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'West side story', según Steven Spielberg

En la cinta que llega este miércoles a los cines de todo el mundo, la música tiene aún más protagonismo que en la primera versión. Ha sido grabada bajo la dirección de Gustavo Dudamel y con nuevos arreglos, para potenciar su lado más latino. (Foto: The Walt Disney Company).

Se estrena este miércoles en 357 cine de toda España

Carlota García-Ruiz | Martes 21 de diciembre de 2021
La nueva película de Steven Spielberg se estrena este miércoles, 22 de diciembre, en 450 pantallas de 357 cines de España. En 1961, la versión original se llevó 10 Oscar y se convirtió en uno de los musicales mejor valorados de la historia del cine. 60 años después, Spielberg ha hecho una nueva versión más realista y con el español más presente que en la original.

El director consideraba que Hollywood tenía una cuenta pendiente con el musical, porque en la versión de Robert Wise apenas había intérpretes puertorriqueños, pese a que la historia es el enfrentamiento entre los recién llegados de Puerto Rico y los neoyorquinos.

Eso sí lo ha cambiado, tanto que el inglés y el español (sin subtítulos) comparten espacio y peso en la película, excepto en las canciones, ya que se conservan las preciosas partituras originales de Leonard Berstein, con letra en inglés de Stephen Sondheim.

Y los protagonistas corresponden ahora un poco más a los personajes que interpretan. Rachel Zegler (María) es estadounidense, pero su madre es de origen colombiano, mientras que Natalie Wood, que la interpretó hace 50 años, era de origen ruso.

Ariana DeBose (Anita) no mejora a Rita Moreno, que era nacida en Puerto Rico. Ella es sólo de padre puertorriqueño. Pero, David Álvarez (Bernardo), aunque canadiense, es de padres cubanos, mientras que George Chakiris era americano de origen griego.

También hay más espectáculo en los números musicales y mayor tensión narrativa, como es lógico siendo el realizador Spielberg, que sin embargo ha casi calcado la estructura narrativa.

Hay apenas unos cambios en los personajes: el rol que desempeñaba Doc, el dueño del bar que hace 50 años daba cobijo a las dos bandas, pasa a ocuparlo su viuda, Valentina, en la versión de Spielberg.

Un cambio para introducir un personaje que sirve como homenaje y enlace con la película protagonizada por Natalie Wood y Richard Beymer, cuyo Tony tiene ahora el rostro (y la preciosa voz) de Ansel Elgort, si bien como actor resulta más inexpresivo.

Y es que en este nuevo filme, Valentina es Rita Moreno, la actriz de origen puertorriqueño que en 1961 daba vida a Anita, la novia de Bernardo.

Spielberg ha modificado lo suficiente la historia para darle más relevancia al nuevo personaje de Valentina, que además se apropia de una de las canciones más bonitas de la película, Somewhere, que en la cinta de hace 50 años suponía uno de los climax de la historia y era cantada por Tony y María.

Las voces son otro de los cambios introducidos por Spielberg. Hace 50 años hubo una cierta polémica y un malestar por parte de Natalie Wood, que llegó a grabar las canciones, pero finalmente todos los temas fueron interpretados por cantantes profesionales, los suyos y los del resto de personajes.

En la cinta que llega este miércoles a los cines de todo el mundo, la música tiene aún más protagonismo que en la primera versión. Ha sido grabada bajo la dirección de Gustavo Dudamel y con nuevos arreglos, para potenciar su lado más latino.

Y, además, han sido los actores los que han cantado y grabado los temas del filme: son las voces de Rachel Zegler (María), Ansel Elgort (Tony), Ariana De Bose (Anita) o David Álvarez (Bernardo) las que se escuchan.

Otro cambio notable es la mayor conciencia y crítica social de un filme que, sin embargo, conserva el tono naif de la película original, tanto que resulta un poco desfasado.

Pese a que las mujeres tienen algo más de peso en la historia, que hay diálogos en los que queda mucho más claro el racismo presente en el Nueva York de los años cincuenta y la pobreza que asolaba un barrio que luego se convertiría en la meca del lujo, la película se queda un poco en la superficie en lo que a conciencia se refiere.

Las partes del diálogo -muchas más que en la película de 1961, en la que prácticamente se saltaba de una canción a otra- sirven, además, para desarrollar un poco más a los personajes y las relaciones entre ellos, que en la primera apenas estaba esbozado.

Pero, como señaló Spielberg en una reciente entrevista, "sencillamente, hemos vuelto a rodar la película para una nueva generación".

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