Además de los viajes de larga distancia, existen otros factores que pueden aumentar la posibilidad de padecer esta enfermedad. Te contamos cuáles son, qué síntomas pueden ayudar a detectarlo y cómo debes cuidar la circulación sanguínea mientras viajas donde quieras.
Se trata de una enfermedad muy común, que causa la formación de trombos en las venas profundas de las piernas, y que puede estar propiciada por los trayectos de larga distancia. El Dr. Luis González Torres, especialista en la Unidad de Cardiología de Quirónsalud Alicante, nos indica que "los viajes prolongados, en los que existe una escasa movilidad de las extremidades inferiores, constituyen un factor de riesgo para la trombosis venosa profunda".
Normalmente, los síntomas del síndrome de la clase turista comienzan durante el viaje o inmediatamente después, aunque en algunos casos también pueden surgir cuando han transcurrido varias semanas.
Las personas con este síndrome presentan los siguientes síntomas:
- Duele la pantorrilla o el muslo.
- Aparece una coloración de tono azulado.
- La piel se hincha o aumenta su temperatura.
- Los pies y el tronco inferior experimentan un hormigueo.
- Las piernas y los pies se hinchan, duelen y se sienten con pesadez.
- En el peor de los casos, se puede formar un coágulo por la acumulación de sangre en las venas. "Una vez formado el coágulo, este puede liberarse a la circulación y provocar una embolia de pulmón, que provocará dificultad respiratoria, taquicardia, dolores de pecho y, en algunos casos, pérdida del conocimiento", puntualiza el cardiólogo.
Por todo ello, ante la sospecha de esta enfermedad, se aconseja acudir a la consulta del especialista para valorar el riesgo real de cada caso y, si es necesario, planificar los viajes de larga distancia.
Esto también se recomienda si se detectan síntomas, como molestias e inflamación de una pierna, dolor en el pecho o falta de aire.
Viajar en avión incrementa el riesgo de trombos y ocurre por las propias características del vuelo. Al respecto, el doctor González nos explica que "concurren causas como la disminución de la presión barométrica, la deshidratación o baja humedad y el sedentarismo", lo que puede acabar aumentando el riesgo trombótico, sobre todo en vuelos de larga distancia.
Sin embargo, no hay que olvidar que el riesgo del síndrome de trombosis del viajero se puede dar en cualquier medio de transporte. Así lo recalca el doctor González: "En general, cualquier persona que permanezca durante mucho tiempo sentada, sin mover los miembros inferiores y que tenga factores de riesgo asociados, puede sufrir el síndrome de la clase turista, independientemente del transporte en el que viaje, ya sea tren, autobús o coche".
Además de los viajes de larga distancia, se suman otras causas relacionadas con cada persona, que pueden favorecer la formación de trombos, como:
- Trastorno congénito de la coagulación.
- Cáncer, insuficiencia cardiaca y otras enfermedades severas.
- Edad avanzada.
- Anticonceptivos.
- Terapias hormonales.
- COVID19.
- Antecedentes de trombosis.
- Obesidad.
- Traumatismo.
- Intervención quirúrgica reciente.
- Inmovilidad prolongada.
Si vas a viajar, cuida tu salud con estas seis recomendaciones de los especialistas, para evitar la trombosis del viajero:
- Escoge asientos junto al pasillo o próximos a él. Así te aseguras de que sea fácil moverte.
- Camina de vez en cuando por el pasillo, siempre y cuando las circunstancias lo permitan.
- Evita cruzar las piernas mientras estás sentado, tampoco las dobles en exceso, ni dejes que permanezcan colgadas.
- Realiza ejercicios fáciles mientras estás sentado.
- Bebe agua y mantente hidratado
- Descarta la ropa ajustada o que dificulte la circulación sanguínea. Lo mejor es que optes por prendas flexibles, holgadas y muy cómodas.