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Equilibrando nuestra alimentación

Es muy importante marcar un horario de comidas, es decir no comer a demanda, cuando surja el hambre o ir picoteando de la nevera, tan cercana a nosotros en estos momentos.

De la mano de Belén Fontán, Nutricionista del complejo hospitalario Ruber Juan Bravo

Lunes 20 de abril de 2020
El COVID-19 ha llegado para cambiar nuestra rutina de la noche a la mañana y todos hemos tenido que adaptarnos a sus exigencias. Este cambio en nuestro modo de vida se ve muy reflejado en la alimentación: hemos cambiado horarios, cambiado hábitos y además usamos la cocina como uno de los principales elementos de distracción. De la mano de Belén Fontán, Nutricionista del complejo hospitalario Ruber Juan Bravo vamos a conocer una serie de propuestas que nos van a ayudar a conseguir parte del equilibrio perdido.

Cada uno tenemos nuestras circunstancias, unas más duras que otras, pero lo que está claro es que esta pandemia no ha dejado indiferente a nadie y todos hemos tenido que adaptarnos a sus exigencias.

La más importante de ellas, quedarnos en casa y cuidarnos, pero esto es más fácil decirlo que vivirlo. El estado de ánimo no siempre acompaña y los días se hacen largos. Este cambio en nuestro modo de vida se ve muy reflejado en la alimentación: hemos cambiado horarios, cambiado hábitos y, además, usamos la cocina como uno de los principales elementos de distracción, de manera que la repostería se ha convertido en uno de los principales pasatiempos. ¿Cuántos bizcochos llevas ya?

Para evitar perder nuestros buenos hábitos, así como mejorar nuestro estado de salud, tanto físico como mental -pues ambos van de la mano-, a continuación encontrarás una serie de propuestas que te van a ayudar a conseguir algo de equilibrio en estos atípicos días de la mano de Belén Fontán, Nutricionista del complejo hospitalario Ruber Juan Bravo.


Estabilizar nuestro ciclo vigilia-sueño

¡Qué importante es descansar en estos momentos!

Tener trastornado el sueño en esta situación es muy común y esto se refleja en 'falta de energía' durante los largos días, además de encontrarnos más inestables a nivel emocional. Por ello, irse a la cama a una hora apropiada, descansar, ponerse la alarma a una hora decente e intentar dominar este aspecto es muy importante para nuestro estado de ánimo.

Si lo que nos cuesta en conciliar el sueño, podemos ayudarnos de ejercicios de relajación y meditación, así como de infusiones relajantes, tipo tila alpina o valeriana, melisa, etcétera, que podemos tomar a lo largo de la tarde.


Establecer unos horarios

Es fundamental marcarse un horario para adaptarnos a esta rutina tan distinta a la que teníamos: marcar un tiempo de trabajo, un tiempo de tareas de la casa, un tiempo de ejercicio físico, un tiempo para jugar con los peques etc. Y, sobre todo, marcar un horario de comidas, es decir no comer a demanda, cuando surja el hambre, o ir picoteando de la nevera tan cercana a nosotros en estos momentos. Teniendo nuestras cinco comidas programadas, es más difícil caer en la tentación del picoteo.

Además, tener unos horarios en torno a las comidas, nos va a permitir regular tanto la saciación (hambre momentáneo, que no conseguimos eliminar por mucho que comamos, que por supuesto es un 'hambre emocional'), así como la saciedad (influye en la sensación de tener hambre más prolongada en el tiempo, por ejemplo terminar de comer y a la media hora tener esa sensación de hambre de nuevo).


Ejercicio físico a diario

¡Fundamental! Cada uno dentro de las posibilidades que tenga, debe conocer sus límites, pero no hay excusas, todos los días debemos realizar alguna rutina de ejercicio físico. Del mismo modo, el tiempo de ésta depende de la persona. Si se trata de alguien que no ha hecho nunca ejercicio, bastará con que realice 20 minutos al día de ejercicios de baja intensidad hasta que vaya ganando forma física; sin embargo, si la persona está acostumbrada a hacer ejercicio, puede dedicarle más tiempo y ampliar la intensidad del mismo.

Tenemos que tener en cuenta que estamos en una etapa muy sedentaria, y que nuestro cuerpo necesita su movilidad, no solo por el hecho de no engordar, que también, si no para prevenir problemas de circulación, de lesiones musculares, dolores de espalda, y para mantener nuestros niveles de glucosa y de colesterol a raya. ¡No vayamos a hacernos una analítica en unos meses y nos llevemos un susto!

Además los beneficios del ejercicio físico son enormes, y se ven muy reflejados en nuestro estado de ánimo, gracias a la liberación de las endorfinas que se producen cuando lo realizamos, y que nos ayudan a combatir la ansiedad. Además, nos va a ayudar a reducir el estrés, así como mejorar nuestra autoestima. ¡Por lo que no existe motivo por el que no realizar ejercicio!


Mejorar nuestra relación con la comida

Es cierto que la cocina está siendo una válvula de escape en esta época, y esto es porque la relación con la comida nos sirve como arma de gestión emocional ante la situación extraordinaria que estamos viviendo.

La reunión social con amigos y familiares, la hacemos alrededor de una mesa, por ello la comida está ligada a nuestras emociones. Recordamos con mucho amor los platos de nuestras abuelas, esos postres que preparaban o esos guisos de tu padre o la lasaña de tu madre… Todo esto que ahora añoramos, nos lleva a coger el delantal para, de una manera u otra, poder darnos ese pequeño capricho emocional.

¿Qué podemos hacer para que no se nos vaya de las manos y acabemos el confinamiento con el disgusto de unos cuantos kilos de más?

Usar la comida como herramienta, dedicarle tiempo a preparaciones más elaboradas, pero siempre saludables: pescados al horno, que requieren su tiempo de cocinado; carnes asadas; cremas caseras; sopas de pescado; legumbres a fuego lento; pasteles de verduras; platos de verdura distintos… Tener tiempo para pensar en el menú semanal y elaborarlo con calma puede proporcionarnos numerosas ventajas.

Para ello, es imprescindible la planificación. Piensa un menú equilibrado, completo, que cubra tanto tus necesidades como las de tu familia, y que sea realista, es decir recetas que sepas que vas a poder elaborar sin dificultad.

Establece un día a la semana para confeccionar tu menú, así tendrás también un día a la semana para ir a la compra y abastecerte de los productos necesarios.

Esperemos que esta situación revierta cuanto antes, y que retomemos nuestra rutina en la mayor brevedad posible, pero mientras tanto, no dudes en aplicar las pautas anteriores: te ayudarán a llevar esta etapa de una manera más saludable y a encontrarte mejor.

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