En un comunicado de esta iniciativa ciudadana que está circulando en redes, describen que los edificios de Prosperidad "se están viendo invadidos por cocinas industriales que amenazan con romper la convivencia en el barrio", primando esas empresas su negocio frente a "la salud, la tranquilidad y la vida en las calles".
"Desde las cocinas de La Prospe se prestan servicios de reparto a domicilio para los barrios ricos de Chamartín, Serrano, Guindalera y Arturo Soria, mientras las familias trabajadoras tenemos que lidiar con todos los efectos secundarios de este dudoso negocio", alertan en el citado texto.
Los carteles advierten de la situación que vive la vecindad, con "ruidos, malos olores, atascos, aumento de tráfico y el peligro que supone tener una industria bajo la casa", unido a la amenaza que supone para el pequeño comercio.
"Las cocinas industriales destruyen la economía del barrio y su vida. No aportan nada positivo y sólo traen problemas", han sostenido, además de apuntar que plataformas como Glovi, Uber y Deliveroo "generan precariedad y ruina para el comercio local".
El Ayuntamiento de Madrid ya está revisando el uso industrial, para garantizar la convivencia vecinal con las conocidas como 'cocinas fantasmas' o 'dark kitchen', contestaba el delegado de Desarrollo Urbano, Mariano Fuentes, en el Pleno de Cibeles esta misma semana a una proposición de Más Madrid.
El edil de Más Madrid, José Manuel Calvo, instaba a actualizar la normativa, "que no es clara", porque, tal y como está ahora, es un "coladero". "Estamos a tiempo de atajarlo", planteaba el concejal.
Fuentes contestaba que el área está atento a estas nuevas actividades que se asientan en zonas residenciales, en respuesta a nuevas demandas sociales, y aventuraba que este auge "responde a la demanda a domicilio por la pandemia", por lo que desconocen su asentamiento una vez que se llegue a la 'vieja normalidad'.
El delegado indicaba que ya se están revisando las normas urbanísticas en el uso de las regulaciones industriales, para garantizar la convivencia vecinal, unido a que la Agencia de Actividades ya tiene en marcha programas específicos de inspección cuando estas actividades se implanten en edificios residenciales.
La moción de Más Madrid, rechazada, incluía modificar el actual Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) y establecer mecanismos para regular "de forma adecuada" la instalación de las 'cocinas fantasmas', "que en los últimos años se están instando por la ciudad, en muchas ocasiones en entornos no apropiados, resultando incompatibles con el desarrollo de la vida urbana".
Se trata de locales no abiertos al público y cuyos clientes ordenan la comida a través de plataformas de entrega a domicilio, en horarios que van desde las 8.00 horas hasta la medianoche, con un trasiego constante de 'riders' y furgonetas.
Más Madrid ya ha identificado estas cocinas en el patio de manzana situado entre las calles de Zabaleta, Quintiliano, Cartagena y Canillas, en un entorno completamente residencial de Prosperidad (Chamartín), en Tetuán y Retiro.
La proliferación de estas instalaciones es "una actividad nueva, que no encaja del todo con la normativa en vigor, quedando a caballo entre los servicios de restauración, aunque sin barras ni mesas, y la industria alimentaria", han indicado en Más Madrid, que sostienen que es "obvio que el Plan General de Ordenación Urbana, aprobado y en vigor desde 1997, se demuestra obsoleto ante esta nueva realidad".
El delegado de Desarrollo Urbano, Mariano Fuentes, cifró en cuatro las cocinas industriales autorizadas después de que la concejala socialista Mercedes González alertara en la última comisión del ramo, celebraba la semana pasada, del crecimiento exponencial de las conocidas ya como 'dark kitchen o cocinas fantasmas'.
La COVID-19 ha traído aparejado un "aumento exponencial" de estas cocinas industriales, como si fuera una suerte de "Amazon de la comida", que "intervienen en el mercado inmobiliario como las viviendas de uso turístico", afirmaba González.
La edil del PSOE comparaba que el número de platos de estas cocinas industriales sería equiparable al de un restaurante con aforo de entre 700 y 1.500 personas. En su intervención, González reprochaba al área la "flexibilización normativa". "Si no hay norma, quizás no debería haber licencia, como se hace en muchos municipios europeos", planteaba.
Fuentes contestaba que las cocinas industriales son actividades en el uso industrial, reguladas por el Plan General y se tramitan según el procedimiento establecido. Fue en el año 2018 cuando se llevaron a cabo las preceptivas licencias de actividad para esos usos, ha recordado, "conscientes de su afección en el entorno".
El área ha pedido un informe a Medio Ambiente para que determine si estas actividades tienen que someterse a evaluaciones ambientales en el procedimiento de licencia. Además, la Agencia de Actividades requerirá, en la actualización de licencias, que se aporte un estudio que determine las condiciones de movilidad, además de exigir plazas de carga y descarga, como recoge el Plan General.
Unido todo ello a la inspección de edificios. También se revisará a futuro la regulación de los usos urbanísticos, especialmente los industriales, para regular las nuevas actividades "y garantizar su compatibilidad con la convivencia vecinal".
Fuentes llegó a cuestionar al PSOE por decir que este tipo de cocinas "se ha multiplicado exponencialmente", cuando el Ayuntamiento ha autorizado, desde 2018, únicamente cuatro. "Es crear un bulo de algo que no existe", contestaba a la concejala socialista.