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Japón y la maternidad, según Lacombe

Tras el éxito de 'Historias de fantasmas de Japón', el artista Benjamin Lacombe vuelve a encontrarse con la voz de Lafcadio Hearn para ilustrar nueve relatos tradicionales nipones y descubrirnos nuevas criaturas intimidantes y fascinantes. (Foto: Edelvives).

Además, el reino animal es el protagonista del libro infantil 'La mejor mamá del mundo', editado por Lunwerg

Paz Romanillos | Viernes 28 de enero de 2022
El prestigioso ilustrador francés ha presentado sus últimos trabajos, 'Espíritus y criaturas de Japón', una cuidada versión ilustrada de los relatos tradicionales nipones que Lafcadio Hearn rescató en el siglo XIX, y el álbum infantil 'La mejor mamá del mundo'.

Cuando se le pregunta sobre si la humanidad debería haber aprendido alguna lección de esta pandemia, el ilustrador Benjamin Lacombe (París, 1982) no lo duda. "Muchas, pero, ¿sacaremos alguna? Deberíamos aprender, para poder cambiar. Pero, el problema es que no aprendemos nada".

Capaz de alumbrar asombrosas y cautivadoras ilustraciones, delicadas o tenebrosas, tiernas, evocadoras y simbólicas en una obra singular tras otra, libros objeto para adultos y menores, siempre de cuidadísima edición, ha vivido en estos dos años de la COVID19 un repunte de prolífica creación. Recuerda cómo se sintió al inicio del primer confinamiento. "Estaba en Sevilla, en un taller, cuando empezó. De un día para otro, los aviones dejaron de volar y no podía volver a París. Cerraron los comercios, las calles se vaciaron de repente, la gente se escondió en sus casas… Era como una película de ciencia ficción, sentí pánico, miedo. Fue un momento horrible".


Desde entonces, no ha parado. De su arte e imaginación surgió su versión del Bambi original, sobre el que se arriesgó a montar una gran exposición en Francia justo antes de un nuevo confinamiento. "Creí que no iría nadie, pero el primer día la cola daba la vuelta a la manzana", recuerda sorprendido.

Sus más recientes trabajos, Espíritus y criaturas de Japón (Edelvives), segundo volumen de cuentos tradicionales nipones que el japonista griego Lafcadio Hearn (1850-1904), casado con la hija de un samurái, reunió y reescribió a principios del siglo XIX. "Era un poco como los hermanos Grimm recuperando relatos populares", dice, y explica que buscó en los relatos de Hearn a los seres fantásticos que había visto en los animes y mangas de Miyazaki, Shigeru Mizuki o Rumiko Takahashi.

El otro es el álbum infantil La mejor mamá del mundo (Lunwerg), el que considera su "libro más tierno", con textos de Sébastian Perez, con el que ha firmado obras como Frida. Es una reflexión sobre la maternidad universal. La mamá tiburón blanco, la pez payaso, la gata, la madre araña, que Lacombe destaca porque, literalmente, se sacrifica por sus hijos sirviéndoles de alimento, o el papá pingüino, que ejerce de madre mientras esta va a buscar alimento.

Así hasta casi 20 ejemplos del reino animal, documentados por Perez, sobre cómo la naturaleza afronta el "vínculo maternal" y que muestran desligándolo del sexo o la biología. "Mostramos que la maternidad tiene mil y una formas de expresarse y vamos más allá de los dogmas: si un niño tiene dos madres, dicen que le falta un padre; si una mujer llega a los 40 sin tener hijos le dicen que tiene un problema y que se le pasa el arroz...

Dicen que eso no es natural. Pero sí lo es, lo demostramos en el libro -apunta Lacombe-. En el mundo real y en la naturaleza hay madres que no quieren tener hijos, madres que adoptan, madres que son hombres, madres solteras...".

En la última estampa, unos pies grandes de piel blanca junto a unos pequeños de piel morena. "Tenía claro que ese dibujo no debía limitar la maternidad. Viendo solo los pies no sabemos si la madre es hombre o mujer y sí sabemos que el niño, por su color de piel, es de pareja mixta o adoptado. Enfrente de los pies, sus huellas en la arena, que muestran que todos somos iguales y formamos parte de la Tierra".

Lamenta el creador que en Francia las parejas homosexuales no puedan acceder a la reproducción asistida. "Y si lo hacen en el extranjero y vuelven a Francia con el niño, sólo se le reconoce a uno de los miembros de la pareja. El debate está sobre la mesa. Hay ideas reaccionarias que están volviendo en toda Europa: se empieza a cuestionar el aborto, en Rusia y otros países se penaliza la homosexualidad...

A las mujeres, tan importantes para la sociedad porque tienen el poder de la maternidad no se las escucha aún, ni se respetan sus derechos en muchos países de Oriente Medio. A menudo se han utilizado los libros de niños para transmitir esa visión patriarcal, como los hermanos Grimm: las mujeres, en sus cuentos, sólo tenían el objetivo de casarse y tener hijos. La que no se casaba era una bruja".


Hay dos "grandes estrategias" de maternidad, añade. "Unos tienen el máximo de crías y a ver cuántas sobreviven; otros tienen pocas y se ocupan mucho de ellas, como los humanos. Según los estudios de evolución de las especies, las que sobreviven más son las segundas". "Pero, hoy ves lo difícil que es tener hijos en una época como la nuestra -reflexiona el artista-. Dicen que en 2050 habrá 10.000 millones de personas en el mundo y que deberíamos aumentar en un 72% nuestra producción de alimentos, lo que es imposible. Eso hace que nos preguntemos qué futuro tendría un hijo, si nos planteáramos tenerlo, en un planeta con tantos problemas".

Lacombe, fascinado por la relación de los japoneses con "el arte, la delicadeza y la espiritualidad", liga ese incierto futuro a Espíritus y criaturas de Japón, donde homenajea a artistas japoneses como Utagawa Kuniyoshi, Hokusai, Hasui Kawase o Hiroshi Yoshida. "De esos cuentos debemos aprender que los humanos no estamos en la punta de la pirámide, sino que formamos parte de un todo. Todo el mundo está conectado con la naturaleza y debemos tratarla con respeto, porque si no un yokai (fantasma o demonio de la cultura nipona) puede despertarse -sonríe- y el planeta puede vengarse, como estamos viendo".

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