Especiales

¿Tienen tus ojos los nutrientes que necesitan?

Una dieta adecuada y unos hábitos de vida saludables resultan imprescindibles para promover la salud ocular y retrasar el inicio o la progresión de algunas de estas enfermedades.

Calabazas, salmón, frutos secos y legumbres se encuentran entre los alimentos más recomendados por los oftalmólogos

Carlota García-Ruiz | Miércoles 07 de octubre de 2020
Con motivo de la celebración del Día Mundial de la Visión, que se celebra mañana, 8 de octubre, los especialistas recuerdan que es necesario llevar una dieta saludable para proteger la salud de nuestros ojos.

Cataratas, ojo seco, glaucoma, retinopatía diabética, oclusiones vasculares retinianas y degeneración macular asociada a la edad (DMAE) son patologías muy prevalentes y que dependen de factores diversos, señala el Prof. Luis Fernández-Vega Sanz, director médico del IOFV. Uno de ellos es la dieta, que se añade a la herencia genética, la edad, el consumo de tabaco y el estrés oxidativo. Una dieta adecuada y unos hábitos de vida saludables resultan imprescindibles para promover la salud ocular y retrasar el inicio o la progresión de algunas de estas enfermedades.

Tal como explica Fernández-Vega Sanz, “diversas investigaciones realizadas en nuestra Fundación de Investigación Oftalmológica (FIO) y en otros centros han demostrado que los antioxidantes y determinados nutrientes pueden reducir el riesgo de desarrollar patologías oculares asociadas a la edad e incluso retrasar su progresión”. Los nutrientes son los compuestos contenidos en los alimentos indispensables para la actividad metabólica de nuestras células.

En ocasiones, y siempre bajo la supervisión del oftalmólogo, se pueden prescribir suplementos nutricionales que complementen una alimentación equilibrada, aunque cada caso debe evaluarse con cautela ya que existen riesgos para el paciente.

Vitaminas y otros nutrientes beneficiosos

El consumo de vitaminas C y E, otros antioxidantes y minerales como el zinc pueden reducir la progresión de la DMAE, añade el Dr. Álvaro Fernández-Vega Sanz, director de la Unidad de Retina y Vítreo del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega. Específicamente, según las guías de práctica clínica de la Sociedad Española de Retina y Vítreo (SERV), cuando el riesgo de progresión a formas avanzadas de la DMAE es alto se aconseja un tratamiento combinado con vitaminas antioxidantes (vitamina C y E y betacarotenos) y minerales (zinc y cobre) en forma de suplementos nutricionales.

La vitamina D, esencial para el metabolismo y la absorción del calcio, también se ha asociado con un menor riesgo de desarrollar DMAE. Entre otros alimentos, está presente en salmón, sardinas, caballa, leche, setas y zumo de naranja.

La Dra. Beatriz Fernández-Vega, de la Unidad de Retina y Vítreo del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega, apunta que la utilización de ácidos grasos y omega-3 unido a vitaminas C y E previene el riesgo de progresión de la DMAE. Otras moléculas parecidas a las vitaminas como la coenzima Q10 actúan como importante factor antioxidante y neuroprotector en diferentes patologías retinianas y de nervio óptico.

También las nueces y otros frutos secos, el aceite de oliva y otros alimentos ricos en vitamina E, en combinación con nutrientes como los carotenoides, son elementos de la dieta que pueden reducir el riesgo de desarrollar la forma avanzada de DMAE, además de las cataratas.

La vitamina A, presente en las verduras de color oscuro, amarillo, anaranjado o rojo; el hígado, los huevos y la leche, es una molécula importante para la salud visual, y puede prevenir las cataratas y el ojo seco. Diversos estudios subrayan el posible efecto beneficioso de la suplementación con vitamina A (así como la luteína y los betacarotenos) frente a la progresión de la retinitis pigmentosa, aunque se requieren mayores evidencias que confirmen estas observaciones.

Entre otros beneficios, se ha observado que la luteína y zeaxantina son antioxidantes que pueden mejorar los síntomas del ojo seco y junto con otros nutrientes pueden ralentizar la progresión hacia fases avanzadas de la DMAE. Se encuentran en frutas y verduras, pero a mayor concentración en espinacas, coles, calabaza, pistachos, brécol, maíz, naranja y yema de huevo.

El consumo de ácidos grasos poliinsaturados, en los cuales son ricos pescados como el salmón y las sardinas, y ciertos alimentos de origen vegetal (aceite de soja, nueces y semillas de linaza) es una pauta nutricional que puede ayudar a prevenir el ojo seco y reducir significativamente el riesgo de desarrollar retinopatía diabética.

