"Hay cosas que no se pueden entender y esta es una de ellas. 'Nabucco' es una obra muy popular, sobre todo el Va pensiero, pero las cosas hay que demostrarlas y hacer un esfuerzo. Será muy popular, pero ya tocaba traerla y esta vuelta se parece mucho a una novedad", indicó Matabosch en la presentación.
Esta obra cumbre de Verdi llegó a España en 1844, primero a Barcelona y luego a Madrid, y se hizo prácticamente indispensable en los repertorios de teatros españoles. De hecho, el Teatro Real estuvo desde su inauguración, en 1850, "ligadísimo" a esta pieza -en las pruebas acústicas, antes de su puesta en marcha, se empleó el preludio de Nabucco-.
Con dirección musical de Nicola Luisotti y escénica de Andreas Homoki, Nabucco ha sido siempre considerada la primera ópea que cuenta "con el pueblo como protagonista". "Es uno de los grandes ejemplos de cómo el sistema autocrático utiliza la opresión cuando su poder decrece: es algo que hemos podido ver estos días en Ucrania", remarcó Homoki.
En el texto original, es el pueblo hebreo el que está esclavizado por Babilonia, una situación que la propia Italia de Verdi "veía como un espejo" de sus relaciones con los austrohúngaros en el norte del país transalpino. De hecho, Homoki ha decidido trasladar la escenografía al siglo XIX, como una "lucha entre la tradición aristocrática europea y el movimiento liberal revolucionario".
Nabucco convirtió a Verdi en un compositor "más querido" por la población italiana. El empresario Bartolomeo Merelli le hizo llegar el libreto en un momento vital complicado -había perdido a la mujer e hijos-, pero finalmente Verdi aceptó y logró una obra revolucionaria, "capaz de captar las ansias de libertad de todo un pueblo".
"Cuando Verdi orquesta Nabucco no sabía que iba a convertirse en un héroe nacional", explicó Luisotti, quien recuerda cómo el músico italiano únicamente contó con doce días desde el primer ensayo hasta el estreno, para poner en marcha la ópera. Verdi cambió la orquestación del momento, puesto que apostó un mayor uso de los metales -trompetas o trombones- para "dar una mayor fuerza".
También tuvo algo de "visionario". "Un dictador hace una deportación de los hebreos y queda captado en Nabucco: no era algo habitual en ese momento, aunque ahora, tras la época nazi, lo tengamos muy presente. Y ese coro de gente en Va pensiero, que no se puede mover, pero sí viajar gracias a que son libres de pensar, es algo mágico", explicó el director musical.
No sólo en esta relación de poder se mueve la obra, ya que también hay un "conflicto familiar". El rey de Babilonia, con un poder "en declive", tiene dos hijas y una de ellas se unirá "a los enemigos del sistema", reconociendo esa caída, frente a la otra "incapaz de aceptar el final del sistema tradicional".
Las funciones de Nabucco tendrán lugar entre el 5 y el 22 de julio -quince funciones, en total-. Nicola Luisotti dirigirá su séptimo título verdiano al frente del Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real.
Tres repartos se alternarán en la interpretación de los papeles protagonistas: Nabucco, los barítonos Luca Salsi, George Gagnidze, Gabriele Viviani y Luis Cansino; Abigaille, las sopranos Anna Pirozzi, Saioa Hernández y Oksana Dyka; Ismaele, los tenores Michael Fabiano y Eduardo Aladrén; Fenena, las mezzosopranos Silvia Tro Santafé, Elena Maximova y Aya Wakizono; Zaccaria, los bajos Dmitry Belosselskiy, Roberto Tagliavini y Alexander Vinogradov; y El Gran Sacerdote, los bajos Simon Lim y Felipe Bou.