciona el clásico tatuaje de tono rojizo.
- Negro brillante para la tintada de manera artificial.
Si no estamos seguros del tipo de henna que nos están ofreciendo, una buena pista puede ser el tiempo que perdura en la piel, tal como detalla la doctora Ortega: "Si es natural, nos dirán que el tatuaje solo durará un par de días, y se necesita que la piel esté más tiempo en contacto con el tinte, mientras que si es negra la coloración persistirá al menos una semana y el tiempo de aplicación es menor".
Pese a parecer algo totalmente inofensivo, hay que tener cuidado con la piel de los niños, que es más delicada y puede reaccionar ante los tintes de la henna, especialmente la negra.
La doctora Ortega nos advierte que "no tiene por qué haber ningún problema, pero sí debemos estar atentos y evitar los tatuajes en los que se prometa larga duración, ya que en algunos niños se pueden producir reacciones alérgicas cutáneas graves".
Es necesario acudir de manera inmediata al pediatra si después de realizar un tatuaje de henna, el niño presenta los siguientes síntomas:
- Picor
- Enrojecimiento de la piel
- Inflamación de la zona tatuada
- Ampollas alrededor del dibujo
Cabe tener en cuenta que la reacción alérgica a la henna puede aparecer durante las horas siguientes o incluso semanas después.