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Especialistas en tratamiento no invasivo de lesiones

La técnica de ondas de choque focales, en combinación con la tecarterapia, son la base para el tratamiento no invasivo de lesiones traumatológicas, secuelas de cirugías ortopédicas y plásticas, con excelentes resultados. (Foto: IStock).

La técnica ofrece resultados probados en múltiples dolencias traumatológicas y de partes blandas como músculos, tendones y fascias

Redaccion | Lunes 21 de octubre de 2024
El Hospital HLA Universitario Moncloa aplica ondas de choque focales como tratamiento no invasivo de lesiones traumatológicas, secuelas de cirugías ortopédicas y plásticas, en combinación con la tecarterapia, con excelentes resultados.

El HLA Hospital Universitario Moncloa cuenta en la cartera de servicios de su área de Traumatología con la técnica de ondas de choque focales, una modalidad de tratamiento que, en combinación con la tecarterapia, son la base para el tratamiento no invasivo de lesiones traumatológicas, secuelas de cirugías ortopédicas y plásticas, con excelentes resultados.

El Dr. Fernando Javier Dujo Rodríguez, especialista en Traumatología y Cirugía Ortopédica del centro madrileño del Grupo HLA, cuenta con dilatada experiencia en el uso terapéutico de la tecnología de ondas de choque focales (OC). Este equipamiento es un emisor electromagnético que genera ondas sonoras de alta potencia de energía, que provoca efectos mecánicos y biológicos en las células.

“La técnica se basa en su mecanismo de actuación y cómo influye en la fisiología del cuerpo. Actúa sobre partes blandas (carne, músculo, etc.) y duras (huesos), en procesos de reparación, diferenciación y proliferación celular o regeneración tisular, evitando la fibrosis tisular, es decir, el desarrollo excesivo de tejido conectivo fibroso en un órgano o tejido como consecuencia de un proceso reparativo o reactivo”, explica el facultativo.

Los primeros estudios sobre el uso médico de OC se remontan a 1950 y describían las propiedades físicas de los generadores electromagnéticos. En 1971, se comienza a aplicar con éxito para tratar cálculos renales y, en 1985, se comienza a aplicar en huesos. Más adelante, se comenzaría a aplicar también para estimular la cicatrización de heridas, tendinopatías y resto de patologías traumatológicas y ortopédicas, extendiéndose a otros campos médicos, para tratar úlceras de larga duración, cardiopatías isquémicas o puntos dolorosos miofasciales, entre otras.

En cuanto a sus efectos regeneradores, el Dr. Dujo explica que “las ondas de choque estimulan las células madre pluripotenciales, activan la síntesis del colágeno, tiene acción antinflamatoria y produce efecto analgésico inmediato. Como valor diferencial, en nuestra consulta combinamos esta técnica con la tecarterapia, que aplica corrientes de alta frecuencia y permite tratar el músculo y nervio al mismo tiempo. Su uso conjunto nos permite ofrecer tratamiento no invasivo en un amplio abanico de patologías y con resultados satisfactorios probados en el 92% de los casos”.

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Lesiones y tratamiento


En la extensa lista de lesiones que mejoran con el tratamiento con OC, destacan las de partes blandas que abarcan músculos, tendones, fascias, el Sistema Nervioso Periférico y piel, como esguinces cervicales, dorsales y lumbares, pequeñas roturas musculares y sus calcificaciones, lesiones de ligamentos, tendinitis estenosante, síndrome del túnel del carpiano o dolor de espalda, entre otras.

En cuanto a su aplicación a las partes duras, “consideramos las OC el tratamiento de primera elección para las contusiones óseas, fracturas estabilizadas en la fase subaguda en carpo, tarso, clavícula, húmero radio y cúbito, fémur, tibia y peroné, con mejores resultados que la cirugía sobre el retardo de la consolidación de los huesos y pseudoartrosis hipertrófica y atrófica”, asegura el Dr. Dujo.

Además, el tratamiento puede aplicarse a patologías cutáneas, como heridas por abrasión, úlceras, heridas que no cicatrizan, pérdida de substancia en antebrazo por mordedura de perro, úlcera vascular, necrosis de injerto o úlcera sacra, entre otras.

Lo más novedoso es su aplicación de baja intensidad para tratar la disfunción eréctil de origen vascular. A nivel experimental, se ha observado que su uso en su modalidad de baja energía en el corazón induce la formación de nuevos vasos sanguíneos (neovascularización) y mejora la circulación en el músculo del corazón.

Al tratarse de una técnica no invasiva, sus posibles efectos segundarios son de baja incidencia, exclusivamente en el punto de aplicación de las ondas. Sin embargo, no se recomienda su uso en pacientes con infección aguda en el foco de la fractura, embarazadas, personas con marcapasos y niños en crecimiento, entre otros perfiles clínicos específicos.

La intensidad, número de aplicaciones y repeticiones en el tiempo del tratamiento dependerá de cada caso, teniendo en cuenta el tipo de patología y la historia clínica del paciente.

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