La Comunidad de Madrid cuenta con numerosos parajes para poder disfrutar de estos nuevos colores que trae la estación, incluso en la capital, donde parques como El Retiro invitan a los madrileños a disfrutar y a capturar este espectáculo cromático que ofrece la naturaleza.
Más allá de la M-30, uno de los paisajes más atractivos de la región en esta época del año es, sin duda, el hayedo de Montejo –o monte El Chaparral–, en la Sierra del Rincón, reconocido como Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO, desde 2017, y declarado Sitio natural de interés nacional, en 1974.
Dado el grado de protección del entorno, las visitas están restringidas y es necesario obtener una acreditación obligatoriamente para poder disfrutar de este paraje natural en la región.
La entrada puede conseguirse de forma anticipada, a través de la página web www.sierradelrincon.org. Además, también existe la posibilidad de 'atrapar' uno de los pases en el Centro de Información de la Reserva de la Biosfera de la Sierra del Rincón, aunque sólo para el mismo día de la visita y hasta completar aforo.
A tan sólo hora y media del centro de Madrid, este singular bosque al norte de la Comunidad descansa en la ribera del cauce del río Jarama y recibe alrededor de 25.000 visitantes anuales. Es uno de los hayedos más meridionales de toda Europa y el único que hay en toda la región.
La referencia más antigua de este entorno se encuentra en el Libro de La Montería, de Alfonso X el Sabio (siglo XIV).
Además, otro atractivo que ofrece este hayedo en otoño son las setas, que aparecen con la llegada de las primeras lluvias, como es el caso de la 'mucidula viscosa', una especie que fructifica sobre los troncos de los árboles.
Sobre la recogida de estos hongos, cabe recordar que unas setas son comestibles, como la codiciada calabaza y el escaso boleto real, y otras son venenosas, como es el caso de la falsa oronja.
Ante la llegada de Halloween, el próximo 31 de octubre, hay que destacar que este enclave al norte de Madrid también ofrece un halo de misterio y de magia que recorre sus caminos.
Cuenta la leyenda que antaño el bosque estaba habitado por duendes y hadas, que atraían a los visitantes con sus cánticos para engañarlos y llevarlos hasta su guarida y convertirlos en animales.
En este sentido, en este espacio natural viven un total de 194 especies de vertebrados, entre los que se encuentran los corzos y los jabalíes. Además, en esta época se produce uno de los fenómenos más llamativos, la migración de las aves.
En otoño, buena parte de la fauna de este hayedo está formada por individuos jóvenes independizados recientemente, de modo que alimentos como las bellotas, los hayucos o los arándanos constituyen un valioso recurso para petirrojos o arrendajos, entre otros.
Además, este paisaje está compuesto por unas 833 especies de flora, entre las que se encuentran las hayas de más de 20 metros de altura y 500 años de antigüedad que dan nombre a este espacio natural, entre las que destaca el Haya de la Roca.
Estos árboles conviven con robles centenarios, acebos y fresnos, entre otros ejemplares. Algunos de ellos están incluidos en la lista de Árboles singulares de la Comunidad de Madrid.
Además de desconectar del ajetreo de la ciudad en este hayedo, lo cierto es que hay muchas más excursiones que se pueden llevar a cabo en la Sierra del Rincón.
Los pueblos serranos de Montejo de la Sierra, La Hiruela, Prádena del Rincón, Puebla de la Sierra y Horcajuelo de la Sierra esconden entre sus calles y casa de piedra rincones pintorescos.
Para los más deportistas y amantes de la naturaleza, este área de la Comunidad invita a contemplar las estrellas, hacer ciclismo, montar a caballo o caminar por alguna de las 20 Sendas Verdes de Madrid o el GR303, que pasa por los cinco municipios.
En concreto, Hayedo de Montejo propone realizar varias rutas por la Sierra, como la Ruta por el Camino Viejo a Horcajuelo y las Huertas, donde pueden verse grandes saúcos, fresnos, desmochadas, arces y salgueras; y la Ruta de la Ermita de la Soledad a la de Nazaret, que discurre a través de antiguos prados de siega.
Como en cualquier excursión, uno no puede volver sin probar la gastronomía de la zona, donde destacan los judiones de Montejo, las patatas, las migas de pastor y la carne de producción local.