El Teleférico de Madrid reabrirá sus puertas a finales de 2025 o principios de 2026, tras unos diez meses de obras, con una inversión de 15 millones, tal y como ha anunciado este miércoles el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida.
Desde Casa de Campo, el regidor ha destacado que el Teleférico forma parte de la "memoria sentimental" de todos los madrileños, desde 1969, aunque ha sufrido "problemas estructurales graves" que provocaron que se cesara su actividad.
"Estamos en condiciones de proceder a su renovación, que nos va a permitir renovar toda la estructura, entre ellos las seis pilastras sobre las que se soporta el transporte durante los dos kilómetros y medio aproximadamente que dura el trayecto, desde el paseo Pintor Rosales, con nuevas cabinas que, además, van a permitir aumentar la capacidad", ha asegurado.
Almeida ha informado de que se está finalizando el anteproyecto para poder licitar la obra, con el objetivo de que pueda comenzar en el primer trimestre de 2025.
Con esta renovación, se podrá disfrutar de forma lúdica de esta infraestructura, entre la estación de Pintor Rosales y la del Cerro Garabitas. La Empresa Municipal de Transportes (EMT Madrid) será la encargada, la próxima semana, de licitar el proyecto de renovación integral, que se acometerá para transformarlo en una infraestructura "innovadora, sostenible y accesible".
En concreto, se reformarán las estaciones, se sustituirán todas las cabinas y se instalará un nuevo sistema tecnológico.
El proyecto estudiado implica la renovación completa de las terminales, el cambio del actual sistema, así como la sustitución total de las cabinas, que tendrían una capacidad de diez plazas (actualmente el máximo es de seis), salvo aquellas destinadas a personas con movilidad reducida, con capacidad para ocho plazas.
Gracias a esta renovación, se podría llegar a dotar al sistema de una capacidad de hasta 1.800 personas/hora y, además, el nuevo diseño permitirá tener mayor visibilidad que las cabinas actuales.
El Teleférico de Madrid fue inaugurado en junio de 1969 por el entonces alcalde de Madrid, Carlos Arias Navarro. Con las directrices técnicas de la empresa suiza Von Roll y bajo la supervisión del Ministerio de Obras Públicas, las obras comenzaron a mediados de 1968 y concluyeron en el plazo de un año, con una inversión inicial de 100 millones de pesetas.
Fue concebido con una longitud de 2.500 metros y dispone de 80 cabinas, con capacidad para seis personas. La instalación cuenta con dos estaciones, la terminal motora en el paseo del Pintor Rosales y la terminal tensora en el Cerro Garabitas, situada en la Casa de Campo. El viaje, con una duración de 11 minutos, transcurre a 40 metros del suelo, ofreciendo una panorámica de la ciudad.