Barceló Hotel Group ha presentado en Fitur 2023 la colección de uniformes creada en exclusiva por el diseñador aragonés Nacho Lamar para Canfranc Estación Hotel, un nuevo establecimiento de gran lujo ubicado en la histórica estación de trenes de Canfranc, en Huesca, que abrirá sus puertas a finales de enero.
Durante la presentación, el consejero, José Luis Soro, ha comentado que se ha impulsado “la recuperación de los edificios, la creación de una nueva playa de vías y la urbanización de la Explanada de los Arañones como un acto de amor hacia este lugar, como homenaje a las generaciones pasadas” y ha añadido que “lo hemos hecho conservando el alma ferroviaria y actuando en la rehabilitación del edificio de la Estación Internacional con mimo. Por eso, nos alegra mucho comprobar que Barceló Hotel Group, que gestionará el edificio, ha preservado con esmero en la decoración, en los vestuarios y en cada detalle la esencia de Canfranc.”
Cultura, legado y mucha historia conviven en una colección compuesta de más de veinte conjuntos diferentes, a las que este joven talento, reconocido en 2021 con el Premio Nacional de Moda para Jóvenes Diseñadores, insufla la misma elegancia clásica –pero irresistiblemente contemporánea– que caracteriza al nuevo hotel de lujo, a través de una reinterpretación de las siluetas de los felices años 20.
Y es que es en esta década cuando tiene lugar la inauguración de la estación, así como uno de los momentos clave en la historia de la moda, marcada por un estilo de transición tras la guerra, regado de optimismo, libertinaje y esperanza.
Siguiendo esta idea, Lamar ha dotado a los uniformes de una silueta recta sastrera de cortes contemporáneos, que va más allá de los géneros, retomando de esta manera la idea de liberación de la mujer al deshacerse del corsé y abrazar un nuevo estilo andrógino.
Inaugurada en 1928, declarada Bien de Interés Cultural, en 2002, y parte del Patrimonio Histórico Cultural Ferroviario, la Estación Internacional de Canfranc es uno de los complejos ferroviarios más importante de los construidos en Europa en el primer tercio del siglo XX.
La paleta cromática de los uniformes está protagoniza por el color verde, con el que el diseñador homenajea a la hoja de encina, un árbol que inunda el valle de Canfranc. Sus dos tonos –verde oscuro por el haz y verde más claro, por el envés– quedan representados a la perfección en las prendas, utilizados en tejidos de lana. “Cuando empecé con el primer boceto de los uniformes de Canfranc Estación, a Royal Hideaway tuve en cuenta toda la historia y cultura de este emblemático edificio”, explica Lamar.
En honor al suelo montañoso, la colección presenta también dos tonos de marrón, unos más oscuro que simula a la propia tierra del valle de Los Arañones; y otro más claro, aludiendo a la piedra caliza característica de la zona.
La gama principal se completa con el blanco de las camisas, el mismo de la nieve que cada invierno cubre el paisaje de Canfranc; y el dorado, presente en fornituras que rematan las prendas, y que hacen referencia a las 86 toneladas de oro que atravesaron la estación a principios de la década de los 40.
Cada uno de los trabajadores del hotel rinde homenaje a los oficios ferroviarios hoy en desuso, pero que en su día estuvieron presentes en la estación. Así, en recepción, el botones representa la figura del anterior mozo de equipajes, mientras que el recepcionista es el nuevo factor, o el jefe de recepción, el antiguo jefe de estación. Por su parte, los cargos de jefe de ventas, jefe de reservas, channel manager y coordinador de eventos simulan a los puestos de jefe de estación de ventas, jefe de estación de reservas, agente de investigación y visitador, respectivamente.
Estas analogías se dejan ver también en las decisiones tomadas por Lamar a la hora de crear sus diseños. La gorra del botones es una reinterpretación de la clásica gorra de factor, confeccionada con los mismos tejidos del resto de la colección y rematada con un bordado que representa la hoja de la encina. En el estampado de la corbata encontramos la flor de lis o la heráldica francesa y que recuerda una curiosidad de la antigua estación, y es que uno de sus andenes estaba situado en la parte francesa, mientras que el otro se situaba del lado español.
Todas las prendas están confeccionadas en material de alta calidad, que garantiza su comodidad, transpirabilidad y flexibilidad climática, así como su responsabilidad con el medioambiente.
Propiedad del Gobierno de Aragón, Barceló Hotel Group aspira a convertir este hotel en un establecimiento 5 estrellas de referencia en el Pirineo Aragonés, tanto a nivel nacional como internacional, y el que será un importante punto de atracción de turismo de lujo para la región.
El proyecto ha buscado conservar el valioso patrimonio cultural de un edificio emblemático con más de 90 años de historia, a la vez que pretende apostar por el talento local, incluyendo en este caso la moda gracias a la colaboración con el joven diseñador Nacho Lamar.
Canfranc Estación Hotel cuenta con 104 habitaciones, de las cuales cuatro serán suites de lujo, distribuidas en la primera y segunda planta. La propuesta gastronómica, que estará liderada por Eduardo Salanova y Ana Acín, directores gastronómicos del hotel, incluye tres restaurantes, dos bares y una biblioteca. Cabe destacar los restaurantes gastronómicos y a la carta que se alojarán en dos vagones que se han rehabilitado, siguiendo el estilo clásico de los trenes del siglo XX.
El estudio de interiorismo IlmioDesign ha sido el encargado del diseño interior del hotel, que se ha inspirado en la estética de las antiguas estaciones y de los lujosos trenes de largo recorrido de principios del siglo XX, con sus particulares vagones y elementos representativos, pero adaptándola a su característico estilo y aportando un toque contemporáneo.
Así, ha querido proyectar espacios cálidos y elegantes, que se fusionan con sutiles elementos art déco para crear ambientes contemporáneos y nostálgicos, donde resaltan materiales nobles como la madera y el latón, tejidos ricos como el terciopelo y una gama cromática inspirada en los años 20, en tonos beiges, verdes y petróleos.
Destaca también la integración de la cultura popular aragonesa en determinados elementos textiles y con juegos de colores inspirados en los ricos y variados trajes regionales de la zona.