Salamanca

El último horchatero de 'calle' en Madrid

José Manuel, natural de Madrid, regenta el único quiosco que perdura en la ciudad con venta de horchata casera en la vía pública, llamado “aguaducho”. (Foto: JMD Salamanca).

Regenta el único quiosco con venta de horchata casera en la vía pública de Madrid, sito en la calle de Narváez, 8

Redacción Salamanca | Domingo 12 de octubre de 2025
La horchata es una bebida popular de Madrid y el último quiosco que la sirve se encuentra en la calle de Narváez, en el distrito de Salamanca, regentado por José Manuel García López, quien representa más de 100 años de negocio familiar.

Chufa, agua, azúcar y mucho cariño ligado a tradición son los ingredientes de una de las recetas más antiguas de Madrid: la horchata.

Popularmente asociada a la zona de Levante, se desconoce el origen de esta bebida, que ya tomaban los árabes y que fue una de las más típicas de la capital del siglo XX, con más de siete millones de litros vendidos en 1959, según un periódico de la época.

En Madrid hubo más de 300 quioscos en la vía pública que preparaban y servían esta bebida, los conocidos como 'aguaduchos'. A día de hoy, sólo queda uno en la ciudad y se sitúa en la calle de Narváez, 8, muy cerca de la estación de metro de Goya. El propietario de este puesto, José Manuel García López, es el 'último horchatero' de Madrid.

Receta secreta y centenaria

Después de 20 años como regente del puesto, José Manuel es todo un referente en el distrito de Salamanca. Vecinos, turistas y célebres figuras de la cultura o la política conocen a este profesional, que será el encargado de dar el pregón de las Fiestas del Pilar 2025 este 10 de octubre.

Confiesa que siente mucho orgullo, algo de nerviosismo, y que después de todo el esfuerzo, “que el Ayuntamiento y la Junta Municipal nos reconozcan de esta manera, para mí es un orgullo”, reitera.

“El distrito de Salamanca es mi segunda casa”, recalca José Manuel. Durante los seis meses que tiene abierto el quiosco, de mediados de abril a septiembre, el horchatero está todos los días en el barrio desde bien temprano.

Ser horchatero conlleva mucho sacrificio, una máxima que el alma del negocio familiar ha mantenido durante generaciones, desde principios del siglo pasado.

José Manuel relata que aprendió el oficio desde bien pequeño, cuando en vacaciones escolares su madre le levantaba a las seis de la mañana para ir al quiosco que, en ese momento, regentaba su abuela María, que emigró a la ciudad desde Crevillente, Alicante. Ella era encargada de hacer el agua de cebada y su hermano y su tío, la horchata, de manera muy artesanal. Ahora, las máquinas son eléctricas, pero la receta familiar centenaria prevalece.

“El agua de Madrid es parte del sabor. Tenemos un agua maravillosa y, para hacer la horchata, es fundamental”, explica. No obstante, el truco precisa saber poner los porcentajes correctos de los ingredientes. Una fórmula de la que sólo desvela que el sabor único de su horchata lleva un 35% de chufa. El resto es todo un secreto.

Del distrito de Salamanca al mundo

Ser horchatero a la vez reporta muchas satisfacciones. Ha llegado a vender entre 100 y 130 litros de horchata en un día. Además, del producto estrella, también vende granizado y agua de cebada, con 60 y 40 litros diarios de venta, respectivamente.

El agua de cebada es una de las bebidas más castizas que, con el paso de los años, cada vez resulta más complicado encontrar en la capital. Pero, el aguaducho de Narváez, 8 la tiene. “Intento defenderla lo mejor posible, porque soy un fan incondicional de las tradiciones de Madrid. Me da mucha rabia ver cómo se pierden las cosas”, se sincera José Manuel.

El agua de cebada ha sido un producto típico de las fiestas y verbenas populares, que se refleja en las zarzuelas, motivo por el que José Manuel invita a a todos aquellos que, en fiestas de San Isidro o de la Paloma, se acercan a su quiosco vestidos de chulapos y chulapas.

En su cuenta de Instagram, acumula un gran número de fotografías y supera los 5.000 seguidores, no todos ellos son anónimos, porque @kiosko_horchata_narvaez muestra imágenes con profesionales del cine y la música, como Leiva, Javier Ambrossi, Javier Bardem, Rosana, Luisa Martín o el mismísimo alcalde, José Luis Martínez Almeida.

Es el primer alcalde 'horchatero' de Madrid”, dice José Manuel, mientras nos explica cómo Almeida se remangó la camisa para aprender a servir horchata en el aguaducho. En 2022, el Ayuntamiento dedicó una placa al puesto, que tiene instalada en uno de los laterales.

El quiosco de Narváez tiene clientes fieles del barrio y del resto de la ciudad, pero también vienen de distintas partes del mundo a probar sus productos.

“Ha venido gente de Australia, Canadá, Estados Unidos, Finlandia, Costa Rica, Hungría…”, detalla José Manuel. Y muchos visitantes de Asia, de países como Japón, China o Corea del Norte. “Los asiáticos sobre todo toman la horchata sin azúcar”, nos relata el entrevistado, puesto que también fabrica una opción con edulcorante.

José Manuel se enorgullece de ser conocido y de haber vendido producto a tanta gente célebre. Sin lugar a duda, quien más le marcó conocer, en los primeros años en los que regentaba el puesto, fue Fernando Chinarro, el popular actor y presentador que se hizo famoso junto a Los payasos de la tele, cuyo programa José Manuel veía con admiración de pequeño. “Al verle en el quiosco, aquí delante de mí, me emocioné”, se sincera.

Historia viva de Madrid

José Manuel nos confiesa sus sitios favoritos de Madrid, si alguien quisiera montar más quioscos de horchata, granizado y agua de cebada. Sus lugares clave serían el parque de El Retiro, la plaza Mayor, la plaza de San Miguel, la plaza de España, además de "la zona del paseo de Recoletos y el paseo del Prado, donde, antiguamente, empezaron los aguaduchos en la ciudad".

Antes de estar ubicado en la calle del Narváez del distrito Salamanca, el centenario quiosco pasó por diferentes localizaciones en las manos de la familia de José Manuel. Y si por un día pudiera volver a uno de los lugares donde estuvo ubicado antes, sería a la céntrica calle de Cedaceros, donde empezaron sus abuelos con el negocio. Volver a sus orígenes, recordando cómo su tía partía el hielo para las garrafas de corcho, cómo se mezclaban las chufas con agua y azúcar, y cómo todo se hacía de forma manual. Con tantas historias en la memoria, José Manuel escribió, tras la pandemia, un libro que autoeditó, "para que no caigan en el olvido".

A día de hoy, no sabemos si habrá próximas generaciones de horchateros en la familia, pero estamos seguros de que José Manuel es historia viva de la ciudad y de que el sabor de la horchata de su familia perdurará en el recuerdo de todos los madrileños y visitantes que alguna vez han probado la castiza receta, con la que brindamos para poder seguir visitando, por muchos más años, el quiosco de Narváez, el último aguaducho de Madrid.

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