En la comisión de Cultura de Cibeles, el concejal de Vox Fernando Martínez Vidal ha lamentado que la pérdida de patrimonio arquitectónico en Madrid "es una constante histórica, alentada por la pasividad de los sucesivos gobiernos municipales, ya fuera en el franquismo, en democracia y con alcaldes de todos los signos".
Así, "de los más de 50 palacios y casas señoriales que había en el paseo de la Castellana, hoy sólo quedan una decena y en sus solares se levantaron el Ministerio de Sanidad, el Centro Colón, sus Torres, los jardines del Descubrimiento, las embajadas de Alemania y de Estados Unidos o el Hotel Villa Magna. Y por toda la ciudad ha ido sucediendo lo mismo, como con el derribo de la pagoda de Miguel Fisac, los hotelitos diseñados por Arturo Soria o el Real Cinema que inaugurara Alfonso XIII, en Ópera".
Martínez Vidal ha puesto el foco en el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, que todavía puede evitar "que se derriben edificios emblemáticos para dar paso a operaciones urbanísticas e inmobiliarias".
Es el caso del antiguo asilo de la Fundación Goicoechea e Isusi, en el distrito de Carabanchel, que data de finales del XIX. Sus 3.000 metros cuadrados fueron construidos como hotel y reconstruidos por el arquitecto Secundino Zuazo, autor del Palacio de la Música, para convertirlo en asilo para inválidos del trabajo manual e intelectual.
El edificio se cerró en los años 80 y lo compró una sociedad limitada. Estuvo 'okupado' durante años y "hoy, puertas y ventanas están tapiadas con ladrillos, fachada y muro cubiertos de grafitis, el interior apuntalado y el jardín es un vertedero".
Martínez Vidal es consciente de que la rehabilitación del edificio "es posible que cueste más que la adquisición del propio inmueble", unido a que la protección nivel 2 que el Plan General de Urbanismo le dio "está resultando un lastre, pues implica que cualquier reestructuración tiene que respetar el más mínimo detalle de su aspecto original".
El edil de Vox ha recordado que el Gobierno de Manuela Carmena planeó comprarlo, pero el de Almeida paralizó la operación, "por considerar que no era viable económicamente". "Es momento de proteger y blindar la arquitectura contemporánea madrileña, ahora que se empieza a trabajar en un nuevo Plan General, y quizá un nivel más bajo de protección lo facilitaría todo", ha planteado.
La directora general de Patrimonio Cultural del Ayuntamiento, Elena Hernando, ha contestado que el inmueble "cuenta con un nivel de protección que garantiza su conservación". "Por sus características constructivas y volumétricas de gran interés, esta protección es en grado estructural, lo que implica que tiene valores suficientes para merecer la conservación, tanto de su volumetría como de sus elementos arquitectónicos más destacados. En consecuencia, es obligatoria su restauración y rehabilitación por parte de los titulares", ha indicado.
"El edificio es un equipamiento privado, así que son sus propietarios los que deben acometer la restauración y rehabilitación del inmueble. En el momento en que se vaya a intervenir, el proyecto de obras tendrá que contar con la preceptiva licencia municipal y será analizado previamente por la correspondiente comisión, de acuerdo con la normativa", ha contestado la directora.
Esto es, el edificio "cuenta con un nivel de protección que impide a sus titulares realizar intervenciones que conlleven su desaparición, ya que es obligatoria su restauración y rehabilitación".
Para Fernando Martínez Vidal esta contestación no es suficiente y se ha preguntado si el Ayuntamiento "está haciendo algo o está requiriendo a los propietarios para que lo hagan". "Me da la sensación que donde hoy hay un palacete en ruina, mañana habrá una torre de viviendas o algo especulativo", ha advertido.
Hernando, a su vez, ha afirmado que el Ayuntamiento "no tiene constancia ni conocimiento de que el edificio esté en ruinas", para insistir en que "la conservación tiene que estar garantizada" y la Administración actuará "en el momento en que sea preciso".
El pasado abril, la asociación Hispania Nostra incluía en su Lista Roja del Patrimonio el Asilo Goicoechea e Isusi, por su "pésimo estado de conservación", tras haber perdido "multitud de elementos originales" y "ser vandalizados y expoliados".
En Hispania Nostra añaden que sus actuales propietarios alegan que su nivel de protección es "demasiado elevado" y consideran "innecesaria su rehabilitación". El edificio se terminó de construir en julio de 1926 y fue Isabel de Borbón quien lo reinauguró como Asilo para los Inválidos. En su estilo se observan reminiscencias del Neoclasicismo y Barroco, especialmente en su puerta principal de acceso.