Hortaleza

El polémico recorrido del Bus Rapid, en revisión

La primera línea de bus rápido de la capital –con carriles segregados y vehículos eléctricos cero emisiones– comenzaba a operar este martes, entre Valdebebas, Sanchinarro y el Hospital Ramón y Cajal. (Foto: Ayuntamiento de Madrid).

Estas modificaciones se están ejecutando "a demanda vecinal", aseguran desde el Ayuntamiento de Madrid

Redacción Este | Sábado 03 de junio de 2023
La portavoz del Gobierno municipal en funciones, Inmaculada Sanz, señalaba este jueves que las modificaciones se están ejecutando "a demanda vecinal" y "es una buena noticia" que este servicio ya esté en marcha, porque es "mucho más rápido". Lo cierto es que, con el servicio en marcha, las calles vuelven a estar en obras.

En concreto, las "pequeñas modificaciones" que se están llevando a cabo en las obras del Bus Rapid se centran en rebajar bordillos e incluir zonas verdes en lugar de dejar zona de acera. Además, en ciertas zonas, se amplía la entrada a las calles "para mejorar la facilidad de circulación", aunque insisten es que "siempre han cabido autobuses y coches".

La primera línea de bus rápido de la capital -con carriles segregados y vehículos eléctricos cero emisiones- comenzaba a operar este martes, entre Valdebebas, Sanchinarro y el Hospital Ramón y Cajal.

Este proyecto permite a los residentes de estos barrios conectar directamente con su centro hospitalario de referencia, en 30 minutos. El servicio se presta a través de un autobús cien por cien eléctrico, de alta capacidad y similar a un tranvía moderno, que circula por un carril segregado, contando con la ventaja de la prioridad semafórica.

El trayecto tiene una longitud total de 31 kilómetros, de los que 19 discurrirán por vías segregadas con prioridad semafórica, y de ellos, ya se han puesto en marcha 12 kilómetros.

Además de contar con conexión con el Hospital Isabel Zendal, esta primera línea de bus rápido conectará con el futuro intercambiador de Valdebebas.

Protestas vecinales

La asociación de vecinos de Sanchinarro convocó el día de la inauguración una concentración para mostrar su rechazo al nuevo autobús. Acudieron una veintena de personas que, bajo una intensa lluvia, protestaban por las obras y por los atascos que provoca la reducción de carriles.

Cuentan que llevaban años reclamando una línea de autobús que les llevara al Ramón y Cajal. "Siempre nos habían dicho que no era posible", explican. Y, de repente, comienzan las obras de un proyecto, "sin darnos ninguna opción a opinar. Para poder hacer un carril en exclusiva, han quitado un carril en las avenidas grandes y, en la calle del centro de salud, que tenía dos carriles, sólo han dejado uno para que circulen los coches, con los consiguientes problema de atascos".

El autobús entra y sale de su carril segregado a una rotonda. El problema con el que se encontraron los conductores de la EMT, a pocos días de la inauguración, fue que los autobuses no podían girar para incorporarse a dicha rotonda y los autobuses "tenían que invadir los tres carriles, porque no cabían", relatan los vecinos, que piensan que la idea del bus rápido "puede estar bien, pero está mal diseñado".

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