El uso de gamas negras y grises -particularmente en los retratos- debe tanto a la tradición pictórica española como a una reinterpretación moderna, en la que negros y grises son considerados colores elegantes y cosmopolitas, propios del buen gusto.
La exposición temporal 'Sorolla en negro', que puede visitarse en Madrid desde este martes 12 de julio al 27 de noviembre de 2022, desvela "la paleta más oscura del pintor de la luz" en el Museo Sorolla. Sorolla en negro nos invita a preguntarnos si asociar a Sorolla con el negro puede ser una paradoja o si, por el contrario, representa otro punto de vista para comprender y apreciar al artista en toda su complejidad.
La muestra la componen una selección de 62 obras, entre las que destacan obras de colección particular inéditas. La muestra está comisariada por Carlos Reyero Hermosilla, catedrático de Historia del Arte y exdirector del Museo de Bellas Artes de Valencia.
La cuidada selección de las obras, en su mayor parte, en concreto 42, proceden de las colecciones del Museo Sorolla y la Fundación Museo Sorolla. De colecciones particulares proceden 13 obras, algunas de ellas inéditas; y otras siete, son de instituciones como el Museo Nacional del Prado, el Banco de España o el Museo de Málaga.
Del cómputo total de obras, 41 son pinturas, entre las que destacan el Retrato de Manuel Bartolomé Cossío (1908), que se expone por primera vez en España desde hace décadas; o el Retrato de Juan Antonio García del Castillo (1887), reciente adquisición del Ministerio de Cultura y Deporte para el Museo Sorolla. También sobresale la obra S.M. La Reina María Cristina. Estudio para La Regencia (1903-1905), recientemente restaurada para la exposición. Completan el discurso un dibujo, un 'gouache', 17 fotografías, un álbum y un libro, que contextualizan las ideas a transmitir.
"Su propuesta curatorial niega una gran parte de la tradición crítica en torno a Sorolla, poniendo así en entredicho el tópico del pintor de la luz y del color", han señalado desde la pinacoteca.
Sorolla en negro también ahonda en la valoración estética y cultural de los negros y los grises en la pintura de 'entresiglos' e invita a reflexionar "al enfrentar el negro, sus significados, valores o sugerencias anímicas, vinculadas con la poética del artista".
La exposición pone de manifiesto que el negro, la antítesis del color, estuvo presente "de forma notoria" en la paleta de Sorolla durante toda su carrera.
El uso del negro en su obra arranca de la tradición pictórica española para "convertirse en un elemento de expresividad, que reinterpreta como un color que traduce la modernidad de su tiempo y su sobria elegancia".
Esta idea vertebradora del relato de la muestra se estructura a través de cuatro secciones temáticas: 'Armonías en negro y gris', 'Negro simbólico', 'Superficies negras y oscuras' y, por último, 'Monocromías'.
Esta sección invita a reflexionar, por una parte, sobre aspectos ligados al género: la elegancia del traje negro de las mujeres o su sensualidad; o la seriedad, responsabilidad y discreción que sugiere la indumentaria oscura en los retratos masculinos.
Pero, también habla de la relación entre la edad y la puesta en escena; o sobre el misterio de la figura que emerge de un fondo oscuro. El gris, lejos de ser percibido como una mezcla sucia de negros y blancos, fue interpretado como un color moderno, dotando de una personalidad particular a la pintura como no se había visto antes.
Unas veces, el gris es un color profundo; otras veces es la luz misma, la claridad, sin las estridencias del color. Combinado con el negro, el gris nos sumerge en una atmosfera lírica, que convierte al retrato en una expresión pictórica autónoma cercana al esteticismo.
El significado del color es cultural y ni siquiera un pintor naturalista como Sorolla escapa a las sugerencias anímicas y poéticas vinculadas a los colores que percibe y utiliza.
El siglo XIX fue particularmente proclive a la consideración del color como fuente de sensaciones y en este contexto particular, el negro adquiere múltiples significados que lo ligan a valores negativos. Intrínsecamente asociado a la melancolía, el mal o el pesimismo, también, al oponerse al color y a las connotaciones positivas de la luz, es símbolo de tristeza y decadencia. Es asimismo el color del misterio y de la incertidumbre, del drama que mueve a la conciencia.
Con tonos oscuros y negros, Sorolla también se acerca a la estética de la España negra para caracterizar tipos humanos que denotan la dureza de la vida de las clases populares o subliman, en el caso de los nazarenos en Semana Santa, el dolor más profundo.
El color negro funcionó, a finales del siglo XIX, como un plano intenso que aportaba, en sí mismo, luminosidad, una lección heredada de Velázquez por pintores como Manet y, por supuesto, Sorolla. Ningún otro pigmento permite de forma tan evidente crear contrastes y aportar cualidades a la luz general de la obra.
El recurso de una superficie fuertemente iluminada frente a otra oscura u oscurecida, negra en algunas ocasiones, aparece con frecuencia en la obra de Sorolla. Con este fin actúan las profundas y oscuras sombras que enmarcan las escenas de barcas de algunas obras de Sorolla. En estos casos, las sombras oscuras adquieren un valor plástico autónomo.
Pero, la fascinación por las superficies negras con carácter decorativo que se dio en la época procede también de la cultura japonesa. Y no es casual su conexión con la obra de Sorolla, puesto que en su colección conservaba tres álbumes de estampas japonesas en los que el negro define y equilibra las figuras y objetos, convirtiéndolos en el centro de atención.
El empleo de la monocromía, lejos de ser un recurso simplista, significa en la obra de Sorolla una demostración de virtuosismo técnico. Entre todas las razones que subyacen a la renuncia del color, ya sean tanto de corte funcional como estético o filosófico, en el caso del valenciano cobra más peso la facultad que tiene este recurso para realzar las formas y motivos, acentuar los contrastes de luz y oscuridad, y proporcionar una dimensión emocional a la imagen. A través de las monocromías, Sorolla sabe captar con maestría determinados valores y poéticas.
Del mismo modo que sus obras más luministas irradian una interpretación vitalista, en otros casos, paisajes donde predominan monocromías de grises transmiten una visión melancólica.
En otras ocasiones el pintor se decantó por la monocromía por necesidades del formato y, en concreto, cuando se trató de obras destinadas a la impresión fotomecánica, como demuestran los óleos sobre cartón que realizó para la edición ilustrada de las Leyendas de José Zorrilla; un compromiso con la empresa ilustradora que obligó al pintor a prescindir del color.
Museo Sorolla
Lugar: P.º del Gral. Martínez Campos, 37. Madrid.
Horario: de martes a sábado, de 9.30 a 20.00 horas. Domingos, de 10.00 a 15.00 horas. Lunes, cerrado.
Entrada general: 3 €
Entrada reducida (grupos, con reserva): 1,5 €
Venta anticipada en la taquilla del Museo y en la web www.museosorolla.es
Audioguía: 2,75 € (español, inglés y francés)
Audioguía infantil: 1,75 € (español)