A pie de Calle

"¿Apagón, trenes? ¡Decencia, por favor!"

El pasado lunes 28 de abril en España vivimos una situación inédita, el apagón eléctrico total nos cambiaba la vida de repente. (Foto: Agencias).

TRIBUNA DE OPINIÓN I Luis Pacheco Torres, economista

Jueves 08 de mayo de 2025
La ciudadanía exige transparencia y verdad, tras el reciente apagón en España, que ha causado caos y pérdidas económicas, según explica, en el siguiente artículo de opinión, el empresario madrileño Luis Pacheco Torres.

No más mentiras. La ciudadanía quiere saber la verdad de lo que ocurre, no acepta más juegos de trilerismo, ni más culpas ajenas. Sólo pide conocer con certeza las causas de lo que a menudo le toca soportar y sufre calladamente y sin protestar mucho.

El pasado lunes 28 de abril en España vivimos una situación inédita, el apagón eléctrico total nos cambiaba la vida de repente. No podíamos desplazarnos en ferrocarril, tampoco vía aérea y el caos circulatorio cobró dimensiones inimaginable en las ciudades. La caída a cero del suministro eléctrico nos hizo ver la vida desde un lado muy oscuro e inimaginable en el 2025.

La conservación de alimentos y medicamentos de primera necesidad se veía muy dañada; los comercios no podían ejercer; la hostelería veía como se cerraba cualquier opción de dar servicio y, en definitiva, el caos se apoderó de nuestra conciencia.

Nos dimos cuenta de la importancia del denostado dinero en metálico, sin el cuál éramos ciudadanos indigentes sin 'poder adquisitivo'; aprendimos de la trascendencia de tener una radio o transistor que funcionase a pilas y nos permitiese mantenernos informados; de la ansiedad que nos producía estar incomunicados con nuestros familiares y seres queridos; del parón económico, con millones de pérdidas en empresas grandes y chicas. Y, sobre todo, cuando regresó el suministro eléctrico, vitoreamos volver a ser personas libres para vivir, movernos y comunicarnos a través de Internet y poder disfrutar de las redes y su consiguiente 'cotilleo'.

Todo lo vivido nos lleva a reflexiones a tener en cuenta, pero la mayor lección es que quién está a los mandos, no está preparado; a quién dirige el país, no le importa mentirnos; a quién toma las decisiones que nos atañen a todos, no le importa el bién común y sólo tiene un objetivo: permanecer en la Moncloa.

Aparecer tarde ante los ciudadanos ávidos de respuestas y decir que "desconocemos las causas" del infame apagón, y decir que –a pesar de ese 'desconocimiento'– la culpa era de las operadoras privadas –repetido esto en 17 ocasiones durante la intervención, cuando la culpa real es de Red Eléctrica, una empresa participada por el Gobierno y dirigida por Beatriz Corredor, socialista y enchufada con más de 520.000 € anuales–. Faltó poco para que se le echase la culpa a la oposición, a la ultraderecha o a Ayuso. En fín, siempre la culpa es de los otros, nunca un error propio.

Y llegan las averías de los trenes y el colapso de las estaciones de Atocha o Santa Justa, y más de lo mismo, el ministro del ramo muestra total ninguneo por los atribulados viajeros y dice que Renfe y Adif pasan por el mejor momento de su historia.

Tras estas experiencias, se hace cada día más necesario cambiar de gobernantes. Las próximas citas electorales serán vitales y dejar el timón en manos de gestores, de pragmáticos dirigentes que nos aporten soluciones y un escenario menos tétrico. España merece más eficiencia, más concordia y, sobre todo, más decencia.

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