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'Anna Kadabra' alcanza el millón de lectores

Para ambos autores, el objetivo final de la saga de 'Anna Kadabra' es romper con los cánones establecidos e ilustrar y escribir aventuras diferentes y con historias que tengan sentido. Porque, "el infantil es un público exigente, no es algo menor". (Foto: Destino).

La serie, creada por Pedro Mañas y David Sierra, reivindica la importancia de las historias sin prejuicios ni heroicidades

Paz Romanillos | Jueves 21 de diciembre de 2023
La serie infantil 'Anna Kadabra' (Destino), de Pedro Mañas y David Sierra, ha alcanzado el millón de lectores en España, tres años después de su lanzamiento, tal y como anunciaba su editorial en un acto organizado en la librería Kiriku y la Bruja.

Pedro Mañas y David Sierra celebraban en noviembre un encuentro con medios en Madrid para anunciar el millón de ejemplares vendidos de 'Anna Kadabra', la colección de narrativa infantil publicada por Destino I&J (Grupo Planeta).

Los autores, Pedro Mañas –a cargo de los textos– y David Sierra –con las ilustraciones–, junto con Anna Casals, editora de Literatura Infantil y Juvenil de Planeta, explicaban el secreto del éxito de este club de pequeños brujos, que ya han acompañado a tantos niños y niñas en sus primeras lecturas.

Destacaban que la saga no es sólo un fenómeno nacional, sino que Anna Kadabra y su 'spin-off', Marcus Pocus, han traspasado las fronteras para llegar a las casas de niños de 16 países alrededor del mundo: Canadá, Italia, Israel, Rusia, Grecia, Francia, Holanda, Corea, Turquía, Macedomia, Serbia, República Checa, Portugal y Hungría.

Un mes antes de la pandemia, en febrero de 2020, se publicó la primera aventura de Ana Green, una "niña corriente" hasta que, al mudarse a Moonville con sus padres, descubre que tiene poderes mágicos y adquiere su nuevo nombre. Se trata por tanto de una "obra coral", en la que Anna Kadabra "es la narradora" y cuenta sus aventuras mágicas junto al resto de integrantes del 'Club de la Luna Llena', como ha explicado el escritor de la serie, Pedro Mañas.

El autor recordaba que, durante ese "momento opresivo" de no poder salir de casa por el confinamiento, los niños y jóvenes "descubrían en la lectura un placer" y la serie conseguía que "lo imposible se hiciera posible", al hacer que los lectores pudieran "viajar y ver mundos fantásticos sin salir de casa".

Tanto Mañas como el ilustrador, David Sierra, presentaban a sus personajes que, "dentro de ser para la literatura infantil, se reconocen como humanos, no se quedan en los clichés", en palabras de Sierra. Los lectores ven a Anna Kadabra como a "una amiga, una voz cercana a ellos", con el que sentirse identificados, añadía el ilustrador.

El último informe de 'Hábitos de Lectura y Compra de Libros' en España, llevado a cabo por la Federación de Gremios de Editores en 2022, revelaba que el 85,3% de los niños entre cinco y nueve años leen libros fuera de las aulas.

En este contexto, 'Anna Kadabra' se convierte en una serie "idónea" para que el público infantil "descubra el amor por los libros". Además, se trata de "una de las primeras sagas literarias infantiles españolas que genera el 'efecto fan', más típico en los adultos", destacaba Casals.

Colecciones inclusivas

Aunque los autores argumentan que 'Anna Kadabra' "es tanto para niños como niñas", como indica Mañas, los autores recordaban que decidieron crear el spin-off 'Marcus Pocus', protagonizado por el mejor amigo de Anna, con el objetivo, "no sólo de traer niños a la colección", sino con la idea de que "ambas colecciones fueran un puente para superar esas barreras que algunos tienen", como ha precisado el autor.

En particular, Marcus Pocus –que suma ya más de 100.000 ejemplares vendidos, según Grupo Planeta– funciona como "una especie de 'caballo de Troya', porque Anna también es protagonista de 'Marcus Popus' y hace que los niños también se interesen por sus aventuras" y lean la serie de 'Anna Kadabra'", añadía Mañas.

Además, subrayaba el ilustrador, desde la primera colección se buscaba reivindicar el rosa, razón por la que se emplea en algunas portadas y dentro de los libros ya que, a su juicio, este color "está secuestrado por la cursilería y Anna no es nada cursi, sino que es una niña que apenas se preocupa por su imagen, que busca siempre aventuras y magia".

Así, el objetivo final es romper con los cánones establecidos e ilustrar y escribir "aventuras diferentes a los que el rosa suele representar, para que los niños se acaben interesando por Anna a pesar del rosa", ha apostillado.

Añadían que emplean la voz de Anna Kadabra, las mascotas y la magia al alcance de los niños para hacer una colección en la que, a pesar del "tono fresco y ácido", no hay críticas que duelan a los personajes, "como el body shaming – término anglófono, que se traduce como avergonzarse o hacer burla de alguien por la aperiencia de su cuerpo–", pues se trata de una serie de libros enmarcados dentro de "un mundo en el que ese tipo de cosas están superadas", concluía Sierra.

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