La Junta de Gobierno del Ayuntamiento ha acordado este jueves la aprobación inicial del Plan Especial para la planta 22 del edificio Torres Blancas, situado en el distrito de Chamartín, una iniciativa que plantea la construcción de ocho viviendas independientes en la penúltima planta de este emblemático inmueble. Actualmente, el uso permitido es el delimitado por el Plan Especial es el de oficinas.
Situadas en la avenida de América, 37, Torres Blancas es un edificio proyectado en 1961 por el arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oiza para uso residencial. En su origen contó con dos plantas sótano, 21 plantas dedicadas a viviendas, una planta de servicios y dos plantas de remate, destinadas a núcleo social del inmueble. Dada su relevancia, el edificio está incluido en el Catálogo General de Edificios Protegidos, con nivel 1 de protección, grado singular.
El Plan Especial aprobado inicialmente afecta a la planta 22 y a parte de la entreplanta inferior, aneja a la misma. Cabe recordar que la previsión original del proyecto de Sáenz de Oiza para esta planta no se llevó a efecto finalmente. De hecho, este espacio se transformó en un local independiente una vez construido el edificio en el que se concedió licencia de obras y actividades para uso terciario-recreativo como bar-restaurante, al Comedor de Ruperto de Nola.
El establecimiento permaneció activo desde 1970 hasta 1985. Posteriormente, en 1989, a este local se le concedió licencia para el uso terciario-oficinas y, actualmente, se encuentra en desuso y en un estado de conservación deficiente.
Tras su aprobación inicial en Junta de Gobierno, el expediente relativo al Plan Especial para la planta 22 del edificio Torres Blancas será sometido al trámite de información pública por el plazo de un mes.
El Plan Especial propuesto, impulsado por un promotor privado, propone la implantación del uso residencial en la planta 22 del edificio, que pasaría de un local a ocho viviendas, con lo que se incrementa el número de viviendas y no el de aforo, que se reduce. Así, la ocupación máxima de la planta pasaría de 48 a 40 personas.
La propuesta plantea, además, mejorar las condiciones de evacuación de la planta 22 y la comunicación de la entreplanta, dándole acceso desde las zonas comunes y destinarla a usos no vivideros, exteriores a las viviendas.
Se busca, además, poner en valor la estructura vista de hormigón armado, según la documentación original del arquitecto, y proceder a la restitución de huecos originales cegados de la fachada. También se contempla el desmontaje de la escalera privada que conecta las plantas 22 y 23, esta última, de uso privado en la actualidad.
El inmueble de las Torres Blancas, que dispone de una piscina en la azotea, fue bautizado así, en plural, porque inicialmente estaba proyectada para la edificación de dos edificios. Cuenta con una altura de 81 metros y una estructura conformada por cilindros en su perímetro exterior.
La propuesta para el emblemático edificio, que surge como respuesta a la imposibilidad de implementar su uso original como restaurante por los problemas de aforo que ello conlleva, cuenta con el visto bueno de la comunidad de vecinos, que valora positivamente la reconversión y cuyos cambios supondrán, además, una mejora en la eficiencia energética del edificio.
Al margen de las Torres Blancas, en el barrio de Prosperidad del distrito de Chamartín, Sáenz de Oiza es un arquitecto con una notable huella en el urbanismo de la capital.
Premio Nacional de Arquitectura en dos ocasiones, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (1987) y Príncipe de Asturias de las Artes (1993), trabajó hasta su fallecimiento, el 18 julio de 2000.
Suya es, por ejemplo, la Iglesia Hispanoamericana de la Merced (1965), en el distrito de Tetuán –Edgar Neville, 23–; el recinto ferial de IFEMA Madrid (1992), en Barajas; la Torre BBVA (1981), en la Castellana; La Triada (1993), en la avenida de Burgos (Chamartín), así como los Poblados de Absorción Fuencarral A y Fuencarral B, en Fuencarral-El Pardo; la Colonia Nuestra Señora de Lourdes (1970), en El Batán, o El Ruedo, en Moratalaz, junto a la M-30.
Fue precisamente el ámbito de la vivienda privada el que le permitió a Sáenz de Oiza más margen para experimentar. Y las Torres Blancas fue su obra más representativa en este terreno. Este macroproyecto le valió el Premio COAM 1972 y el Premio a la Excelencia Europea de 1974. El arquitecto vivió en este edificio hasta su fallecimiento, en 2000.