La diabetes gestacional se produce como consecuencia de los cambios hormonales propios del embarazo y, aunque no existen cifras oficiales en España, sino sólo estimaciones, según la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) alrededor del 1% de las mujeres embarazadas presentan diabetes pregestacional (DMPG) y en torno a un 12%, dependiendo de la estrategia diagnóstica empleada, presentará diabetes gestacional (DMG).
La diabetes gestacional es la diabetes que se diagnostica por primera vez durante el embarazo. Al igual que con otros tipos de diabetes, la diabetes gestacional afecta la forma en que las células utilizan el azúcar, causando un nivel alto de glucosa sanguínea que puede afectar al embarazo y a la salud del bebé.
Por lo general, la diabetes gestacional causa síntomas poco perceptibles, aunque el aumento de la sed y la micción más frecuente son posibles síntomas. “Entre los factores de riesgo de la diabetes gestacional –señalan desde el Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Quirónsalud San José las doctoras Verónica Sánchez Rivas, Raquel Miguel Toquero y Simone Furió Collao–, hay que distinguir aquéllos que no se pueden modificar de otros que son prevenibles a través de la adopción de determinados hábitos. Entre los primeros, destacan los antecedentes familiares, la edad materna o el número de gestaciones previas y dentro de los segundos, el exceso de peso materno o la falta de actividad física”.
Para la prevención de la diabetes gestacional es esencial mantener una alimentación saludable, realizar actividad física, comenzar el embarazo con un peso saludable o no ganar más peso del recomendado durante el embarazo.
Elena de la Fuente Hidalgo, especialista en Nutrición y Dietética, apunta que “teniendo en cuenta que muchas mujeres planifican su embarazo con tiempo, si existe una situación de sobrepeso u obesidad es recomendable acudir a un dietista-nutricionista que paute un plan nutricional personalizado, adaptado a los gustos, necesidades y estilo de vida de la futura mamá, para que modifique hábitos y aprenda a comer de manera saludable”.
Además, esta profesional señala que, gracias a una alimentación correcta y equilibrada, no sólo se puede prevenir la diabetes gestacional, sino también mejorar los cambios fisiológicos que se experimentan en el embarazo, como las alteraciones del tracto digestivo, que pueden provocar estreñimiento, la presencia de náuseas y vómitos, la sensación de fatiga, el aumento de los depósitos de grasa o el incremento de la retención de líquidos.
Si la diabetes gestacional no se controla cuidadosamente puede llevar a altos niveles de glucosa sanguínea, lo que puede provocar complicaciones que pueden afectar al bebé, como sobrepeso al nacer, nacimiento prematuro, dificultades respiratorias graves, hipoglucemia, obesidad y diabetes tipo 2 con el tiempo, e incluso, en los casos más graves, la muerte fetal intraútero.
En cuanto a las complicaciones para la madre, destacan la presión arterial alta, el riesgo de un parto por cesárea o sufrir diabetes en el futuro.
En cualquier caso, es necesario buscar atención médica lo antes posible para evaluar el riesgo de diabetes gestacional, a ser posible en equipos multidisciplinares integrados por ginecólogos, endocrinos, nutricionistas y educadores en diabetes, que han demostrado excelentes resultados tanto en la mejora del control glucémico como en los resultados materno-fetales.