Se encuentran en "un pésimo estado de conservación", han perdido multitud de elementos originales y "han sido vandalizados y expoliados", se narra en el informe de Hispania Nostra. Es lo que tienen en común los dos monumentos madrileños que se han incluido en la Lista Roja que elabora esta asociación y que recoge más de 1.300 monumentos españoles que se encuentran sometidos a riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores.
En el caso de la antigua casa cuartel de la Guardia Civil en el municipio de Cadalso de los Vidrios, Hispania Nostra subraya que se encuentra "abandonada desde hace décadas", con cubiertas hundidas "por completo".
El edificio, con un pequeño jardín anterior, se compone de un cuerpo de dos plantas y, por su parte posterior, dos grupos de viviendas, de altura menor y perpendiculares a él, que forman un patio con uno de sus lados abierto.
El repertorio decorativo pertenece a la construcción eclecticista de ladrillo, con elementos provenientes del lenguaje clásico. Al exterior se propone una imagen institucional que se diluye en las otras fachadas, las de las viviendas, más cercanas a la arquitectura residencial de su momento, con cubiertas a dos aguas, aleros decorativos de piezas cerámicas y vanos enmarcados, de las cuales existen varios ejemplos en Cadalso, como la casa del Cura.
Por lo que se refiere a la casa-asilo Goicoechea e Isusi del distrito de Carabanchel, la gran fachada, producto de la reconstrucción realizada por Secundino Zuazo, aloja "desde hace años" grafitis, lamenta Hispania Nostra.
"Lo que antes era una vistosa tapia es ahora una pequeña valla de alambre, forrada con una lona verde, víctima también de las pintadas. En la fachada también se encuentran los pequeños restos de su ahora desgarrado frontispicio en donde se observan algunas letras en relieve que conforman la matrícula de una antigua construcción ostentosa", explica esta asociación.
Por lo que respecta al interior, recuerda que está "apuntalado" y necesita de "periódicas revisiones técnicas", de las cuales "carece" al no estar "protegido".
Ramona de Goicoechea e Isusi fue una rica burguesa vinculada a la aristocrática casa de Llanero por su matrimonio con Baldomero Murga, fallecido en 1877. Este era pariente del famoso magnate José de Murga y Reolid, marqués de Linares y promotor del palacio homónimo en Cibeles e importante benefactor de instituciones de asistencia social.
La mencionada viuda gestionó con éxito la fortuna familiar, ampliándola, y practicó activamente la filantropía. Tras su muerte, en 1922, legó parte de su capital a obras de beneficencia, entre ellas, la Fundación casa-asilo Goicoechea e Isusi. El edificio se finalizó en julio de 1926 y fue Isabel de Borbón quien lo reinauguró como Asilo para los Inválidos del Trabajo Manual e Intelectual, siendo uno de los primeros dedicados a mujeres invállidas del trabajo.
Aunque como parte del plan de Inversiones Financieras Sostenibles (IFS) de 2021 se propuso su compra por 2,5 millones de euros, finalmente se consideró inviable la compra y restauración desde el punto de vista económico por parte del Consistorio, subraya el informe.
En este sentido, Hispania Nostra añade que sus actuales propietarios alegan que su nivel de protección es "demasiado elevado" y "consideran innecesaria su rehabilitación".
La Fundación casa-asilo Goicoechea e Isusi se ocupó de recuperar y restaurar como dotación cultural y asistencial el antiguo asilo para mujeres trabajadoras. El equipamiento cuenta con una amplia parcela de 2.928 metros cuadrados, diáfana pero antiguamente ajardinada, y una superficie construida de 1.575 metros cuadrados, repartida en tres niveles de planta rectangular, que se amplía en los laterales respecto a su cuerpo central, y a la que se añade una capilla, en su parte trasera, con ábside semicircular.
En su estilo se observan reminiscencias del Neoclasicismo y Barroco, especialmente en su puerta principal de acceso. Originalmente, fue un hotel para la aristocracia que se edificó en 1890, estratégicamente situado en la carretera de acceso a Madrid, en Carabanchel Bajo, que contaba entonces con abundantes quintas de recreo, de las cuales subsisten solo unas pocas.
Con su adquisición para transformarlo en asilo, se rediseñó su exterior y estructura, gracias a la intervención del destacado arquitecto Secundino Zuazo Ugalde. De esta figura sobresalen obras como el proyecto inicial de Nuevos Ministerios, la Casa de las Flores o el Palacio de la Música, en Gran Vía.
La Guerra Civil, que causó serios estragos en múltiples edificios de los 'carabancheles', no dañó al edificio. Posteriormente, la asistencia se limitó a mujeres mayores con discapacidad y, en la década de los 80, cerró sus puertas, sufriendo entonces los efectos de la 'okupación'. Por ello, a día de hoy están tapiadas sus puertas y ventanas.