A pie de Calle

Reflexiones de un ciudadano ante la tragedia por las inundaciones en el Levante

En sus reflexiones, el comerciante madrileño Luis Pacheco valora la actitud del Rey Felipe VI y su apoyo a los afectados, mientras critica la respuesta del gobierno de Pedro Sánchez. (Foto: Casa Real).

Luis Pacheco Torres, comerciante madrileño

Sábado 09 de noviembre de 2024
El texto reflexiona sobre la devastadora DANA en Levante, que ha causado destrucción y pérdidas humanas y destaca la solidaridad de los españoles ante la tragedia, contrastando con la ineficacia política.

Llueve, detrás de los cristales, llueve y llueve, como en aquella Balada de Otoño, de Joan Manuel Serrat...

Cuando escribo esto, pienso en las cosas cotidianas a las que no le damos importancia: tocar un pulsador y disponer de luz a demanda; tener tu casa con una temperatura agradable, aunque haga mucho frío en la calle o esté achicharrándose el termómetro; abrir el grifo en casa y que corra un agua limpia, cristalina y refrescante; que con pulsar un simple botón se limpia el inodoro gracias a ese agua y que cuando lo necesitemos, fluya de una ducha o baño para nuestra higiene y descanso. Esas cosas tan sencillas, sin mayor transcendencia, que nos aportan bienestar y sensación de que vivimos en una sociedad avanzada.

El agua, el líquido elemento, tan necesario para la vida, en esta ocasión se ha encrespado y nos ha golpeado con una tragedia, una devastadora DANA, que en nuestro querido Levante ha causado destrucción, caos y muchos fallecidos y desaparecidos, además de privar a muchos compatriotas de lo más elemental: sus casas, sus trabajos, sus servicios, sus calles y coches, y del equilibrio en sus vidas y familias.

Todo el país se ha volcado con voluntarios y envío de enseres y víveres, y hemos vivido desde Madrid como en el primer día ya se enviaron dotaciones de Bomberos, de Policías Locales, de especialistas en Salud Mental de la Universidad Complutense, así como Unidades Caninas de la Guardia Civil.

Los valencianos han asegurado que las primeras ayudas les llegaron desde la Comunidad de Madrid.

No faltarán, como siempre en estos casos las voces buscando culpables y diciendo aquello de: “Se podría haber evitado”. Pero, el hecho concreto es que ha sucedido y ahora hay que luchar para minimizar los daños, consolar primero y socorrer con ayudas, después, a tantos y tantos ciudadanos valencianos y de Castilla La Mancha o Andalucía, donde también ha habido damnificados, y por supuesto no olvidarse en uno o dos meses.

Al escribir estas líneas, han pasado ya seis días desde que la furia de esas aguas desbordadas arrancaron de cuajo esas vidas, privando de golpe de esas cosas cotidianas a muchas familias.

Estupor produce escuchar los episodios de saqueo y pillaje en medio de la desgracia y desolación. Sin duda, vemos lo más bajo de la condición humana en algunos individuos que no merecen ni el más mínimo respeto ni consideración de la sociedad, trabajo añadido, sin duda, para policías y agentes del orden.

Encomiable el voluntariado que ha ido llegando desde todos los rincones de España y que, sin apenas medios y escasez de utensilios, han llegado los primeros para evacuar barro y muebles inservibles; admirable la ola de solidaridad de millones de españoles, que ha hecho llegar ropas, enseres, agua, alimentos y artículos de limpieza o higiene personal.

La DANA y sus daños han puesto de manifiesto que el pueblo siempre responde ante la adversidad, por muy grande que esta sea, y que suele tener las ideas más claras que los dirigentes políticos, siempre enfrascados en rifi-rafes partidistas y que miden cada paso o decisión que toman en función de si les renta electoralmente o no.

El último capítulo, vivido en Paiporta (Valencia), nos abochorna a todos: la sociedad civil, voluntarios y paisanos, muy indignados por la nefasta gestión, increparon a la comitiva que formaban el Rey Felipe VI y los presidentes de Gobierno de España y de la Generalitat de Valencia.

Creo, sinceramente, que todos los españoles sabemos hacia quién iban dirigidas las protestas y los insultos, las imágenes no dejan lugar a dudas, pero ha sido muy diferente la respuesta de cada uno de esos gobernantes.

Así, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se dió media vuelta y de forma injustificadamente cobarde y protegido por su equipo de eeguridad puso rumbo al coche, olvidándose de la indignación y de consolar o escuchar a las víctimas de esta desgracia. Nadie se cree el relato que esgrime Moncloa de que eran grupos de ultraderecha y organizaciones nazis. La credibilidad se gana día a día y ya no cuelan algunas cosas.

El presidente valenciano, Carlos Mazón, aguantó estoicamente junto a su Majestad, a él iban también dirigidas muchas reclamaciones, pero fué consecuente con su responsabilidad y acompañó al Rey hasta su marcha.

Mención aparte merece la actitud y proceder del Rey Felipe VI, que cuando más arreciaba el lanzamiento de barro y otros objetos, ordenó cerrar paraguas y hablar y mezclarse con la gente para transmitirles su apoyo y consuelo, demostró su valentía, saber estar y formación militar, y sin nervios habló con muchos de los allí presentes y les abrazó y arropó con promesas de no olvidarse de su situación.

Sin duda, destacar también la fortaleza de la Reina Leticia, que al igual que el Rey no rehuyó el cuerpo a cuerpo con el pueblo, al que trató de consolar y acompañar, aunque se 'rompió' y lloró en algunos momentos de abrazos con personas que contaban su agotamiento.

La reflexión final es que el Ejército debiera haber acudido a ayudar desde los primeros momentos y que, tras esta visita, la Casa Real sale reforzada ante la ciudadanía y que Pedro Sánchez y su Gobierno demuestran inoperancia y estar sobrepasados por los acontecimientos, los afectados no sienten ningún apoyo de Moncloa.

Mazón y la Comunidad Valenciana necesitan toda la ayuda de los españoles fuera de análisis de culpables, Ahora, lo que procede es que todos arrimemos el hombro y que las ayudas sean efectivas y suficientes.

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