Una mosca cojonera. Bárcenas, un rey emérito, gente bailando swing. Emilia Pardo Bazán, Gloria Fuertes, Nerea Pérez de las Heras. Ironía, humor. Rojo y negro, los colores del movimiento obrero. Líneas constructivistas, geométricas, dinámicas, funcionales. Sin artificios ornamentales. Carteles sin obsesión por la armonía, incómodos, con perspectivas inesperadas.
El artista Jacobo Gavira lleva ocupándose de diseñar la imagen gráfica de Teatro del Barrio desde que este proyecto cultural levantó la persiana, en 2013. Ha diseñado y diseña los carteles de sus obras y actividades, la señalética (suyos son los mensajes sarcásticos que aparecen y desaparecen en las paredes del teatro). Así, lleva una década contribuyendo a desarrollar la personalidad respondona de este teatro, nacido a raíz de la explosión de indignación del 15M.
Gavira ha sido un pilar esencial para que entre por los ojos, en colores y formas, su visión del mundo, sus valores, sus artistas. Su carácter popular, a lo patio de vecinas, y sus líneas de programación feministas, anticolonialistas, comprometidas con la memoria, el antielitismo, el amor libre o el ecologismo.
A las puertas de su décimo aniversario –que se cumple el 2 de diciembre–, Teatro del Barrio inaugura Carnicería social, una exposición que recopila más de 150 de todos los carteles que Gavira ha diseñado a lo largo de estas diez temporadas.
Un viaje por la historia visual del teatro, que se puede contemplar en el vecino Mercado de San Fernando, ubicado en el número 41 de la calle de Embajadores, en el barrio de Lavapiés del distrito de Centro. Un rincón a la vez castizo y multicultural, que se ha rebelado mucho más que otros vecindarios ante dinámicas de especulación inmobiliaria y saturación turística. Porque la memoria de los sitios también imprime carácter, como recuerda Julia Ramírez Blanco en 15M. El tiempo de las plazas.
Después, a partir del 1 de diciembre, la exposición permanecerá en Teatro del Barrio, indefinidamente.