Carmen Calvo, nombrada recientemente presidenta del Consejo de Estado, confiesa que "no tiene miedo a afrontar esta responsabilidad" en unos tiempos tan convulsos para la política y para el feminismo, del que trata su nuevo libro ‘Nosotras’, que acaba de publicar. En este ensayo se centra en la historia del feminismo y en su experiencia personal como activista de igualdad.
La exvicepresidenta del Gobierno asegura que la agenda del debate público "todavía no termina de entender la gravedad de los temas que afectan a las mujeres. Hacer una política feminista real implica desmontar y reconstruir la estructura de la vida humana, y, por eso, tanto desde una perspectiva socialista como democrática, es la cuestión fundamental de nuestros tiempos".
Nosotras tiene la vocación de explicar, con una visión de conjunto, cuáles son los grandes problemas de la desigualdad de las mujeres y las grandes soluciones que aporta el feminismo.
Este ensayo feminista divulgativo parte de la propia trayectoria vital de su autora para reconocerse y reconocernos en otras muchas mujeres. Lejos de quedarse en el terreno teórico, lanza propuestas de acción muy concretas y pegadas a un terreno cotidiano, en el que las mujeres de todas las edades puedan sentirse identificadas.
Aasí, durante su presentación, en el Ateneo de Madrid, abordaba conceptos como la fraternidad entre feministas y el colectivo LGTBI "funciona", pero "sólo hasta que emergen intereses enfrentados". Calvo recalcaba que es "abolicionista" y que "la prostitución es violencia contra las mujeres". "Europa tiene que empezar a dar señales contundentes sobre esto", sentenciaba y, en este sentido, explicaba que se trata de un "eje" que ha dividido posiciones en el feminismo.
"Si alguien ha considerado que el feminismo es un espacio tranquilo, teniendo en cuenta que lo que debatimos es la transformación de un formato de vida milenario, pues hay que ser ingenuo", ha subrayado.
A su entender, el feminismo "tiene que ver con la igualdad de posiciones, derechos, oportunidades, de expectativas y de realidades para hombres o para mujeres" y, a su juicio, la democracia "tiene que responder" a problemas que para las mujeres son "determinantes", para "mejorar la seguridad" de sus vidas.
La autora explica en el ensayo que el movimiento feminista ha estado siempre "muy cerca" de todos los movimientos que "han reivindicado salir de la injusticia" y considera que han sido "solidarias".
"Una cosa es que exijamos salir de la injusticia y otra muy distinta que se pretenda incluir a más de la mitad de la población del planeta en el concepto colectivo, o al mismo nivel, porque la mitad de los negros son negras, la mitad de los menores son niñas y la mitad del colectivo LGTBI lo forman mujeres. Luego, este planteamiento no resiste un asalto intelectual. Esta fraternidad funciona, pero sólo hasta que emergen intereses enfrentados", asegura.
En esta misma línea, destaca que "tener que aclarar cuál es la lucha del feminismo", mientras su causa "se solapa" con las de "otras minorías", es "inaceptable".
Calvo critica que "la igualdad de trato" se ha convertido "más en una defensa y atención de la diversidad, al anteponerse a la propia igualdad", una cuestión que considera un "salto peligroso", que se ha dado en estas primeras décadas del siglo XXI. "Priorizando el concepto de diversidad sobre el de igualdad no estamos construyendo nada nuevo ni mejor, en absoluto", denuncia.
Añade en el libro que en el ascensor profesional y social, las mujeres parten con "dificultades" a las que los hombres "jamás" tendrán que enfrentarse. "A un hombre nunca le pedirán un test de embarazo negativo para empezar a trabajar. Ellos nunca tendrán que vivir esa realidad", indica.
En este sentido, denuncia que son "muchos" los hombres que "se hacen feministas", "se venden como feministas" o "los venden como feministas", pero que "no hay hombres feministas", sino "profundamente demócratas, que saben cómo tiene que alcanzar la democracia el escalón del reconocimiento en igualdad de condiciones de los derechos y de las libertades de las mujeres con relación a los hombres".
En todo caso, afirma que espera de los varones que "aprendan a cambiar su conciencia para entender el nuevo camino", porque "el futuro será de quienes inexorablemente entiendan la igualdad. Así, sin trampas", asegura.
En el ensayo, la política cordobesa carga contra Vox y PP y expone que el PSOE es el partido "más comprometido" con el feminismo. De los populares, critica que "recurren todas las leyes de igualdad" y que, "salvo en cuestiones puntuales, van a rastras y en contra de lo que el feminismo supone como cambio estructural de todo el modelo".
Sobre los mensajes negacionistas, ha asegurado que el movimiento feminista es "determinante" para entender los siglos XIX, XX y XXI y que cualquiera que no conozca la historia o que se coloque en una posición "irreal" o "ingenua", no habría previsto que habría debates y "contestación". Para Calvo, el feminismo tiene contestación porque es "muy importante". Si no fuera así, "no la tendría".
Respecto a la violencia de género, asegura que es el "frente abierto más urgente" del feminismo y que erradicarla "exige la implicación de los varones".
"Ha sido el movimiento feminista el que ha conseguido sacar a la luz la violencia machista, haciendo que pase del ámbito privado al público y político. Las mujeres no pueden seguir siendo víctimas cotidianas sin la seguridad garantizada que implica la idea de democracia y de ciudadanía plena", precisa.
Subraya que hay que "seguir trabajando" por un "espacio de conciliación" en el que las mujeres y los hombres sean "iguales en derechos, en igualdad de trato y en igualdad de oportunidades". "La democracia debe avanzar en dirección a la reparación de la injusticia de la que venimos las mujeres", apunta.
El libro también trata el placer sexual y señala que "los enamoramientos y las pasiones tienen un plazo". "La conveniencia, la idoneidad, la reproducción, el placer, la pasión... No cabe todo en un mismo saco, el de la pareja monógama o el matrimonio oficializado", recoge el ensayo.
Indica que, en el ámbito de las relaciones sexuales y las relaciones sentimentales, sigue vigente el "entramado machista". Critica que "muchos hombres mantienen como referentes los comportamientos de sus padres y abuelos con sus madres y abuelas, aún intuyendo que ya no son válidos para relacionarse con las mujeres en la actualidad".
Además, denuncia que las mujeres siguen aceptando la sexualidad masculina "como lo imperante" al permitir que "coarte" la suya propia. "No hemos elaborado todavía una crítica solvente en el debate político y, por tanto, público, sobre el hecho de que el tipo de sexualidad que demandan los varones sea el que prevalezca. La peor parte es que esta realidad sigue condicionando las leyes contra la violencia machista", expone.