Ante un desastre de esta magnitud, con pérdidas personales y materiales –muchos de los afectados se han quedado, prácticamente, sin nada–, la atención psicológica juega un papel fundamental.
Ansiedad, estrés y estado de 'shock' son algunas de las consecuencias que pueden sufrir los damnificados que necesitan, sobre todo, recibir información sobre el paradero de sus seres queridos para reducir el nivel de incertidumbre.
Así lo explica la psicóloga Gema del Pozo, de la Sociedad Española de Psicología Aplicada a Desastres, Urgencias y Emergencias (Sepadem). "Lo más importante ahora mismo es reducir ese nivel de incertidumbre", tanto para las personas que no encuentran a sus familiares, como para aquellas que no han perdido a nadie, pero no saben cuándo van a poder volver a sus casas y si van a poder hacerlo.
"Todas estas noticias catastróficas que estamos recibiendo en las últimas horas generan un nivel de estrés muy alto y, ahora mismo, el apoyo psicológico se debe enfocar a poder orientar a los afectados con toda la información posible", señala la psicóloga, quien es miembro del grupo de Urgencias, Emergencias y Catástrofes del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid.
Los números de teléfonos a los que pueden llamar, los recursos a los que pueden acudir y consultar son los primero pasos de la intervención con los afectados.
"Si yo he perdido a mi madre y no la encuentro, por mucho que venga alguien para decirme que 'tranquila, todo va a salir bien' no va a provocar que esa incertidumbre y el estado de estrés disminuya", recalca la experta.
Es normal que los afectados se encuentren en estado de shock, es decir, de bloqueo, porque todo ha pasado "de golpe" y es muy estresante, con lo que el cerebro no puede procesar lo ocurrido.
Es la información, precisamente, la que va desbloqueando poco a poco a la persona. Pero, incide en que es una situación difícil, porque los que han perdido sus casas no pueden volver a "su lugar seguro".
"Los testimonios hablan de que, en cinco minutos, se inundó todo. No ha habido forma de prepararse para eso; ahora mismo, los afectados están en modo supervivencia", sostiene del Pozo.
"La incertidumbre de muchos afectados por no saber el paradero de sus seres queridos les produce ansiedad, estrés y estado de shock".
La responsable de Comunicación de Cruz Roja en Valencia, Ana Gómez, señala que en los centros municipales habilitados en Valencia se han vivido todo tipo de situaciones, que se intentan resolver de forma individualizada.
Se nota la incertidumbre entre los afectados por cómo y cuándo podrán regresar a sus hogares y qué ha ocurrido son sus bienes materiales.
Aún es pronto para saber la atención psicológica que van a precisar a partir de ahora las personas afectadas, pero lo que se está haciendo, apunta, es hacerles sentir que "se les apoya y se les escucha".
"Estamos dando, sobre todo, respuesta a lo más básico, desde cargar el móvil para que puedan tener toda la información posible hasta una mediación urgente si lo precisan", cuenta Gómez
Pero, no sólo hay que cuidar la afectividad de los mayores, también la de los más pequeños. "Cualquier catástrofe, natural o provocada por el ser humano, es espantosa, tanto para niños como para adultos", recalca Unicef.
Del mismo modo que a los adultos se les pide expresar sus emociones, los más jóvenes también han de hacerlo y, recuerdan, es importante prestar atención a los síntomas de alarma que puedan presentar los pequeños. Señales como temblores, silencio o retraimiento pueden ser indicios de un problema subyacente.
"No hay que evitar tratar el tema y no mentirles", aclaran los expertos de Unicef. "Hay que preguntarles, escucharles y validar sus sentimientos", destaca Save the Children en una guía publicada tras la tragedia. "Para los más pequeños, dibujar puede ser una herramienta efectiva para expresar sentimientos», apuntan.
Apenas han pasado cuatro días de las inundaciones, la herida de esta tragedia tardará muchos años en cicatrizar en la sociedad.