Según explica la Dra. Nieves Fernández Letamendi, geriatra en Hospital Quirónsalud Zaragoza, "desconocemos la causa de este síndrome, pero aparece con más frecuencia conforme la enfermedad va avanzando".
– Invertir el ritmo circadiano, dejándolos dormir durante más horas de la cuenta por el día.
– Cambios en rutinas habituales.
– Poca iluminación en el domicilio, porque puede favorecer las alucinaciones visuales.
– Perder la paciencia con el paciente, fruto del estrés, y agotamiento por sobrecarga del cuidador.
– Programe actividades, tales como citas médicas, viajes y baños, por la mañana o en las horas tempranas de la tarde, cuando la persona con demencia esté más alerta.
– Fomentar rutinas regulares: misma hora de despertar, comer y acostar.
– Cuando sea posible, pasar tiempo fuera de casa, a la luz del sol.
– Intentar identificar y anotar circunstancias desencadenantes y otras estabilizadoras (música que les guste, ver fotos, etc.).
– Hacer las cenas más ligeras para favorecer la digestión.
– Mantenga la casa bien iluminada cuando oscurezca, para ayudar a reducir la confusión: es frecuente que tengan déficits visuales y eso favorece las alucinaciones.
– Conseguir regular el sueño del paciente. Es fundamental, ya que interfiere muy seriamente también en el descanso del cuidador y se establece un bucle en el que es difícil salir sin ayuda profesional.
El profesional realizará una valoración geriátrica integral, en la que se analizarán posibles factores 'ocultos' que puedan estar interfiriendo en estos trastornos.
Además, enseñará a los familiares y cuidadores cómo reconducir al paciente en esas circunstancias y ajustará la medicación, si es preciso, para minimizar esos síntomas.