La investigación se desarrolló a mediados del pasado mes de diciembre, cuando los agentes en el marco de un dispositivo contra el cultivo de marihuana en el interior de domicilios particulares, percibieron que de una vivienda emanaba un fuerte olor a esta sustancia, sospechando que podría albergar en el interior una plantación.
Por tales hechos, la Policía estableció un dispositivo tendente a la localización de los propietarios. En el transcurso del mismo, localizaron a cuatro personas a bordo de un vehículo que circulaba por las proximidades del chalet, el cual hacía ademán de detenerse en la puerta del mismo, sin embargo volvía a emprender la marcha, llevando a cabo maniobras huidizas.
Finalmente, fueron interceptados tras comprobar los agentes que se trataba de la familia que residía en el inmueble. Posteriormente, los agentes efectuaron una entrada y registro en la morada, la cual contaba con más de 500 metros cuadrados, construidos en tres plantas y dos viviendas anexas a la principal.
Tras acceder a la zona ajardinada, localizaron la puerta del sótano, pudiendo percibir un olor intenso a marihuana. Seguidamente, los agentes confirmaron sus sospechas al asomarse y observar una gran multitud de plantas de dicha sustancia en el interior del sótano.
No pasó desapercibido el gran lujo del lugar, disponiendo de una piscina climatizada y un jacuzzi en el exterior, además de un elevado nivel adquisitivo de la familia, que contaba con un vestidor repleto de prendas de prestigiosas marcas.
Se intervinieron un total de 632 plantas de marihuana, así como múltiples útiles para el cultivo, además de diversas armas, tales como: un machete, un cuchillo de combate, una navaja de grandes dimensiones y 13 cartuchos de arma de fuego.
Además, los investigadores también determinaron que existían dos enganches eléctricos ilegales, uno aéreo y otro subterráneo. Los cuatro arrestados pasaron a disposición de la autoridad judicial como presuntos responsables de los delitos contra la salud pública y defraudación del fluido eléctrico.