La tuberculosis es una enfermedad infecciosa causada por el Mycobacterium Tuberculosis Complex (que incluye varias subespecies) y que ha acompañado a la humanidad desde sus orígenes.
La tuberculosis (TB) continúa siendo un importante problema de salud pública, a pesar de los progresos logrados en las dos últimas décadas en la lucha contra la enfermedad.
“Aunque hay un tratamiento antibiótico efectivo desde mediados del siglo XX, la TB ha sido la enfermedad infecciosa que más muertes causa al año, hasta la llegada del coronavirus SARS-CoV2 en estos dos últimos años”, afirma el Dr. Carlos José Álvarez, jefe de Servicio de Neumología del complejo hospitalario Ruber Juan Bravo, integrante del Departamento dirigido por el Dr. José María Echave-Sustaeta. Un total de 1,5 millones de personas murieron de tuberculosis en 2020, superando al VIH/SIDA como causa de muerte.
Aunque el problema es mucho mayor en países con menores recursos -ocho países acaparan los dos tercios del total de las muertes-, en España también tenemos tuberculosis. La incidencia en la Comunidad de Madrid, en 2018, se situaba en nueve casos por 100.000 habitantes, algo mayor entre los residentes provenientes de otros países, sobre todo de América del Sur.
La incidencia de tuberculosis ha venido disminuyendo en las últimas décadas, con una media de descenso de 5,4% al año en la Comunidad de Madrid, y un 2% a nivel mundial. Sin embargo, los efectos de la pandemia COVID han supuesto un retroceso en la lucha contra la tuberculosis, especialmente en los países menos desarrollados, debido principalmente a los menores recursos empleados. ”Ha habido una reducción importante de notificaciones, de donde se deduce que habrá muchas más personas capaces de contagiar sin tratamiento, y en un mayor número de muertes por tuberculosis, según el informe de la OMS de 2021”, asegura el experto.
En España, este efecto de la pandemia ha influido mucho menos en cuanto a los recursos, pero sí ha podido influir en otros aspectos:
- En primer lugar, en un mayor retraso en el diagnóstico, lo que se traduce en menor número de diagnósticos, pero no de casos. En la Comunidad de Madrid la mediana de retraso diagnóstico, en 2018, se estimaba en 48 días. A mayor retraso diagnóstico mayor riesgo de transmisión, pues la medida más eficaz para evitar la contagiosidad del enfermo es el tratamiento adecuado.
Por ello, es importante diagnosticarlo pronto y en nuestro entorno no es difícil. Si se tiene tos más de 15 días seguido, está indicado una radiografía del pecho, pues es bastante sensible para identificar la tuberculosis pulmonar, que es la tuberculosis que contagia a otras personas, y si es anormal, un examen de esputo. Diagnosticar y tratar precozmente es la medida más eficaz para luchar contra la propagación de la tuberculosis.
- Por otra parte, muchas de las medidas empleadas en tratar la transmisión del SARS-CoV2 sirven también para reducir el contagio de tuberculosis, pues se transmite principalmente por vía aérea, pero la tuberculosis se propaga más entre los contactos estrechos o convivientes, entornos en los que no se usa mascarilla.
- Por último, otro efecto de la pandemia han sido los desabastecimientos frente a algunos fármacos antituberculosos, generalmente puntuales.
“Incluso con la pandemia de la COVID19 sobre nuestras cabezas, debemos tener presente la segunda infección en número de muertes en el mundo, la tuberculosis, insistiendo en la importancia del diagnóstico precoz y el tratamiento temprano”, concluye el Dr. Álvarez.