El frigorífico es el electrodoméstico que más consume de la vivienda. Está conectado 24 horas del día, durante siete días a la semana, y necesita la potencia suficiente como para proporcionar un entorno fresco a lo alimentos. Con la llegada de los días cálidos, suele ser necesario modificar su temperatura para evitar que el contenido se eche a perder; además de conservar mejor los alimentos, también es importante para evitar que el consumo se dispare.
La temperatura del frigorífico depende de muchas variables: si la vivienda está en una zona más o menos cálida, si es un electrodoméstico más o menos eficiente, el tipo y la cantidad de alimentos que contenga...
La creencia de que "a más frío, mejor conservación" no sólo no es cierta, sino que puede hacer que se dispare la factura de la luz y que algunos alimentos se terminen estropeando. En general, el interior del frigorífico debe estar a una temperatura entre 3 y 5ºC; muchos modelos actuales llevan una pantalla donde aparece la temperatura en grados, con la posibilidad de modificarla.
Pero, la mayoría de las neveras van provistas de una rueda magnética, graduada del 1 al 5. Si es el caso de la tuya, estos son los niveles más recomendables:
- Temperatura del frigorífico en verano: si está lleno (lo más recomendable para optimizar el consumo energético), lo mejor es poner la rueda en el 4, o ajustar el termostato a 3ºC.
- Temperatura del frigorífico en invierno: durante la temporada de frío, suele ser suficiente con ajustar la rueda en el número 2 (5ºC).
El congelador forma parte del frigorífico, pero son elementos independientes. Como es lógico, necesita temperaturas mucho más bajas para conservar bien los alimentos almacenados. En este caso, la temperatura óptima se establece en -18ºC; para evitar parásitos o bacterias peligrosas, lo mejor es congelar los alimentos durante 5 días antes de consumirlos. Así evitaremos el temido anisakis del pescado, o la toxoplasmosis que pueden causar algunas carnes.
Estos consejos te ayudarán a mantener una temperatura óptima en tu frigorífico. Pero, si también te interesa reducir el consumo eléctrico, algo fundamental a día de hoy, quédate con estos consejos:
- Elige un modelo de Clase A. La nueva etiqueta energética califica estos electrodomésticos como los más eficientes. Si vas a comprar un frigorífico con la clasificación antigua, los mejores son los A+, A++ y A+++.
- Intenta que tu frigorífico esté siempre bien surtido: gastará mucha menos energía. Procura que los alimentos o envases no impidan la circulación del aire frío, alejándolos del fondo y los laterales Si no sois muchos en casa o no lo utilizas a pleno rendimiento, plantéate cambiarlo por uno más pequeño. A mayor capacidad, más consumo.
- Los frigoríficos no frost evitan la formación de escarcha y hielo en el congelador o el fondo de la nevera. Si el tuyo no lo es, intenta mantenerlo a raya. Descongela la nevera de forma periódica y procura que la capa de hielo no supere los 3 mm de espesor: si no, consumirá hasta un 30% más.
- Evita que a tu frigorífico le dé el sol o que esté cerca de la calefacción.
- La parte posterior de la nevera tiende a llenarse de polvo. No te olvides de ella; una vez al mes, como mínimo, saca el frigorífico de su lugar y pasa el aspirador. Mejorarás su rendimiento y bajarás el consumo.