Organizada por la Junta Municipal del Puente de Vallecas, la feria contará con la presencia de 400 autores, que firmarán sus obras literarias en las 17 casetas instaladas a lo largo del bulevar. Entre las firmas más destacadas, junto a Sonsoles Ónega estarán Luz Casal, Jaime Peñafiel, Paco Clavel, Rosa León, Benito Rabal, Pilar Urbano, Isabel Ordaz, Lorenzo Silva y Luis Garcia Montero.
Como en años anteriores, el programa cultural de esta cita con los libros incluye presentaciones de libros, charlas, entrevistas, encuentros con autores, clubes de lectura, representaciones teatrales, conciertos, mesas redondas y talleres.
Durante los fines de semana en los que permanece abierta la feria, en horario de mañana se programarán diferentes actividades infantiles, como cuentacuentos, presentaciones de libros infantiles, talleres, marionetas y un espectáculo de pompas gigantes de jabón.
También se han incluido actuaciones musicales, como las de la pianista Carmen Paris, la cantaora Eva Durán, la compositora Miryam Quiñones o el dúo Fetén Fetén, que ofrecerá un concierto en la clausura de la feria, el próximo 21 de mayo, a las 20.00 horas.
La feria abrirá sus puertas de lunes a viernes, de 17.00 a 21.00 horas, y los fines de semana, de 11.00 h a 14.30 horas y de 17.00 h a 21.00 horas.
En esta edición, la Feria del Libro de Vallecas brindará un homenaje a Las Sinsombrero, reivindicando el papel trascendental que estas mujeres desempeñaron dentro de la corriente cultural del primer tercio del siglo XX, tanto en la Generación del 27 como en el grupo vanguardista que surgió con el nombre de la Escuela de Vallecas.
Las Sinsombrero, como ellas mismas se denominaron, fue un grupo de artistas formado por Ernestina de Champourcín, María Teresa León, Concha Méndez, María Zambrano, Rosa Chacel, Josefina de la Torre, Margarita Gil Roësset, Margarita Manso y Maruja Mallo.
Este nombre surgió tras realizar un acto de rebeldía en la puerta del Sol, quitándose sus sombreros junto con otros artistas como Federico García Lorca o Salvador Dalí. Para ellas, este gesto suponía un desafío ante la costumbre que les obligaba a llevar sombrero, pero también respondía a la necesidad de oponerse al papel tradicional de madres y esposas, reivindicando su contribución a las corrientes artísticas e intelectuales de la época.