Hay estudios que señalan que entre el 85 y el 90% de los pacientes que la tienen implantada se muestran altamente satisfechos con los resultados, se volverían a someter a la cirugía y la aconsejarían a otros pacientes con la misma situación clínica.
“Algunos estudios (Atlas de la Disfunción Eréctil en España, realizado por la Asociación Española de Andrología, Medicina Sexual y Reproductiva –ASESA–) señalan que la disfunción eréctil (dificultad para tener y/o mantener una erección) afecta a entre un millón y medio y dos millones de hombres en España, lo que supone una prevalencia de entre el 12 y el 19% de los varones; un problema que se agrava especialmente a partir de los 60 años de edad”, afirma el Dr. Jorge López-Tello, jefe de Servicio de Urología del Hospital Quirónsalud San José.
Las causas de la disfunción eréctil pueden ser múltiples, pero la más frecuente son las intervenciones quirúrgicas en caso de cáncer de próstata o vejiga, las psicológicas y las relacionadas con la salud cardiovascular.
En relación con las intervenciones quirúrgicas en casos de cáncer, señala el Dr. López-Tello, en algunos casos se producen daños en los mecanismos de erección, alterando el correcto desarrollo de la vida sexual de los pacientes y sus parejas.
Dentro de los distintos tratamientos de la disfunción eréctil (fármacos orales e inyecciones intracavernosas, fundamentalmente), las prótesis de pene se configuran como el último recurso terapeútico para aquellos casos en los que el resto de opciones no han conseguido los resultados esperados.
Aunque existen diferentes tipos de prótesis, el modelo más avanzado y el más utilizado es la prótesis hidráulica, que consta de dos cilindros que se implantan en los cuerpos cavernosos del pene, un mecanismo de activación situado en el escroto y un reservorio alojado en la proximidad de la vejiga. A través del mecanismo, y gracias a un sistema hidráulico, se moviliza el líquido contenido en el reservorio entre los distintos componentes de la prótesis para aumentar o disminuir la rigidez del pene.
La intervención quirúrgica para la implantación de la prótesis no suele provocar complicaciones, se realiza a través de una pequeña incisión en el escroto prácticamente imperceptible y habitualmente tiene una recuperación postoperatoria sencilla.
Tal y como asegura el experto, las principales ventajas que ofrecen las prótesis de pene son que tanto la erección como el retorno al estado de flacidez -que se pueden activar a demanda del paciente- son prácticamente idénticos a los fisiológicos y muestran altos índices de satisfacción -algunos estudios ofrecen niveles superiores al 85-90%.
“No podemos olvidar que la disfunción eréctil afecta a la calidad de vida tanto del paciente como de su pareja, por lo que restablecer una vida sexual satisfactoria se asocia a una gran mejoría en su calidad de vida”, concluye el Dr. López-Tello.