Se considera que la cetrería es "un arte de caza milenario con gran carga histórica, basado en el conocimiento de la naturaleza y el respeto por los animales, que consiste en adiestrar aves rapaces para cazar animales libres en su medio natural".
La resolución ha sido notificada a los interesados y han solicitado informe a la Real Academia de la Historia y al Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
También ha sido comunicado al Ministerio de Cultura y Deporte para su inscripción en el Registro General de Bienes de Interés Cultural y se proceda a su inscripción en el Registro de Bienes de Interés Cultural y en el Catálogo de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid, a los efectos procedentes.
Fue reconocido por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad cuando se inscribió, en 2010, en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, donde se define como "arte tradicional y práctica de mantener, adiestrar y volar aves de presa para obtener piezas (caza) en su estado silvestre y se ha practicado durante más de 4.000 años".
Según lo recogido en el artículo 17 de la Ley 8/2023, de 30 de marzo, de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid, la cetrería se enmarca dentro de las siguientes categorías de los bienes culturales inmateriales, que se interrelacionan entre sí: los "usos sociales, rituales, actos festivos", las "tradiciones y expresiones orales", los "conocimientos relacionados con la naturaleza" y las "técnicas artesanales, tradicionales".
Además, la cetrería se practica en el ámbito geográfico de la Comunidad de Madrid. El dato más antiguo de esta práctica en que se conoce en España aparece en las Etimologías de San Isidoro de Sevilla (560-636 d.C.), cuando, al hacer una clasificación de las aves, indica "unas se posan en la mano del hombre, como el halcón".
Tuvo su época dorada en la Edad Media, en el amplio período comprendido entre los siglos X y XV. A mediados del siglo XX resurgió su práctica, que ha llegado hasta la actualidad, perdiendo su carácter aristocrático.
En 1975, se fundaría la Asociación Española de Cetrería, que en 2001 se fusionaría con la Unión Española para la Defensa de la Cetrería y las Aves de Presa (UEDECA), fundada en 1995, y darían lugar a la Asociación Española de Cetrería y Conservación de Aves Rapaces (AECCA).
Madrid fue un territorio clave para el desarrollo de este arte de caza. Por medio de una real cédula de Fernando el Católico, de 1478, el Gremio de Halconeros de la Real Caza de Volatería se alojó en Carabanchel de Arriba y Carabanchel de Abajo, antiguas poblaciones de Madrid.
Los Carabancheles estaban obligados a dar aposento a los halconeros que servían al rey y a sus ayudantes, y los comerciantes estaban obligados a ofrecerles productos de primera necesidad sin encarecérselos.
El alojamiento consistía en casa cómoda para los halconeros donde pudieran tener sus halcones, servicio de balde, ropa de mesa y de persona, lumbre, luz, sal y agua sin limitación. Todos estos gastos debían ser sufragados por todos los vecinos. A cambio, no pagaban tributos. Por este motivo, muchos vecinos de otros pueblos se trasladaron a estas poblaciones, por lo que Carabanchel creció más que otras poblaciones aledañas.
Algunos pueblos, como Getafe, Vallecas o Villaverde, pugnaron con Carabanchel por alojar a los halconeros reales, para conseguir los privilegios y la exención fiscal.
A su vez, los halconeros reales disfrutaban de una serie de privilegios fiscales (estaban exentos de pagar impuestos o cualquier tipo de gravamen), judiciales, económicos (cobraban un sueldo y pensión al jubilarse) y los propios de su ejercicio (podían cazar en cualquier término). Entre sus obligaciones estaba el servir con dos caballos, tres halcones y contratar un mancebo o ayudante.
En el legajo 3, folio 30v, caja 141 del Archivo Histórico Nacional, Casa del duque de Frías, se relata cómo la salida de los halconeros era una gran fiesta para los vecinos de Madrid. La caza, como se conocía popularmente, se reunía en casa del halconero mayor, marchaba hasta el palacio y de ahí, al Pardo, donde tenía lugar el evento.
Por otra parte, hay que recordar que la cetrería se utiliza en todos los aeropuertos del mundo para controlar y erradicar las aves de las pistas y evitar accidentes. En España, la cetrería vinculada a la seguridad aérea, nace en 1967, en la Base Aérea de Torrejón de Ardoz, con un proyecto pionero encabezado por Félix Rodríguez de la Fuente.
En la actualidad, se practica en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, bases aéreas de Torrejón y Getafe y aeródromo de Cuatro Vientos.
Asimismo, desde 2009, también se utilizan aves de cetrería en el sur de la región (zonas periurbanas de los municipios de Fuenlabrada, Leganés y Getafe), para el control de fauna silvestre ante la aparición de casos de leishmaniosis.
Tal y como recoge la resolución, la cetrería está consolidada en la Comunidad de Madrid, pero su carácter minoritario y el esfuerzo que requiere para su práctica pueden dificultar su transmisión a generaciones venideras.
Sin embargo, cuenta con un apoyo decidido por parte de distintas asociaciones, que ya ayudan a transmitir los conocimientos a nuevas generaciones de cetreros, además de realizar en muchas ocasiones una labor de educación ambiental en colegios y universidades.
Por todo lo expuesto, la Comunidad de Madrid concluye que la cetrería en la Comunidad de Madrid "reúne valores de interés relevantes para su declaración como Bien de Interés Cultural inmaterial".