En paralelo, varios estudios científicos han descrito los efectos antimicrobianos y anticancerígenos de los flavonoides, que pueden contribuir a la disminución del riesgo de enfermedades cardiovasculares. En el ojo pueden ayudar a proteger o retardar la aparición de las cataratas y la degeneración macular. Los flavonoides se encuentran en el té, el vino tinto, los cítricos, los arándanos, las legumbres y la soja, entre otros alimentos.

Zinc y selenio: entre los nutrientes claves

En opinión del Dr. Héctor González Iglesias, investigador principal en la FIO, el zinc y el selenio, “son unos elementos esenciales que pueden contribuir a detener la progresión de la DMAE (forma parte de la formulación recomendada). Además, el zinc tiene efectos beneficiosos sobre el glaucoma y las cataratas, y se encuentra en casi todos los alimentos, si bien destacan las ostras, la carne de ternera, el pavo y los cacahuetes.

Por su parte, el selenio es un elemento esencial u oligoelemento con propiedades antioxidantes, fundamental para la actividad celular, y que en combinación con carotenoides y vitaminas C y E puede reducir el riesgo de progresión de la DMAE a su forma avanzada y por sí solo puede desempeñar un papel protector durante la proliferación de la retinopatía diabética. Se encuentra en multitud de alimentos, entre ellos marisco, nueces, huevos, productos lácteos o cereales, añade el investigador.

Sin embargo, deben evaluarse los riegos de administrar suplementos nutricionales según la dosis y el paciente. Por ejemplo, en pacientes fumadores o exfumadores (menos de ocho años de cese del consumo) no deben administrarse complejos vitamínicos con betacarotenos, ya que aumenta el riesgo de cáncer de pulmón. Además, la vitamina E aumenta el riesgo de fallo cardíaco en pacientes con enfermedades vasculares y el zinc puede producir enteropatía.

Por último, aún existen limitadas evidencias acerca de los efectos beneficiosos de los suplementos nutricionales, por lo que se recomienda una dieta equilibrada y saludable.

DMAE, enfermedad multifactorial

La DMAE es una enfermedad que altera de forma drástica la visión y constituye la principal causa de ceguera irreversible en personas mayores de 65 años. Se trata de una patología multifactorial en la cual, además de la dieta, influyen la edad, el consumo de tabaco y la predisposición genética. En la Fundación de Investigación del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega se han logrado avances científicos relevantes para comprender y tratar mejor esta condición.

Así, como ha explicado el oftalmólogo e investigador Dr. Andrés Fernández-Vega Cueto-Felgueroso, uno de los objetivos clave de los investigadores de la FIO es determinar cómo la luz ultravioleta y la luz azul ejercen sus efectos en el ojo. La luz azul puede dañar las células de la retina11 y es un factor de riesgo añadido de desarrollar DMAE, junto con otras patologías que pueden derivar en ceguera12.

De hecho, está finalizando su Tesis Doctoral en la que investiga la influencia, nociva o beneficiosa, de la luz sobre la retina. "Estamos analizando la posibilidad de desarrollar nuevas estrategias terapéuticas que combinen la menor incidencia de luz perjudicial sobre las células ganglionares de la retina y/o la conversión de la misma en luz de longitudes de onda entre el rojo y el infrarrojo potencialmente beneficiosas para el ojo"

Además, el Grupo de Investigación de Neurobiología de la Retina de la FIO está estudiando cómo el plasma rico en factores de crecimiento (PRGF, por su nomenclatura en inglés), que ya se emplea con éxito en otras patologías oculares, puede contrarrestar el estrés oxidativo no solo mediante su acción regenerativa, sino como agente antiinflamatorio y neuroprotector.

En palabras de la investigadora principal de la FIO Dra. Susana del Olmo: “son varias las evidencias que muestran que el PRGF desempeña un papel importante en la regeneración de tejidos tras un daño. Se trata de un plasma obtenido a partir de sangre del propio paciente, con un alto componente en factores de crecimiento, los principales responsables de la regeneración y proliferación a nivel celular”.

“En la retina, se ha observado que las preparaciones ricas en plaquetas estimulan la producción y migración de las células de Müller de la retina a las zonas dañadas, siendo estas células fundamentales en los procesos de cierre de heridas maculares”, ha explicado la doctora del Olmo.

TEMAS RELACIONADOS: