Mafalda, la filósofa más niña del mundo que odiaba la sopa y amaba a los Beatles, se ha instalado en el paseo central de Matadero Madrid como homenaje a su creador, el inmortal Quino, y ha convertido a Madrid en miembro del selecto grupo formado por una docena de esculturas repartidas por todo el mundo.
Un solo escultor en el mundo, el argentino Pablo Irrgang, puede firmar estas obras al haber sido el único retratista autorizado por Quino, como ha explicado el propio artista, que ha explicado que es una reproducción de la que realizaron trabajando junto con el artífice de Mafalda y su mundo, desde Manolito a Susanita.
"Es la duodécima ciudad en el mundo que la recibe. ¡Es increíble el amor que reciben la pequeña y Quino!", ha destacado Irrgang, que ha subrayado que "hoy más que nunca, es necesario el mensaje de Quino y Mafalda, sus valores de paz, amistad, justicia social, ecología, feminismo, semillas que siembra en cabezas fértiles para florecer y no dejar lugar al fascismo".
El barrio de San Telmo, en la ciudad argentina de Buenos Aires, acoge a una de estas selectas Mafaldas, igual que Mendoza, otra urbe del mismo país que vio nacer a Quino.
Las obras de Irrgang muestran a una Mafalda sentada en un banco, desde donde mira de forma tan particular el mundo. También se puede encontrar otra escultura en la venezolana Caracas o en la capital peruana.
Sin salir de España, la de Matadero será la tercera después de la del parque San Francisco de Oviedo y la del parque barcelonés de Santa Coloma de Gramanet. La de Madrid llega como una donación de la editorial Penguin Random House.
Entre los asistentes a la inauguración ha estado presente Guille Lavado, como representante de la familia de Quino. El homenaje en Madrid coincide con la celebración de los 60 años desde que nació de los pinceles del artista argentino.