Tal y como destaca el Dr. Rafael Arroyo, jefe del Departamento de Neurología del complejo hospitalario Ruber Juan Bravo, el ictus es la primera causa de muerte en la mujer y la segunda en la población general en España; cada año se producen en nuestro país más de 100.000 episodios de ictus.
Para atender esta patología, que puede dejar graves secuelas, el complejo hospitalario Ruber Juan Bravo puso en marcha hace más de cinco años, en 2017, la Unidad de Ictus, que ofrece servicio urgente al Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, al Hospital la Luz y al Hospital Quirónsalud Sur.
“La atención inmediata es esencial para mejorar el diagnóstico y reducir el riesgo de secuelas, por lo que aseguramos una asistencia urgente las 24 horas en los cinco centros que integran la unidad -destaca el Dr. Arroyo”. Un innovador sistema de Teleictus permite al neurólogo atender por teleconferencia y en tiempo real al paciente, en cualquiera de los hospitales.
El tratamiento comienza sin demoras en cada centro y, una vez estabilizada la situación inicial, el paciente es trasladado al Hospital Ruber Juan Bravo para vigilar la evolución, completar el estudio y adecuar el tratamiento en consecuencia.
“Ahora damos un paso más, habilitando un nuevo espacio dedicado exclusivamente a nuestros pacientes con ictus, con un sistema de monitorización cardiaca y de constantes para el manejo de la fase aguda de ictus”, señala el Dr. Jaime González-Valcárcel, coordinador de la Unidad de Ictus de Quirónsalud Madrid.
Este nuevo servicio dispone de cuatro camas con monitorización, un neurólogo (de presencia física en turnos de mañana y tarde y de guardia localizada, de noche), un especialista en medicina intensiva (de presencia física las 24 horas) y una enfermera por turno (mañana, tarde y noche), dedicada exclusivamente a los pacientes de la unidad. Incorpora, además, cuatro monitores para monitorización cardiaca y tensional y pulsioximetría, además de un sistema móvil de teleictus, que permite al neurólogo poder reevaluar a los pacientes de manera inmediata en cualquier momento. Finalmente, la Unidad de Ictus dispone de un equipo de guardia de neurorradiólogos intervencionistas, que asegura el acceso a tratamientos endovasculares 24 horas.
El ingreso en una unidad de ictus especializada, con una vigilancia clínica estrecha y monitorización cardiaca y de constantes, ha demostrado ser un tratamiento eficaz en el manejo de los pacientes en fase aguda de ictus, mejorando por sí solo el pronóstico a largo plazo de los pacientes, disminuyendo el riego de complicaciones agudas y con la ventaja de ser aplicable a la gran mayoría de los pacientes con ictus.
“La existencia de un espacio específico dedicado a la unidad de ictus, con personal médico y de enfermería especializado y enfocado al manejo de esta patología, facilita además la aplicación de protocolos clínicos complejos, asegurando una atención individualizada de calidad para nuestros pacientes”, concluye el Dr. Arroyo.
La Unidad de ictus ha recibido desde su creación una media de 300 pacientes al año, cifras que han ido aumentado en los últimos años, con una estancia media en la Unidad de dos días y una estancia media de hospitalización de 4,5 días, plazos todos ellos “muy razonables”.
Asegura, además, un seguimiento de los pacientes una vez dados de alta en consulta especializada de ictus, para asegurar un buen control de los factores de riesgo y adaptar los tratamientos de prevención fundamentales para evitar un nuevo ictus.
Los resultados de la unidad arrojan un balance del 76% de los pacientes independientes a los tres meses de haber sufrido un ictus y una tasa de mortalidad por debajo del 7%, cifras que sitúan la asistencia ofrecida en un nivel de excelencia.